Otro año más sin homologación salarial y otro año más de medidas absurdas
A punto de cumplirse un año de esa lamentable pirueta por medio de la cual lo que iba a ser el Acuerdo de Homologación Salarial se convirtió en el Acuerdo de Discriminación Salarial, la dirección sigue sin abrir un proceso de negociación para poner fin a una situación que, además de injusta e inmoral, supone un lastre permanente en la gestión de la entidad y un agravio comparativo para los trabajadores procedentes de Liberbank y, sobre todo, para quienes accedieron a la Caja de Ahorros de Asturias después del acuerdo del 25 de enero de 1999.
Por mucho que la dirección pretenda mirar hacia otro lado, es imposible mantener en el tiempo esta absurda situación en la que conviven en Unicaja seis estructuras salariales distintas cuando, además, el Acuerdo de Discriminación Salarial es una auténtica bomba de relojería que, de aplicarse en su literalidad, supondría un hachazo adicional para muchos compañeros, cosa que curiosamente (o no tanto) no se han preocupado de aclarar los sindicatos que, aprisa y corriendo y con disculpas lamentables y patéticas, pasaron de reivindicar la homologación salarial a dar por buena in eternis la podrida herencia de la estructura retributiva del menendismo.
Para mayor agravio, la situación en las oficinas de Asturias continúa también en la senda de liquidación que veníamos padeciendo hace años, y, los hermosos discursos y las palabras bienintencionadas de la alta dirección se contradicen día a día con decisiones e iniciativas que no conducen nada más que a seguir perdiendo clientes, cuota de mercado, presencia pública e implicación con la sociedad asturiana, y que constituyen la mejor propaganda para nuestra competencia que se frota las manos con esta estrategia suicida que, por ignorancia o mala fe (terribles alternativas ambas), está desarrollando la dirección de Unicaja en lo relativo a nuestra región.
Como ejemplo de lo dicho, véase esta original idea de que infradotando las oficinas, liquidando puestos de caja, gastando dinero en retirar dispensadores/recicladores , aumentando (más aun) los tiempos de espera y el cabreo de los clientes y saturándonos de presión a los trabajadores, vamos a poder cumplir unos objetivos para cuya obtención, además, no contamos ni con ofertas competitivas ni con la agilidad necesaria en la tramitación de operaciones.
Por si esto fuera poco, en medio de ese desmantelamiento nada disimulado de las oficinas, hoy se nos recuerdan unas medidas de seguridad en la operatoria a las que, por arcaicas y poco operativas, sólo les falta hablar de maravedíes y reales de vellón y exigir las firmas del párroco y del jefe de puesto de la Guardia Civil para reintegros superiores a 50 euros en oficinas de pedanía distinta a la localidad de residencia del cliente.
Muy patético todo esto.
No sabemos en qué estúpida Escuela de Negocios se imparten este tipo de doctrinas tóxicas (al obrero, al cliente y al gorrión, perdigón) que, lamentablemente, está adoptando la dirección de Unicaja pero como trabajadores de oficinas con muchos años de experiencia (entre 18 y 36 años en el caso de quienes trabajamos en Asturias) permítasenos la inmodestia de afirmar que de este tema sabemos bastante y que, a pesar de que nadie se ha dignado preguntarnos (tal vez no estemos a la altura), tenemos claro lo que se debe y sobre todo lo que no se debe hacer, salvo que se pretenda liquidar nuestra presencia en Asturias.
En todo caso, consideramos que, ante estas situaciones, es necesario tomar iniciativas y, a tal efecto, en la convocatoria de reunión del Comité de Oficinas de Asturias para el viernes que viene se ha incluido como punto del orden del día la convocatoria de movilizaciones.
Seguiremos informando.
21 de noviembre de 2024