Cuestiones varias: consolidaciones, un variable muy muy variable, y qué alegría, qué alboroto, otra experiencia piloto
Mientras esperamos la absorción por parte de Unicaja con los ERES del sector como ruido de fondo, siguen ocurriendo cosas que demuestran que, en Liberbank, las relaciones laborales y la gestión de la dirección son cómo mínimo, absolutamente chiripitiflauticas y muy difícilmente empeorables.
En cualquier empresa medio normal (Cajastur antes de 1995, por ejemplo), la noticia de que una parte del salario variable va a consolidarse, transformándolo en salario fijo, sería recibida con alegría (no con entusiasmo desbordante) por parte de los trabajadores afectados.
Teniendo en cuenta la amarga experiencia en recortes, interpretación torticera y/o incumplimiento de acuerdos y chafarderias varias por parte de la dirección, el hecho de que esa consolidación haya supuesto, en algunos casos, que en la paga normal se cobre menos que hasta ahora, ha disparado las alarmas entre los compañeros, a los que ha habido que tranquilizar recordándoles que, en el cómputo anual, no pueden pagarles menos que lo que estaban cobrando hasta ahora pero eso sí, recomendándoles también la revisión, a final de año, de lo cobrado para verificar que no haya errores ni chapuzas.
Esta inquietud demuestra la lógica desconfianza hacía la dirección por parte de todos los trabajadores y más aún por parte de quienes, por haber accedido a Cajastur después del nefasto acuerdo del 25 de enero de 1.999 (promovido por el actual consejero delegado de Liberbank y firmado por lo más execrable del sindicalismo corrupto de aquella época) llevan desde entonces sufriendo unos recortes injustificables, injustificados e inmorales.
La dirección de Liberbank recoge lo que sembró durante años y tiene, en este sentido, ni más ni menos de lo que se merece.
Esperemos que en Unicaja hayan tomado nota y obren en consecuencia.
Para seguir aportando a la admiración y el apego sentimental que sentimos los trabajadores de Liberbank acerca de nuestra altísima dirección, remiten a los directivos de la red comercial una comunicación (esquema de Retribución Variable primer semestre de 2021) que, en resumen, viene a decir lo siguiente:
Este variable se cobrará cuando, además de la alineación de Júpiter, Saturno y Mercurio y la coincidencia del último número del DNI del interesado con la terminación del Cupón de la Once premiado en el sorteo del día en que se reúna el consejo de administración para aprobar (o no) dicho pago, se cumpla un mínimo del 90% de los objetivos comerciales personales marcados y modificados a voluntad de la dirección y…. (aquí, redoble de tambores)….a cierre de trimestre la ratio de Capital Phased In (quiera decir este nombre de cadena hotelera de medio pelo lo que quiera decir en este caso) se mantenga por encima de la requerida por el BCE a Liberbank para 2021.
Eso sí, ante la obvia facilidad para que se cumplan estas variables y para que los compañeros afectados no se lancen a comprar un chale en la playa con el importe de este variable tan variable, la dirección recuerda: “En cualquier caso, el Consejo de Administración de Liberbank determinará en función de las circunstancias concurrentes que puedan ser consideradas a final del semestre, la conveniencia de realizar o no el abono del incentivo variable asociado al cumplimiento de objetivos.”
Traducido al román paladino: el cobro de este variable variabílisimo dependerá de la libérrima voluntad del Consejero Delegado que, como en ocasiones anteriores, puede recomendarse a sí mismo no pagarlo y, como en ocasiones anteriores, después de una profunda reflexión sobre esa autorrecomendación, decidirse a no pagarlo (o algo así quisimos entender de la trabucada explicación contenida en su última videoconferencia).
En todo caso, ¿lo hacen a propósito para cabrear a más a la gente o son así de torpes?
Lamentable y patético.
La línea habitual, entonces.
Por otro lado, cuando todavía no se conoce el coste del pufo que supuso la compra de unas máquinas futuristas (ni en qué chatarrería acabaron tan estrafalarios cacharros) para que los clientes pudieran ser atendidos en algunas oficinas de manera remota a las que, como tantas otras fallidas ocurrencias de la dirección se le dio una pompa publicitaria desmesurada y un tanto sonrojante, la misma dirección, ocurrente como ella sola, lanza a bombo y platillo una iniciativa para que, con unas simples gafas de cartón preparadas para estos menesteres, los clientes a los que se está echando de las oficinas puedan recrear esa nostálgica experiencia de ser atendidos por personas reales, sustituida en este caso por un monigote virtual bastante mal logrado.
Mejor que las gafas de cartón, ¿no sería, por ejemplo, que cubiertos con una bolsa del LIDL con un par de agujeros para los ojos si hace falta recrear como juego virtual lo que fue durante décadas una experiencia real y cotidiana, permitieran a los clientes acudir al interior de las oficinas para ser atendidos sin límites horarios para las operatorias más comunes por personas de carne y hueso?
No nos iba tan mal en aquella época en la que lejos de hacer lo que todos hacen porque todos los hacen, éramos nosotros, en nuestro territorio, los que marcábamos cómo debían hacerse las cosas en la realidad real y no en estas iniciativas virtuales para papanatas que son improductivas y ridículas.
Lo dicho: a la espera de la absorción y, ya para nota, a la espera de que para los responsables de esta nefasta gestión, sea más que una absorción, una abducción alienígena (que los lleven en un platillo volante hasta Raticulín y los dejen allá).
Que no nos llamen ilusos porque tengamos una ilusión.
Y a seguir en la pelea como hasta ahora.
Por la cuenta que nos trae a todos.
08 de junio de 2021