03 agosto 2017

¿Qué estamos pagando con los recortes salariales?



La Nueva España, Edición de Oriente, 02-07-2017


La Talá como ejemplo

Con los recortes de nuestros salarios estamos pagando la nefasta gestión de Manuel Menéndez y los pelotazos fallidos de la corrupción política y financiera

La Talá constituye un ejemplo claro de cómo funcionaba el esquema de la corrupción política y financiera en la época de la burbuja inmobiliaria: el especulador compraba terreno rústico a precio de terreno rústico, los políticos corruptos recalificaban el terreno de la noche a la mañana para construir urbanizaciones de más o menos postín, el amigo banquero de los políticos corruptos financiaba la compra del terreno y el comienzo de la construcción y los pisos (o chalets) se vendían como pan caliente generando plusvalías ingentes sin arriesgar ni un solo euro propio (para eso estaban los amigos banqueros que ponían el dinero ajeno) que se repartían entre todos los participantes en este tipo de pelotazos tan habituales no hace mucho.

Si la operación especulativa salía bien, a forrarse. Si salía mal, a cargarle el marrón a otros. El viejo esquema de la rapiña: Privatizar las ganancias y socializar las pérdidas.  

Cuando la monstruosa burbuja especulativa de la construcción estalló, los directivos de Cajastur compraron La Talá a los promotores del fallido pelotazo por 47,56 millones de euros, a pesar de la existencia de dos sentencias firmes del TJSA que impedían la construcción en este suelo. En 2013, vendieron estos terrenos al Banco Malo por 17,52 millones de euros, con una pérdida de 30 millones de euros, sin que los responsables de todo este maloliente entramado hayan dado cuentas de los motivos de esta operación que, no siendo en absoluto una excepción (¿cuántos pelotazos fallidos se enterraron con la venta a la SAREB de los activos dudosos por valor de miles de millones de euros?), es, por el contrario, un ejemplo de la nefasta gestión de los directivos de Cajastur devenidos en banqueros de medio pelo por obra y gracia de la privatización/liquidación de nuestra Caja.

En este capitalismo de trileros, la riqueza no se crea ni se destruye, solamente cambia de bolsillos, y alguien tiene que pagar la juerga de los pelotazos (los fallidos y los que llegaron a buen puerto, que esa es otra). En el caso de Cajastur/Liberbank los pagamos los trabajadores con los permanentes recortes a los que estamos sometidos desde hace mucho, demasiado tiempo.

Un motivo más para no firmar recortes salariales injustificados e injustificables a mayor gloria de quienes nos han llevado a esta situación y para recordar que los mismos sindicalistas del régimen que ahora los firman y todavía pretenden que les demos las gracias callaban como ahogados o, peor aún, votaban a favor de todas y cada una de las decisiones de Manuel Menéndez en los órganos de dirección de Cajastur, entre ellas la compra de ese pufo de inenarrables dimensiones que era (y sigue siendo) CCM, mientras nos miraban por encima del hombro a los sindicalistas asilvestrados de la CSI que teníamos la osadía de denunciar el monumental saqueo al que estábamos asistiendo en vivo y en directo.

Que no se nos olvide.

Por nuestra parte, a seguir en la pelea.

Por la cuenta que nos trae a todos

Seguiremos informando.

3 de agosto de 2017