12 octubre 2021

No sobramos trabajadores, sobran malos gestores

No sobramos trabajadores, sobran malos gestores


Mientras la empresa entrega a cuentagotas la información referida al ajuste de personal, oficinas y departamentos que quiere llevar adelante (y sobre la homologación de condiciones, ni siquiera eso, solamente referencias genéricas e inconcretas), las informaciones que la dirección filtra a la prensa, inciden en dar por sentado un mensaje muy peligroso para los trabajadores que es necesario rebatir.

Una y otra vez insisten en hablar del excedente de personal y en dar por hecho que es indiscutible la necesidad de cerrar centenares de oficinas, liquidar departamentos y reducir plantilla.

Para justificar sus propósitos, esgrimen esos estudios pagados al peso cuya relación con la realidad es pura coincidencia, como bien sabemos los trabajadores que procedemos de Liberbank, gracias a nuestra larga y amarga experiencia bajo el yugo del actual consejero delegado, especialista en dobles y triples contabilidades y en la profusa utilización de ese tipo de informes a medida como justificación de sus recortes fraudulentos.

Lejos de ser necesario para el futuro de Unicaja, este ajuste que viene es un paso más en el proceso de concentración bancaria que se ha llevado por delante decenas de miles de empleos y que ha generado una creciente exclusión de muchos de nuestros clientes.

Vamos hacia un oligopolio bancario y para eso era necesario liquidar las cajas de ahorros, con la ayuda impagable (o no tanto) de los caballos de troya de la privatización que colocaron al frente de las cajas (veáse como ejemplo el caso de la extinta Caja de Ahorros de Asturias).

Este ERE es parte de ese proceso y como tal debemos abordarlo los trabajadores, como una iniciativa que busca ofrecer más rentabilidad a los accionistas (a la fondos buitre con residencia en paraísos fiscales en el caso de Liberbank) y no como una medida necesaria para el futuro de la entidad y de nuestros puestos de trabajo.

Por otro lado, se habla muy poco del proceso de homologación tras la absorción, como si lo único importante fueran las condiciones de salida de quienes puedan y quieran abandonar la entidad.

Hasta el momento de la única homologación de la que tenemos noticia es de la que se ha autoadjudicado el consejero delegado, muy en la línea de su trayectoria (los mandamientos del profesor de universidad pública de provincias devenido en teórico neoliberal se resumen en dos: todo para mí, nada para vos).

Nos preguntamos si, en un rasgo de insólita honradez, propondrá para quienes han sufrido los recortes y la congelación salarial infame que impuso durante su mandato en Cajastur y en Liberbank una subida salarial y un incremento de la aportación al plan de pensiones del mismo estilo de la que se ha regalado a sí mismo.

Una pregunta retórica que se contesta por sí misma, pero que consideramos pertinente.

En todo caso, reiteramos lo que hemos manifestado desde el principio:

Este ERE no es necesario ni mucho menos imprescindible y desde esa perspectiva debe ser abordado en el curso de la negociación.

La homologación de condiciones que, entre otras cosas, deje atrás la caótica e injusta estructura salarial que arrastramos quienes venimos de Liberbank es imprescindible y no puede dejarse en un segundo plano en esta negociación.

Seguiremos informando. 

12 de octubre de 2021

P.D. Esta nueva trapacería directiva de la autohomologación de retribuciones del consejero delegado, aconseja la utilización de un nuevo índice matemático a manejar en el ámbito de las negociaciones laborales: el IDR (Indice de Desfachatez Retributiva)

El Indice de Desfachatez Retributiva se calcula dividiendo el incremento del salario de los altos ejecutivos que llevan a cabo recortes y despidos entre el cabreo de los trabajadores (medido en toneladas) afectados por dichas medidas y elevando el resultado al número de años que llevan aferrados a sus sillones y a su inmorales privilegios los ejecutivos referidos.

Para facilitar la utilización del IDR, se eliminan 552 dígitos y se establece un baremo en el que su valor máximo sería 100 (el resultado de la autohomologación llevada a cabo por el consejero delegado de unicaja) y, de ahí, hacia abajo.

Una nueva herramienta de cálculo necesaria y oportuna, a nuestro modesto entender.