En la vida de toda persona adulta, tomar una decisión supone un proceso de análisis, reflexión y valoración de distintas posibilidades que, en determinadas situaciones, pueden generar stress y tensiones varias. Seguramente para evitarnos este tipo de males anímicos y existenciales el Director de Recursos Humanos nos comunica vía intranet
“que está previsto proceder a inscribir a todos los Gestores Operativos Comerciales y Gestores Comerciales, así como al personal de todos los puestos técnicos y administrativos no directivos de Servicios Centrales al siguiente curso:
• Pantallas de Visualización de Datos, modalidad on-line, con una carga lectiva de 10 horas.”
Para que nadie pueda poner en duda el respeto que desde la dirección de la Caja se tiene al libre albedrío de los trabajadores y/o para simplificar las tareas de quienes se dedican a las tareas de control y disciplina de la plantilla, el mismo Director de Recursos Humanos nos ofrece generosamente la posibilidad de que
“Todos aquellos que no estén interesados en la realización del mismo deberán de remitir, antes del 19 de diciembre, vía Lotus Notes al correo de Formación, solicitud de no inscripción en el mencionado curso.”
Teniendo en cuenta todo lo que debería hacer y deshacer el Director de Recursos Humanos para que tuviésemos la sensación de que existe algo parecido a una gestión mínimamente profesional en lo relativo a las importantes cuestiones que tiene asignadas, se nos plantean una serie de interrogantes acerca de esta convocatoria formativa:
Si esta formación es obligatoria, ¿No debería la dirección organizar los cursillos presenciales en horario laboral?
¿De dónde se supone que debemos sacar diez horas para dedicarlas a formación On-line?
¿Vamos a cerrar las oficinas durante esas horas?
¿Van a dejar los departamentos de realizar sus labores en ese periodo de tiempo?
¿Se trata una vez más de la consabida estrategia directiva consistente en hacer como que se imparte formación para justificar lo que haya que justificar aunque no tenga nada que ver con la realidad?
Por último: darnos por inscritos a esta supuesta formación y pretender que seamos los propios trabajadores los que, por escrito, manifestemos, en su caso, nuestra voluntad de no realizar esa formación que se define como obligatoria, ¿No resulta una desfachatez un tanto intolerable?
27 de Noviembre de 2009