30 agosto 2017

Carta de un excliente de Cajastur



Carta de un excliente de Cajastur publicada en la edición digital de La Nueva España

La relación emocional de los bancos

Esta semana, después de 33 años cancelé todas mis cuentas con la Caja de Ahorros de Asturias. Ayudó su lento servicio y escaso entusiasmo por mantener mi negocio con ellos, y también el hecho de que sea el único de los tres bancos españoles y dos americanos que uso (al trabajar actualmente en Estados Unidos) que tiene unas comisiones de 15 euros trimestrales simplemente por mantener una cuenta activa. 

Estaría dispuesto a pagar eso y más por un banco comprometido con mi tierra, que al fin y al cabo por eso me llevaron mi padre y abuelo a ingresar mis primeros ahorros en esa entidad. Pero a lo que no estoy dispuesto es a colaborar más con un proyecto que ha dejado de ser uno colectivo de los asturianos para convertirse en una empresa desnortada y sin razón de ser: sin la razón de ser de interés público que tan bien cumplió durante tanto tiempo a través de su Obra Social y Cultural, hoy difunta. Y sin interés comercial, al no ser competitiva con otras entidades nacionales.

Frente a una misión cimentadora de la asturianía a través de una atención especial a industrias y proyectos autóctonos, complementada por investigación, museos, publicaciones, becas y atención a mayores de la Obra Social, la Caja ha dejado de tener ningún interés por nada de lo asturiano, desmantelando desde la colección de arte hasta los centros de mayores. Hasta en su nombre parece ahora avergonzarse de su asturianía, camuflándola con el estéril y anglificado Liberbank frente al Cajastur (que nunca se atrevió a ser Caxastur) y domiciliándose en Madrid, junto al Congreso de los Diputados.

Pero lo más grave es que nada de esto es justificable por motivos comerciales. Este banco no es capaz de mantener a clientes con relación emocional y geográfica que los clientes estaban dispuestos a priorizar frente a ofertas de otros bancos. Ello conlleva un natural incremento de la vinculación a través de relación con muchos productos, que aumenta beneficio por cliente y minimiza volatilidad y riesgos. Es obvio que ningún cambio de nombre ni una estrategia estrafalaria de renuncia a sus raíces lo convertirá ni en un banco minorista de éxito en España ni en un tiburón de Wall Street. En cambio, vemos el resultado que otro tipo de banca pegada a las raíces está teniendo en comunidades inmediatamente vecinas. ABanca sigue incrementando su apuesta por Galicia, y con ello su cuota en el mercado en crédito, que es hoy de un 40%, mientras que la de Liberbank en Asturias ha decrecido, estando hoy en un 22%. Algo similar se puede decir incluso del banco de más éxito de España que, siendo privado, lleva el nombre y tiene su sede jurídica en Santander y que, frente al expolio de la colección de arte de nuestra Caja, acaba de inaugurar el Centro Botín de Renzo Piano en la bahía de esa misma ciudad. Y, claro, ese compromiso es claro en los seis mil bancos de Estados Unidos, muchos de ellos "community banks" destinados a servir bien a un área pequeña y un tercio de los cuales tienen una sola oficina. Baste decir que, con una similar ratio por población, a Asturias le corresponderían veinte bancos independientes. El único banco asturiano que queda abandona a sus clientes asturianos y los sustituye por una estrategia nacional/global imposible.

Es trágico ver cómo una vez más una entidad de y para los asturianos es desmantelada, a veces literalmente como se puede ver en sus oficinas desangeladas y vacías. Pero lo más grave es la falta de control sobre ello de las instituciones del Principado. Y es que Liberbank tiene aún hoy por máximo accionista a la Fundación Cajastur, creada de la conversion forzosa de la antigua Caja de Ahorros, y controlada por instituciones históricas asturianas, principalmente la Xunta Xeneral y el Ayuntamiento de Gijón. ¿Qué hacen para asegurarse de que Liberbank trabaja por Asturias? Es imperdonable que no pongan coto a la gestión por parte de administradores (asturianos de pura cepa) que después de más de veinte años en la Caja pretenden convertirse en banqueros internacionales sin haberlo sido nunca mientras juegan con el patrimonio de tantos asturianos: han reducido el valor de su capitalización en mercado desde su salida a bolsa en un 35%. Y que, no contentos con destruir su valor como entidad comercial, no dudan en cerrar todo lo que era la esencia de la Caja, como la Obra Social y Cultural, mientras se suben su sueldo hasta veinte veces más que la inflación en Asturias durante el último año.

Desde luego, para nada valdrá a los asturianos ser dueños de un tercio de Liberbank si no tiene un proyecto credible, centrado en Asturias, que pase por tener propuestas de valor razonables para sus clientes asturianos, apoye a la empresa asturiana y contribuya a construir la identidad y cultura asturianas.

FIN

(Nota del autor: Tengo las fuentes de los datos citados si les interesa)

28 de Agosto del 2017 - Carlos Xabel Lastra Anadón (Cambridge, MA (Estados Unidos)

Por parte de la CSI, manifestar, al igual que lo hacemos siempre que en diferentes ámbitos se plantea el debate sobre qué hacer ante la intolerable gestión de lo que fue Cajastur por parte de la alta dirección de Liberbank, de su Consejo de Administración y de su Consejero Delegado, que la solución, a nuestro entender, no pasa por la cancelación de cuentas (ya que no somos ni los trabajadores ni los clientes los que sobramos) sino por la exigencia de que sean cesados estos nefastos directivos, se investigue todo el oscuro proceso de privatización liquidación de Cajastur y se deriven las responsabilidades a que haya lugar por el saqueo a que fue sometida y se vuelva al modelo de banca honesta  y comprometida que practicaba nuestra caja antes de que los caballos de Troya de la privatización se hicieran con su control merced a sus conexiones políticas y sindicales con lo peor de Asturias.

En todo caso, a seguir en la pelea.

Por la cuenta que nos trae a todos.

30 de agosto de 2017