De los aclamados autores de “Privatización
Siniestra”, “Expansión Letal” y “Dos ERES (fraudulentos) y un destino”, llega
Nuevo Plan Comercial: El viaje a ninguna
parte de la dirección de Liberbank
En los últimos
meses, nos hemos visto sometidos a una serie de transformaciones radicales de
nuestra entidad que suponen un nuevo empujón en el proceso de
privatización/liquidación de lo que fueron nuestras cajas.
A la
externalización y la paulatina liquidación de los servicios centrales se han
sumado los cierres y remodelaciones en la red de oficinas como paso previo a la
implantación de un rimbombante y absurdo Plan Comercial cuyo último fin no
puede ser otro que obedecer a los deseos de los especuladores que han tomado
posiciones en el accionariado de Liberbank con intenciones fácilmente deducibles
y que, en todo caso, nada tienen que ver con la consolidación de una política
comercial que, después de todas las zozobras que hemos pasado merced a la
nefasta gestión del equipo directivo, apueste por el mantenimiento de la calidad
del servicio, la cercanía y la empatía con nuestros clientes, única garantía de
un futuro a medio y largo plazo para nuestra entidad y para nuestros puestos de
trabajo.
Según lo que se
deduce de la puesta en práctica de ese Plan Comercial en algunas zonas, las
grandes líneas de este nuevo experimento (en el que una vez más, los clientes y
los trabajadores somos utilizados como involuntarias cobayas), son las siguientes:
La dirección quiere que echemos fuera de
las oficinas a los clientes, forzándoles a utilizar, quieran o no quieran,
tengan la edad que tengan, los cajeros automáticos y la banca a distancia,
cerrando oficinas o privándolas del servicio de caja. Como en tantas cosas similares
(fracasadas en su mayor parte), la dirección pretende ser pionera en este tipo
de muy discutibles iniciativas, para regocijo y alegría de la competencia y sin
que los trabajadores seamos informados de cuáles son los verdaderos propósitos
de esta política que contradice todo lo que, según nuestra experiencia
profesional hay que hacer para afianzar una relación duradera con nuestros clientes,
única garantía de futuro.
La dirección nos aísla más aún de nuestros
clientes, impidiendo que puedan incluso contactar telefónicamente con las oficinas,
mediante la utilización de un Call Center externo que nos sustituye en las
gestiones y consultas telefónicas.
La dirección pretende, mediante la
asignación de cupos de llamadas obligatorias (y se supone que, en breve, cupo
de ventas de productos por ese medio), que contactemos con esos mismos clientes
que quiere que echemos de las oficinas y a los que nos impide atender
telefónicamente para ofrecerles tarjetas, seguros y toda la panoplia de productos
cuya venta, según ellos, debe ser nuestra única prioridad.
Como es fácilmente
deducible, la implantación de un Plan Comercial siguiendo estas premisas, no
nos va a traer nada bueno ni a la propia entidad ni a los trabajadores.
Esto es algo que
no nos extraña. Desde 1995 hasta ahora, la política seguida por la dirección de
Cajastur (ahora dirección de Liberbank) sólo ha respondido a intereses ajenos a
la entidad y a la sociedad asturiana, teniendo como único objetivo la
privatización/liquidación de nuestra caja, un expolio sin precedentes efectuado
a plena luz del día y con las complicidades políticas, mediáticas y sindicales
que han garantizado la impunidad, de momento, de sus autores.
La implantación
de este disparatado Plan Comercial coincide en el tiempo con la revelación (por
causas legales, al superar más del 10% del accionariado de Liberbank) de la
posición que ocupa Oceanwood Capital Management, un fondo buitre, como segundo
accionista del banco, sólo por detrás de la Fundación Bancaria Cajastur.
Es obvio que
este fondo, con sede en Londres y Malta, que en principio se introdujo en
Liberbank mediante el banco suizo USB (Londres, Malta y Suiza, tres paraísos
fiscales, qué casualidad más casual) no viene precisamente a apostar por el
futuro a largo plazo de nuestra entidad.
Por pura lógica,
ni este fondo, ni el dinero mejicano, ni las familias de la oligarquía
asturiana que no tuvo reparo en liquidar la banca regional privada y ahora va a
beneficiarse de la liquidación de lo más parecido a la banca pública que
teníamos vienen a Liberbank a otra cosa que no sea el pelotazo a corto plazo.
No cabe ninguna
duda que, al contrario que los trabajadores o las fundaciones bancarias que
representan a las antiguas cajas que dieron origen a Liberbank, estos
especuladores tienen información de primera mano sobre los planes reales de la
dirección y sobre el verdadero propósito de los vertiginosos cambios que
estamos sufriendo en vivo y en directo.
En todo caso,
una vez más podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que la dirección de
Liberbank está trabajando directamente para el enemigo, mientras sigue
pretendiendo que los trabajadores asistamos como convidados de piedra a esta
nueva vuelta de tuerca en el camino de la liquidación de la entidad en función
de sus particulares intereses.
Por nuestra
parte, continuaremos oponiéndonos a estos planes que ponen en grave riesgo
nuestro futuro como trabajadores.
Por la cuenta
que nos trae a todos.
Seguiremos
informando
27 de noviembre de 2016