06 octubre 2014

Las tarjetas opacas del sindicalismo del régimen. No son unos cuantos chorizos, es corrupción generalizada



No son unos cuantos chorizos aislados, es corrupción generalizada
Las tarjetas opacas
 del sindicalismo del régimen

El penúltimo escándalo (no será el último, seguro que no) relativo al saqueo de las cajas de ahorros por parte de esa pandilla de arrebatacapas formada por políticos, dizquempresarios, sindicalistas del régimen y otros vagos y maleantes vuelve a demostrar, por si alguien tenía alguna duda, el grado de complicidad e intereses comunes de unos y otros y vuelve a poner el foco sobre el nivel de corrupción de los aparatos políticos y sindicales de este régimen decadente en el que nos toca vivir.

El caso de Cajamadrid/Bankia es paradigmático de la tarea sucia que, a cambio de lo que estamos viendo (la punta del iceberg de lo que trincaron, legal e ilegalmente, durante años), llevaron a cabo CCOO y UGT como sindicatos mayoritarios en el sector de cajas de ahorros, saqueadas, privatizadas, desguazadas y vendidas al mejor postor con su complicidad activa, que pasa, obviamente, por la firma de los ERES correspondientes.

Para mayor escarnio, los sindicatos del régimen se hacen los sorprendidos, manifiestan a grandes voces su honestidad mancillada por unos pocos ladrones que se les colaron por descuido y prometen comisiones internas de investigación, purgas y toda clase de catarsis en un vano intento de ocultar, una vez más, el grado de descomposición interna al que han llegado y el olor a podredumbre que despide cada una de sus recurrentes traiciones.

Incluso para nosotros, simples trabajadores de cajastur y sindicalistas sin graduación (a mucha honra las dos cosas, por mucho que algunos se empeñen en denigrarlas con su repulsiva actuación) es obvio que este caso no puede reducirse, como la gavilla de forajidos que saquearon las cajas pretende, a un lamentable episodio en que unos pocos delincuentes se llevaron hasta el cepillo de las limosnas sin que nadie se percatara de ello.

Nada de eso, ni mucho menos. Los partidos, sindicatos, organizaciones empresariales y los supuestos representantes de los impositores que estuvieron presentes en los consejos de administración, las comisiones de control y las asambleas generales de la caja sabían de sobra lo que estaba pasando y no le hacían ascos a participar (cada uno en la medida de sus posibilidades de trinque) en el saqueo. Para eso estaban en esos órganos y para eso votaban (salvo honrosas y muy minoritarias excepciones) a favor de todas y cada una de las medidas propuestas por los presidentes de las cajas, convertidos, mediante esa forma gansteril de comprar voluntades con dinero ajeno, en señores feudales de horca y cuchillo no sólo en la Caja, sino en todo su territorio de actuación. En Cajastur también, obviamente, y en Caja Cantabria, y en Caja Extremadura y en CCM….

Las cajas representaban el 51% del sistema financiero español y le estorbaban a la oligarquía financiera. Sus dirigentes las llevaron a la ruina mientras se llenaban los bolsillos propios y los de sus cómplices. Con más de 130.000 trabajadores, centenares de delegados sindicales, decenas (muchas) de liberados, fueron privatizadas sin que, salvo en algunos lugares aislados y por parte de algún sindicato de esos que llaman minoritarios como si fuera un insulto (la csi en asturias, por ejemplo, y al que le pique la autorreferencia, ya sabe lo que puede hacer, que explique dónde más o quién más hizo algo) hubiera ni una sola protesta y sin que se exigieran responsabilidades por parte de CCOO y UGT a los responsables de esta monumental estafa. Esto último es lógico, porque esperar que vayan a comisaría a autoinculparse, supera incluso nuestra reconocida capacidad de confianza en la condición humana. Estos son más de ir a comisaría a denunciar a quienes protestamos contra sus traiciones.

Para la CSI es obvio que el proceso de liquidación/privatización de las cajas se pactó muy arriba y fuera de los límites del sector (los gañanes que representan a CCOO y UGT en nuestras entidades no llegan a ese nivel). También es evidente que hubo un acuerdo entre cúpulas para enterrar la basura resultante de la utilización de nuestras cajas para financiar la corrupción política y la especulación inmobiliaria y para evitar que salieran a la luz todas las barbaridades cometidas por unos y otros con nuestro dinero.

