¿Liquidación por cierre?
SITUACIÓN EN OFICINAS
En los últimos
meses, coincidiendo con la montaña rusa de modificaciones de la situación de
nuestra Caja (fusiones fracasadas, diversos proyectos de banco abortados, privatización
a uña de caballo, etc.) se ha venido acentuando de manera alarmante el
deterioro de la situación en las oficinas, hasta tal punto que da la sensación
de que se pretende exprimir a los trabajadores y clientes hasta llevarlas a una
situación que haga factible su cierre con la disculpa de la falta de
rentabilidad. Como suele ser habitual desde la llegada del actual Presidente,
cualquier hipótesis, por muy disparatada que resulte y por mucho que repugne al
sentido común, no deja de ser factible y, para nuestra desgracia, suele ser la
acertada. Analizaremos en esta circular la situación de las oficinas e
intentaremos establecer las intenciones de la dirección en este proceso de
deterioro nada casual.
Una vez
efectuado el último proceso de prejubilaciones, la plantilla de oficinas se
encuentra bajo mínimos, más aún teniendo en cuenta que se están efectuando
traslados en comisión de servicio de duración desconocida desde dichas oficinas
a servicios centrales. Además, como es público y notorio, la reorganización
acometida con la creación de las UGC, lejos de buscar una mejora de la
eficiencia, sólo pretendía el recorte salarial de los compañeros que realizaban
las labores de director y subdirector, lo que define claramente las prioridades
de la dirección y su escaso interés por la racionalización organizativa de las
oficinas y por la calidad del servicio que se presta a los clientes.
La carga de más
y más tareas burocráticas originadas por las ridículas exigencias de todo tipo
de ficheros y listados cuya única finalidad es generar presión, la distribución
de los puestos de trabajo que, en muchos casos, genera colas desmesuradas de
clientes que llegan a la ventanilla absolutamente indignados después de
periodos de espera que no son aceptables en los tiempos que vivimos, la
política comercial que esta dirección está aplicando con el cobro de comisiones de todo tipo a personas que, en
muchas ocasiones, están en una situación económica muy difícil y que hace que,
cada día, sea cual sea el puesto de trabajo que desempeñemos en la oficina,
vivamos momentos de tensión debido al tono cada vez más agresivo de muchas
reclamaciones por este motivo, la pretensión de que vendamos, a como dé lugar,
productos que la gente no necesita porque la dirección ha decidido, contra toda
lógica, que deben venderse y que van a ser motivo, sin duda, de todo tipo de
problemas en un futuro inmediato, el abandono material de las oficinas, desde
su limpieza a las tareas de mantenimiento de locales e instalaciones, el
lamentable funcionamiento de la red informática, con continuas caídas y cortes
de línea que nos retrotraen a situaciones de hace más de 20 años, son algunas
de las características de este deterioro acelerado de la situación que,
obviamente, tiene responsables y responde a unos intereses muy concretos de
dichos responsables.
A todo este vía
crucis que estamos padeciendo en las oficinas se suman además los recortes
salariales que venimos padeciendo desde hace años, el brutal plan de ajuste que
pende sobre nuestras cabezas desde octubre, la falta absoluta de algo parecido
a una carrera profesional, la arbitrariedad, la mentira y el atropello como
elementos fundamentales de la política de recursos humanos de esta dirección,
y, por si faltaba algo, el anuncio de que cualquier problema penal derivado de
la venta de los mismos productos que ellos pretenden obligarnos a vender
recaerá directamente sobre el trabajador implicado y la invitación a que entre
nosotros nos vigilemos y nos delatemos anónimamente.
Como se ve, un
cuadro que define claramente la capacidad profesional e incluso la altura moral
de quienes nos dirigen.
Una vez definida
la situación, es obligado plantearse la siguiente pregunta: ¿Ocurre todo esto a
pesar de las intenciones de la dirección o sucede porque la dirección quiere
que suceda?
Para nosotros,
como trabajadores que no hablamos de esto precisamente de oídas, es obvio que
este deterioro es absolutamente intencionado y tiene unas causas y unos
propósitos definidos.
Como sabemos,
gracias a la magnifica, profesional y apolítica gestión de nuestro Presidente
(cerramos aquí el modo ironía) Liberbank necesita urgentemente 1.198 millones
de euros para recapitalizarse para que dicho Presidente (profesional, apolítico
y tal y tal) continúe blindado para el futuro y sobre el pasado en su sillón
presidencial y necesita desarrollar un plan de viabilidad a corto plazo que
anime a eso que llaman los mercados (especuladores venidos a más) a participar
en la salida a bolsa de la entidad.
Para todo este
entramado de la liquidación/privatización la necesidad de buscar la
rentabilidad a muy corto plazo pasa obligatoriamente por liquidar el patrimonio
acumulado durante más de cien años de banca honesta y por exprimir a
trabajadores y clientes, sin tener en cuenta el futuro de la entidad a largo
plazo, cosa esta que, como es sabido, no entra dentro de las preocupaciones de
la actual dirección.
Por otro lado,
es bien sabido que para nuestro Presidente somos trabajadores que cobramos
demasiado (no como él, que se merece todos los salarios que percibe y alguno
más que seguramente percibirá en breve), no estamos a la altura de una plantilla
digna de él (nos negamos, de momento, a trabajar por las noches) y, sobre todo,
somos testigos molestos de su trayectoria al frente de la Caja y no nos tragamos el
cuento de que merece el Premio Nobel de Economía por su contribución al
rediseño del panorama financiero universal.
Ahora pretende
aprovechar la coyuntura para, después de rebajarnos considerablemente el sueldo
y enviarnos al paro por una temporada, utilizar la disculpa de la situación de
las oficinas que él mismo está generando para poder liquidarnos a bajo coste y,
en la hipótesis de que la economía remonte y vuelva a necesitarse personal,
aprovechar el empeoramiento de la legislación laboral para contratar
trabajadores con sueldos y condiciones laborales asiáticas.
Un motivo más, por
si fuera necesario, para dar la batalla contra el brutal plan de ajuste que la
dirección presentó en octubre y que, recordamos, se ha negado a retirar.
Por mucho que
algunos desfachatados se empeñen en hacernos creer que se trata de un punto de
partida para una negociación, este plan de ajuste refleja íntegramente los
propósitos de la dirección, que lo presentó en octubre para tenerlo plenamente
operativo en enero de este año, propósito que, debido a varios factores, entre
los que cabe destacar la movilización de los trabajadores de Cajastur, todavía
no ha podido llevar a cabo como era su intención.
Contra lo que
dicen los que creen que a ellos no les van a afectar ni los recortes ni el ERE
ni los despidos (jefes, jefecillos y algún que otro descerebrado a la espera de
promoción), es falso que no se pueda hacer nada contra los deseos del
Presidente y más falso aún que no valga para nada movilizarse en defensa de
nuestro futuro y el de nuestras familias. Lo que no arregla nada es callar y
deprimirse. Preparémonos para dar la batalla contra este atropello, en el
convencimiento de que tenemos la fuerza de la razón y, con la unidad y la
determinación necesaria, podemos tener la razón de la fuerza.
Por el futuro de Cajastur
Contra los recortes y los despidos en la Caja
Por nuestra dignidad profesional y
personal
31 de enero de 2013