05 febrero 2009

HAZAÑAS BÉLICAS (LA BATALLA DEL PASIVO)

“Todo Para El Frente” (slogan soviético, 1942)

“Todo Para El Banco de Enfrente” (slogan asturiano, 2009)

Durante los últimos meses hemos vivido una evolución acelerada de los tipos de interés (tanto al alza en un primer momento, como a la baja en el periodo final) que, sumada a la incertidumbre generada por la situación de crisis económica que vivimos y a la tragedia del desempleo que está afectando a un creciente número de nuestros clientes, requiere de un modelo de gestión dinámico, que se adapte a esta situación cambiante con decisiones que nos permitan seguir siendo la entidad líder en Asturias y seguir conservando la relación con los clientes que, basada en muchos años de compromiso y capacidad profesional de los trabajadores de la Caja, es la principal garantía de la estabilidad y el futuro de nuestra entidad.

Aclaramos aquí que, a nuestro entender, la perpetuación en el cargo del actual Presidente tiene más que ver con el apego al sillón y lo que conlleva que con ninguna intención benéfica para la Caja, y mucho menos para los trabajadores y nos planteamos la posibilidad de que, siguiendo la teoría de los grupos de poder asturianos sobre la estabilidad, se suspendan todo tipo de renovaciones de mandatarios en el mundo mundial dado que todo cambio en las cúpulas directivas generaría unas turbulencias sociales y económicas imposibles de soportar. Resumiendo, según la teoría que pretenden aplicar en nuestra Caja, que en EEUU vuelva a mandar Bush y aquí, que vuelva Franco aunque sea de cabo.

Dejando los despachos y las plantas nobles desde las que nos dirigen y volviendo a la vida real de las personas de carne y hueso que son nuestros clientes, nos hemos encontrado últimamente con un grave problema a la hora de competir en materia de tipos de interés del pasivo, ya que las ofertas de la competencia y la falta de herramientas útiles con las que enfrentar dichas ofertas han ocasionado situaciones imposibles de afrontar, a pesar de la lealtad de muchos clientes y de su deseo de seguir vinculados a nuestra Caja. Sin necesidad de poner por escrito cifras y números, todos sabemos de lo que estamos hablando. No es legítimo pretender que en las oficinas retengamos a nuestros clientes cuando no se nos dan los medios ni los mecanismos. No se nos puede enviar a pelear por el pasivo con espadas de madera y escudos de cartón contra una competencia cada vez más agresiva que tiene como principal objetivo restarnos clientes y crecer a costa de la Caja.

La sangría de pasivo y la perdida de clientes que nos supone la falta de iniciativa del equipo directivo (más ocupado, al parecer, en atornillarse a la poltrona que en la gestión de la Caja) no puede sustituirse con la cómoda, pero muy peligrosa cara al futuro, decisión de acudir permanentemente a las subastas del Fondo de Adquisición de Activos Financieros para conseguir liquidez, ahorrándose así parte del interés que tendría que revertir en los clientes. Esto puede ayudar a presentar unas cuentas muy lustrosas, pero podría ponernos en situación de tener que acudir a una subasta de un hipotético Fondo Estatal de Clientes Que Ya No Lo Son Porque Les Pagaban Más En Otro Banco en un futuro no muy lejano.

Aunque pueda parecer baladí, que esta falta de iniciativa de la dirección respecto al pasivo haya tenido lugar en estas fechas aporta un inconveniente añadido: decenas de millones de euros procedentes de los premios de lotería de Navidad del 2007, depositados en la Caja por nuestros clientes se han renovado durante el mes de enero, lo que ha aprovechado la competencia para efectuar ofertas a las que era muy difícil hacer frente, sin que el equipo directivo, a pesar del clamor que llegaba desde las oficinas, se haya dignado responder.

Luego vendrán los cumplimientos e incumplimientos de unos objetivos muy poco objetivos y la angustia de saber que, a pesar de haber hecho todo lo profesional y humanamente posible por evitar fugas de clientes y pérdida de negocio, nos encontramos a expensas de que quienes no cumplen con su obligación de dotarnos de productos competitivos decidan cesarnos o mantenernos en nuestros puestos en base a criterios arbitrarios y caprichosos.

Al margen de la permanencia en el cargo del actual Presidente, circunstancia sobre la cual nuestra postura es pública y notoria, esto no puede seguir así. La Caja necesita un equipo directivo que conozca la realidad en la que nos desenvolvemos y tome decisiones en base a esa realidad, que cambie lo que no funciona en vez de destrozar lo que lleva funcionando más de 125 años, que esté respaldando a los trabajadores y no que tengamos que llevarlos subidos a nuestras espaldas en esta carrera de marathon que es la labor diario en oficinas y departamentos.

4 de Febrero de 2009