No son errores, es mala fe de la dirección
La dirección sabía de sobra el resultado negativo de las pruebas de la integración informática.
La dirección sabía de sobra que poner en marcha esta integración defectuosa en las fechas del cobro de las pensiones añadiría mucha más presión a las oficinas por la modificación del modelo de abono de las mismas.
La dirección sabía de sobra que abordar este cambio paralelamente al cierre de oficinas acumularía en las que permanecen abiertas un volumen de clientes presenciales y un volumen de trabajo que nos pondría a los trabajadores al borde del colapso.
La dirección sabía de sobra que, incluso aunque todo funcionase bien (cosa que, evidentemente, no está sucediendo), los procesos administrativos existentes en Unicaja no pueden llevarse a cabo con la dotación de personal de las oficinas de Liberbank.
La dirección sabía de sobra que el cúmulo de incidencias derivadas de esta chapuza generaría una situación imposible de gestionar razonablemente.
La dirección sabía de sobra que los errores del sistema informático nos trasladarían a las oficinas las quejas y las protestas de los clientes y que seríamos los trabajadores, una vez más, los que tendríamos que soportar diariamente duras situaciones de confrontación mientras esa misma dirección se esconde en sus despachos y, lejos de dar la cara y tomar medidas para resolver este sindiós, se permite la desfachatez de redoblar la presión para el cumplimiento a como dé lugar de sus objetivos comerciales.
A pesar de todo esto, la dirección sigue mintiendo, negando la evidencia y reconociendo solamente “algunas incidencias” (sic) que, además, según ellos, ya han sido resueltas en tiempo y forma.
Si no tuviéramos la amarga experiencia de haber padecido durante años el nefasto modelo de gestión del actual consejero delegado de Unicaja tanto en Cajastur como en Liberbank, podríamos preguntarnos por qué, sabiendo todo eso, la dirección no tomó ni está tomando medidas para resolver una situación que amenaza con reventarnos a los trabajadores.
Lamentablemente, nosotros sabemos de sobra por qué.
Porque a la dirección le importa un bledo lo que nos pase a los trabajadores.
Más bien al contrario, cuanto peor para nosotros, mejor para ellos.
Porque su única ambición es soldar las posaderas a esos sillones tan bien remunerados (ya se encargan ellos de autosubirse el sueldo un 25%, como en el caso del referido Consejero Delegado de Unicaja) a los que llegaron arruinando las cajas de ahorros de las que procedemos y seguir adelante con sus planes y sus compromisos con sus socios del mundo de los fondos buitre.
Porque saben que, a pesar de haber demostrado que entidad que dirigen, entidad que arruinan, las complicidades políticas, sindicales y mediáticas (bien pagadas con dinero ajeno todas ellas) les permiten seguir escalando en ese mundo absurdo donde el trabajo honrado es una mercancía cada vez más devaluada y la falta de escrúpulos es un bien en alza.
Repetimos, porque la situación, lejos de mejorar, continúa empeorando, lo que dijimos en los primeros días de este nuevo Via Crucis que estamos padeciendo:
Estos amargos días nos han confirmado la idea de que, lamentablemente, hemos heredado lo peor de ambos mundos: la pútrida política de relaciones laborales de Liberbank y el sistema informático, muy manifiestamente mejorable (por decirlo suavemente), de Unicaja.
En todo caso, insistimos: Lo fundamental consiste en que tengamos claro que nuestra salud es lo primero.
Ante cualquier ataque de ansiedad o situaciones parecidas, debemos acudir a la Mutua o, en su caso, al servicio de urgencias de la Seguridad Social.En caso de duda sobre estos temas, ponte en contacto con cualquiera de nuestros delegados.
Y piensa que esta gentuza sin escrúpulos que presiona y amenaza no merece vernos reventar.
A seguir en la pelea.
06 de junio de 2022