14 años de beneficios crecientes y salarios menguantes
“La gente que está en el poder no siempre tiene en mente tu bienestar” (Bart Simpson)
Ya nadie puede negar que es un hecho el pinchazo de la burbuja inmobiliaria que ha primado la especulación y el enriquecimiento desorbitado de unos pocos frente a la posibilidad de un desarrollo económico sostenido, estable y más ecuánime en el reparto de la riqueza. A la salida de este ciclo económico, nos encontramos con una situación muy preocupante para los trabajadores de este país, con cierre de empresas, crecimiento del paro y salarios que hacen difícil la vida diaria por la subida brutal de los productos básicos de consumo (alimentación, transporte, vivienda, etc.).
Como siempre sucede en estos casos de crisis, las recetas de los gurús de la economía van a ir en el sentido ya conocido: contención de la inflación a base de congelar los salarios (los mismos que no pueden subir más allá del IPC en época de bonanza para que no se dispare la susodicha inflación), flexibilización del despido (¿más aún?), recorte de gasto social, etc., etc. Al parecer, no se va a preguntar donde están los ingentes beneficios que algunos consiguieron en los últimos años, a costa de hacer que derechos tan básicos como el acceso a la vivienda se hayan convertido en una cadena perpetua para millones de familias trabajadoras.
En el caso de la Caja, un análisis de los cambios en la estructura salarial llevados a cabo en los años de beneficios record, nos lleva a la asombrosa, o no tanto, conclusión de que, mientras esos beneficios conseguidos con nuestro trabajo aumentaban de forma exponencial (aunque según lo publicado en la prensa, el mérito parecía ser de un sola persona), nuestra situación salarial y nuestras perspectivas económicas sufrían un brutal recorte como resultado de un modelo de gestión cuyo primer objetivo era abrir el abanico salarial por abajo y cerrarlo por arriba (para los trabajadores, no para el equipo directivo, obviamente) rebajando los salarios de los compañeros de nueva incorporación y congelando los de los trabajadores antiguos.
No es casual que para los compañeros incorporados después del acuerdo del 25-01-99 (en Expansión, dos años antes) sea cada día más difícil la adquisición de una vivienda y que nos volvamos a encontrar con situaciones que ya creíamos olvidadas: compañeros que se plantean la opción del pluriempleo para poder mantener una familia (¿Dónde se queda la tan cacareada conciliación de la Vida Laboral y Familiar?)
Las cifras hablan por si solas. Si el 26/04/05 CSI publicaba una circular (In Nómina Véritas), donde se analizaba la nefasta evolución de nuestros salarios durante los 10 años de mandato del actual presidente, la situación desde entonces no ha hecho más que empeorar.
Antes del acuerdo del 25/01/99, todos y cada uno de los trabajadores de la Caja, a partir de los seis años de antigüedad consolidaban un salario que, teniendo en cuenta el IPC de estos años, supondría un 47% más de lo que cobran en la actualidad los compañeros que han ingresado después de este acuerdo y que llevan más de nueve años en la Caja. Subrayamos los conceptos todos y cada uno ya que en aquel entonces, se consideraba que todos aportábamos con nuestro trabajo fuera cual fuera el puesto al que se nos destinaba y salario consolidado ya que al contrario que ahora la progresión económica no se basaba en complementos que pueden ser anulados durante años mediante una decisión arbitraria de la dirección.
Para mayor abundamiento, antes del 25/01/99, la inmensa mayoría de los trabajadores accedían, primero por antigüedad, como lo hizo gran parte del actual equipo directivo, y posteriormente mediante procesos de promoción con exámenes, a categorías superiores que suponían un importante incremento del salario consolidado (cerca del 20%).
Este recorte en los salarios y en las perspectivas de crecimiento salarial para todos y sobremanera para los compañeros ingresados después del 25/01/99, que, a la vista de los datos, sólo puede describirse como brutal e injustificable, se ha visto acompañado con la congelación de los complementos por encima de las tablas salariales de Convenio para los compañeros ingresados antes del 25/01/99 y con la implantación de un sistema de bandas para el denominado cuadro directivo que, utilizando unos supuestos informes “de mercado” elaborados por algunas de las múltiples asesoras externas que se están forrando a base de decir lo que se quiere que digan, han supuesto una importante pérdida de capacidad adquisitiva de los trabajadores afectados.
Resumiendo: mientras la Caja incrementaba año en año sus beneficios, los trabajadores de la Caja hemos ido perdiendo poder adquisitivo y posibilidades de crecimiento salarial. Esta crisis que venimos sufriendo no es culpa de las hipotecas subprime de Estados Unidos, ni de la subida especulativa del petróleo y de los alimentos, sino que es fruto de una voluntad consciente y deliberada por parte del actual presidente de rebajar nuestros salarios y de empeorar nuestras condiciones laborales y salariales. Por otro lado, este cambio para peor de nuestra situación no ha salido gratis: ha habido que pagar asesores internos y externos, consultorías varias, ascensos meteóricos de quienes han rubricado con su firma estos recortes, un equipo directivo cada día mejor retribuido, más numeroso y menos operativo, etc.
Con esta circular, la CSI no pretende dar una visión trágica y pesimista de nuestra situación. Al contrario, creemos que sólo desde el optimismo comprometido y el convencimiento de que las cosas pueden y deber cambiar se debe encarar el trabajo sindical. Sin entrar en una guerra sindical acerca de si son galgos o podencos que solo beneficia a la dirección, creemos que es necesario dejar claros los objetivos estratégicos de nuestra acción sindical, frente a la tentación de usar la crisis económica como disculpa de todo lo malo, igual que anteriormente se utilizaron los beneficios crecientes para tapar cualquier critica a la gestión del presidente.
A nuestro entender, el objetivo estratégico fundamental en esta materia debe ser recuperar lo que esta dirección nos quitó en materia salarial y la equiparación (por arriba, no por abajo como hasta ahora) entre los compañeros ingresados después del 25/01/99 y los más antiguos.
Creemos en aquello tan antiguo y tan vigente de “a igual trabajo, igual salario”. Nos parece que no es mucho pedir. ¿Qué te parece a ti?.
03 de Septiembre de 2008