Se pactó la reconversión salvaje del sector (con miles de despidos directos en algunos casos y con recortes salariales brutales y despidos muy poco encubiertos en otros) y los delegados del sindicalismo del régimen en cada caja se encargaron de vender el producto y de proclamar que, una vez más, todos estos sacrificios (de nuestros empleos y de nuestros salarios) los firmaban por responsabilidad y en defensa de nuestro futuro (aunque los trabajadores, que somos un tanto lerdos y muy egoístas según ellos, no les agradezcamos sus esfuerzos y su compromiso con la clase obrera mundial).

Se pactó también, sin duda, el abandono a su suerte de los clientes estafados con las preferentes y la deuda subordinada (que habían aprobado en su momento), dejándonos a los pies de los caballos a los trabajadores (muchos de ellos, también estafados) frente a las legítimas reclamaciones de nuestros clientes, en vez de plantear un frente común de unos y otros para dirigir las protestas contra los responsables del atraco.

Esto que decimos llevamos muchos años afirmándolo. A nosotros no nos sorprende el asunto de las tarjetas opacas y malolientes de Caja Madrid ni toda la basura que sale y que saldrá acerca de lo que han hecho y pretenden seguir haciendo quienes liquidaron nuestras cajas. Como es sabido, estamos intentando que quienes liquidaron y privatizaron Cajastur paguen por ello. No es sencillo, son muy poderosos y cuentan con muchas complicidades políticas, económicas y sindicales, pero por nosotros no va a quedar.

Se lo debemos a nuestra gente, a los compañeros que confían en nosotros, a los clientes a los que queremos poder mirar a la cara y seguir dándoles la mano sin que tengan que correr a contarse los dedos, a nuestras familias que tal vez no entiendan cómo algunos canallas pretenden convertir un oficio del que siempre nos hemos sentido orgullosos en una maña de tahúres y timadores, a tantas buenas personas que están siendo atracadas por estos personajes sin escrúpulos y, egoístas que somos, nos lo debemos a nosotros mismos, que no nos resignamos a vivir de rodillas ni a ir al matadero balando como corderitos.

Por nuestra parte, en ello estamos.

Seguiremos informando.

06 de octubre de 2014

P.D.: tan sabido era el chollo que significaba estar en el consejo de administración de una caja, que el dúo patético del sindicalismo del régimen en Asturias (Pino y Braga, expertos en ERES, traiciones y subvenciones), se asomaban periódicamente a los medios de comunicación exigiendo su presencia (y la de la patronal, que para algo son socios) en el consejo de administración de Cajastur. Con escaso éxito, ya que el cupo de paniaguados estaba completo.

P.P.D.: Obviamente, los trabajadores debemos hacer nuestra reflexión personal sobre la circunstancia de que el sindicalismo del régimen ha podido hacer todo esto gracias a los votos que conseguía (y consigue todavía) en las elecciones sindicales por parte de los propios trabajadores.

A este respecto, señalar que en Cajastur, a pesar de que han pagado electoralmente por sus traiciones (sobre todo en oficinas), se da la curiosa circunstancia de que, hace pocos meses, estos personajes, convenientemente camuflados en una candidatura supuestamente independiente (independiente de quién? de la dirección? qué va) o con las siglas de siempre, han ganado las elecciones en Servicios Centrales y Oviedo OP.

Sobre este particular, para la CSI, que quienes han sido cómplices activos de la privatización de Cajastur (y lo siguen siendo, véase el caso de la externalización del departamento de informática), han firmado los ERES brutales que estamos padeciendo y firmarán los que les pongan delante sin ninguna duda, han pactado con la patronal la movilidad geográfica ilimitada a cambio de prejubilaciones doradas para sus jefes y para los directivos, han permanecido cómodamente atechados mientras otros nos movilizábamos contra todos estos atropellos, y  han pretendido boicotear las iniciativas de movilización que fueran más allá de la comedia pactada entre sus dirigentes y la patronal, ganen unas elecciones, aunque obtengan menos delegados que en convocatorias anteriores, nos suscita la misma opinión que mantenemos acerca de la circunstancia de que PP y PSOE, los partidos de las reformas laborales, las privatizaciones, los recortes sociales y la corrupción sigan, aunque muy desprestigiados ganando las elecciones en este país. Suponemos que será fácil de imaginar. Pues eso.