La dirección, en su consabida estrategia
de presionar y tensionar a los trabajadores, nos obliga a dejar constancia de
aceptación explicita de un documento de seguridad que, como es lógico por su
propia naturaleza, no requiere de dicha aceptación para ser plenamente
operativo.
Documento de seguridad:
más presión gratuita e innecesaria
“Si podemos seguir generando tensión
entre los trabajadores,
para que vamos a hacer las cosas
razonablemente?”
Versión propia de la dirección de Liberbank del célebre dicho popular
“Para qué vamos a hablar si podemos
arreglarlo a hostias?”
Recientemente,
la dirección aprobó la actualización del documento de seguridad acerca del uso
aceptable de activos propio de la entidad por parte de los trabajadores del
Grupo Liberbank.
Bueno,
en realidad, ellos se refieren a los “colaboradores” del Grupo Liberbank.
En
la cultiparla neoliberal, no hay trabajadores, hay recursos humanos (como los
robots y las máquinas, pero más prescindibles por obsolescencia) o
colaboradores (gente que venimos de vez en cuando a echar una mano y a los que
la alta dirección, en su inconmensurable generosidad, nos retribuye
monetariamente lo menos que puede legalmente).
En
realidad, lo que hay en Liberbank, no son miles de colaboradores, sino, como en
la Europa de los años 40, algunos colaboracionistas (los sindicalistas de CCOO,
UGT, CSIF y el Sindicato Amarillo STC) que son cómplices permanentes de las
agresiones a los trabajadores por parte de la dirección.
Después
de esta pequeña digresión, necesaria y oportuna a nuestro parecer, volvemos al
asunto que nos toca: la actualización del documento de seguridad y cómo la
dirección nos la hace llegar a los trabajadores y qué pretende que hagamos con
la comunicación que nos envía.
Con
publicar dicha actualización en la Intranet sería más que suficiente para que
todos los trabajadores estuviéramos obligados a conocerla y aplicarla por la
pura lógica de nuestras obligaciones contractuales.
Exagerando
la nota, que se nos la envíe a nuestro correo personal entra dentro de lo más o
menos razonable.
No
contentos con esto, nos indican que hemos de manifestar explícitamente nuestra
aceptación.
Y
es ahí donde surge el problema y las dudas que los compañeros nos plantean: en
una empresa normal, esta exigencia de aceptación tal vez sería anecdótica y
daría para dos chistes en la máquina del café (donde la tuvieran que aquí ya
nos quitan hasta las papeleras), pero Liberbank es todo menos una empresa
normal.
Liberbank
es una empresa con una alta dirección tóxica, que ha envenenado las relaciones
laborales de tal manera que, ante una exigencia de este tipo, muchos
trabajadores se preguntan qué estarán tramando y qué trampa me ponen en esto de
la aceptación.
No
debemos olvidar que, para devolver en (muchas) veces lo que nos quitaron
ilegalmente con el primer ERE fraudulento, obligados por sentencias conseguidas
gracias a la pelea de la CSI, exigieron que se firmase un documento en el que
el trabajador además de admitir el pago a plazos de lo que se le debía, se
comprometía a aumentar la productividad y el rendimiento, como si hasta ese
momento viniéramos a nuestros puestos de trabajo a escuchar la radio y a hacer
crucigramas.
Por
esas anómalas circunstancias en las que vivimos los trabajadores de Liberbank,
no es difícil de entender que, con esa innecesaria exigencia de aceptación
personalizada, lo que pretende la dirección es añadir otro elemento más de
tensión y de preocupación a nuestras vidas, ya demasiado sobrecargadas de la
toxicidad que nos trasmiten día a día de forma deliberada y consciente (sólo de
esa manera puede interpretarse correctamente el lamentable spolier acerca del
próximo ERE fraudulento que nos regaló el Consejero Delegado en su último
videoshow).
Por
nuestra parte, ante las consultas recibidas por parte de los compañeros y
respetando como siempre la opción que quiera tomar cada uno, consideramos que
los trabajadores no debemos caer en esta nueva provocación y no debemos
desgastarnos en peleas inútiles cuando nos quedan tantas por dar (y por seguir
dando, que llevamos mucho tiempo peleando por nuestra dignidad de trabajadores
y de seres humanos) y, consecuentemente, no vamos a promover ninguna campaña
aconsejando no cumplir las instrucciones de la dirección sobre el correo que
nos envían.
En
todo caso, si a raíz de este caso o de cualquier otro, algún compañero recibe
amenazas o presiones, aquí nos tiene para denunciarlas. Como siempre,
aconsejamos guardar correos y grabaciones para poder utilizarlos en su momento.
A
seguir en esta pelea, larga y complicada sin caer en las continuas
provocaciones de la dirección.
28
de agosto de 2019
A
cuatro meses de que finalice el ERE fraudulento en vigor y sin que, de momento,
hayamos entendido la bondad de dicho ERE, defraudando así la fe del Sindicato
Amarillo STC en la capacidad de entendimiento de los trabajadores (mucho más
retardada que la suya, pero existente, al fin y al cabo) cuando nos aseguró
que, con el tiempo, sabríamos apreciar positivamente esta estafa que firmaron
deprisa y corriendo, a espaldas de los trabajadores.
Esperemos
que en estos meses que faltan, mientras hacen ejercicios de calentamiento de
muñeca para la firma del próximo ERE, los sindicalistas amarillos del Sindicato
Amarillo STC se esfuercen mejor en explicarnos las bondades ésas que no somos
capaces de entender.
Es
una pena que no publicitasen en su momento una bondad bastante apreciable de
este ERE fraudulento que estamos sufriendo (para la interesada por lo menos)
como es la posibilidad de que la secretaria General del Sindicato Amarillo STC
se acogiese a la prejubilación gracias al ERE con recortes salariales para
quienes nos quedamos trabajando, que ella misma se encargó de firmar.
Tuvo
que ser la CSI quien informase de esta prejubilación, porque al parecer en el
Sindicato Amarillo STC no abrigaban grandes expectativas sobre la posibilidad
de que los trabajadores la entendiésemos bien.
Esto
tampoco.
A
ver si de aquí al 31 de diciembre consiguen espabilarnos.