08 febrero 2018

El discurso del Consejero Delegado (2): hablar por no callar



El discurso del Consejero Delegado (2):
hablar por no callar

Un escalofriante descenso a los insondables abismos de la hueca cháchara neoliberal

¿Esto es un saqueo? No, es el mercado, amigo
 (Rodrigo Rato, otro privatizador de cajas)

Ayer, coincidiendo con la presentación de los resultados del ejercicio 2017, ha tenido lugar una nueva edición de la conferencia a distancia del Consejero Delegado dirigida a los trabajadores.

Una vez vista la anterior, no esperábamos mucho (más bien nada), de esta nueva charla y, en este sentido, curtidos como estamos de espantos discursivos, no nos ha decepcionado.

Como es sabido, hace años, quienes predicaban la necesidad de la existencia de desigualdades e injusticias como parte inmutable del orden social eran los curas (con muy escasas y honrosas excepciones). Para administrar una supuesta sabiduría superior a la de la plebe a la que se dirigían, predicaban en latín y, como referencia que todo lo justificaba y todo lo explicaba, se escudaban en la voluntad de un dios todopoderoso.

Actualmente, ese nuevo dios ante el que todos debemos arrodillarnos y al que hay que ofrecer todo tipo de sacrificios humanos se llama mercado y, al igual que entonces, sus sumos sacerdotes (economistas, directivos, directivillos y diversos personajes del mismo jaez) se expresan en una extraña jerigonza en la que, sustituyendo los latinajos por palabros en inglés, se persigue el mismo propósito: asombrar a los papanatas, amedrentar a los ignorantes y hacer pasar por ciencia objetiva los argumentos que sólo buscan la defensa de los privilegios de un reducido grupo de personajes.

En eso consistió este nuevo sermón del Consejero Delegado: un monótono discurso, trufado de barbarismos, adornado con un aluvión de cifras y porcentajes de amplio espectro que lo mismo quieren decir una cosa que la contraria en función de los intereses del conferenciante y una continua referencia a la voluntad del mercado como suprema referencia de todo lo hecho y por hacer en Liberbank.

A nuestro entender, hubiera sido más correcto, teniendo en cuenta nuestra situación, sustituir la genérica palabra mercado por la expresión (un tanto más cruda, pero más realista) “los fondos buitre con residencia en paraísos fiscales que, previa invitación, han tomado posiciones en Liberbank para, como su propio nombre indica, especular a corto plazo”.

En todo caso, con ser tan previsible y tan penosa la primera parte de la intervención del Consejero Delegado, en la segunda, destinada a contestar las preguntas recibidas, la absoluta falta de empatía con los trabajadores y clientes hizo un retrato desolador de lo que podemos esperar de quienes nos dirigen.

Sobre una posible operación corporativa no dijo ni que sí ni que no, sino todo lo contrario, en función, nuevamente, de los deseos del mercado, dejó claro que seremos los últimos en enterarnos y vino a decir que, si al final nos venden será también responsabilidad de los trabajadores.

Sobre la posibilidad de homogeneizar las condiciones de los distintos colectivos de trabajadores mantuvo, al igual que ya había manifestado en ocasiones anteriores, que no se podía pretender igualar por arriba las diferentes situaciones salariales y laborales existentes en la entidad. De seguir igualando por abajo, que es lo que lleva haciendo desde siempre, no dijo nada, pero, aun así, se le entendió todo.

Por encima de todo, en este turno de respuestas, hay que destacar varios conceptos que, referidos a trabajadores y clientes, demuestran la falta absoluta de respeto a uno y a otro colectivo.

Respecto a los trabajadores, al parecer el Consejero Delegado considera que bastante tenemos con seguir trabajando como para que haya quien se atreva a preguntar por incentivos y, por otro lado, también considera que, en todo caso, si no estamos contentos aquí, podemos buscar otro puesto de trabajo. Qué original y ocurrente!

Respecto a los clientes, opina que, si siguen (los que siguen) en nuestra entidad es porque están contentos, ya que si no podrían buscar otra.

O sea, que nada de autocrítica ni de evaluación del resultado de las políticas laborales y comerciales llevadas hasta ahora.

A seguir con la política del garrotazo y tentetieso a trabajadores y clientes.

En resumen:

Una nueva pérdida de tiempo para volver a constatar que detrás del habitual discurso vacío y recurrente no hay nada nuevo que merezca la pena ser escuchado.

8 de febrero de 2018

P.D.: Por si fueran pocas las intolerables presiones que estamos sufriendo en el día a día, se suma ahora la nueva amenaza vertida por el Consejero Delegado.

Al parecer, la posibilidad de que nos vendan (con consecuencias nada halagüeñas para nuestros puestos de trabajo, según dejo entrever) depende de la valoración que “el mercado” haga de nuestra eficiencia y nuestra productividad.

El día 6 de febrero, las acciones de Liberbank cayeron un 4,35%.

El día 7, subieron un 9,05%.

¿Estuvimos todos de baja por gripe el día 6 y fuimos eficientísimos el día 7 o será más bien que “el mercado” no tiene nada que ver con la vida real de la gente real por mucho que diga, desde un plasma, el Consejero Delegado de Liberbank?

A ti, ¿qué te parece?

Imagínate a nosotros.