11 febrero 2015

Evaluando a los evaluadores



Evaluando a los evaluadores

Por mucho que, con ese rancio lenguaje de manual de autoayuda  pretendan disfrazarla de moderna herramienta de crecimiento y desarrollo profesional, la Evaluación del Desempeño no deja de ser parte de una política de personal arbitraria e injusta, basada en el garrotazo y tentetieso, que es la única que, al parecer, está dispuesta a desarrollar la dirección de Liberbank.

Cuando no se tiene la mínima capacidad moral de liderazgo, cuando se ha llegado a las cúpulas directivas en base a criterios que no tienen nada que ver con la capacidad profesional, sino más bien con las conexiones con lo peor de la política local, regional y nacional, cuando se ha pretendido cobrar el desempleo siendo miembros de un consejo de administración, cuando se encabeza el ranking de demandas por parte de los trabajadores y de los clientes, cuando se aplican a la plantilla sucesivos ERES fraudulentos sin ningún tipo de justificación con recortes salariales inéditos en el sector y con una duración insólita, cuando los miembros del consejo de administración se autoadjudican escandalosas dietas ( 2.500 euros por reunión para residentes en España y 5.000 para residentes en el extranjero), hay que estar muy fuera de la realidad para permitirse el lujo de seguir extorsionando a los trabajadores con este tipo de estrategias y pretender, encima, que nos creamos las supuestas virtudes de este sistema.

Muchos de nosotros llevamos trabajando en esta entidad desde mucho antes de que quienes actualmente la dirigen llegasen a ella. Conocimos una banca honesta que generaba confianza en los clientes y hacía de este oficio algo de lo que sentirse, con sobrados motivos, muy orgullosos. Con ese modelo de banca aprendimos a trabajar y fuimos estableciendo una ética profesional y personal que entiende el compromiso con el cliente y con la entidad como algo inseparable. Justo lo contrario de la política seguida por la actual dirección, que parece dictada por la competencia.

El proceso de liquidación/privatización de nuestras cajas ha demostrado sobradamente la falta de profesionalidad del equipo directivo, cuyos únicos intereses consisten en blindarse en sus puestos para, además de seguir percibiendo dietas y salarios difícilmente justificables por sus trayectorias, evitar el necesario análisis de las decisiones que nos han llevado a la situación actual y sus lógicas consecuencias. 

Resulta por tanto, muy necesario, ante esta nueva artimaña de presión sobre los trabajadores, preguntarse el valor que puede tener un proceso de evaluación dictado por quienes, según sus propias cifras, llevaron a la entidad a declarar unas pérdidas de 1.800 millones de euros en 2012 (sin que todavía no haya dimitido nadie), nos han sometido a dos ERES fraudulentos pendientes de sentencia del Tribunal Supremo, acumulan decenas de fallos condenatorios derivados de denuncias de trabajadores y clientes y han demostrado sobradamente su incapacidad para desarrollar un modelo de gestión que apueste por recuperar la confianza de nuestros clientes y  por rectificar los errores y las decisiones absolutamente equivocadas que nos han llevado a la actual situación.

A nuestro entender, es la labor del equipo directivo de Liberbank la que no superaría ninguna evaluación mínimamente rigurosa. Por lo tanto, el proceso de evaluación con el que pretenden seguir presionando y extorsionando a los trabajadores no tiene ningún valor objetivo y no aporta nada en el terreno profesional o personal.

Seguiremos informando

11 de febrero de 2015