Más dinero público para regalar nuestras Cajas a la gran banca,
mientras los
trabajadores pagamos la crisis que trajeron otros
Continúa el
sindiós de las fusiones/privatizaciones
Los responsables (de la crisis) pueden
esconderse detrás de todos esos conceptos porque el sistema —ahora sí cabe la
palabra— les ha permitido escudarse detrás de decisiones de órganos tales como
consejo de administración, inacción del regulador, o autorización más o menos
activa de los políticos que deberían haber intervenido en última instancia.
Ésta es otra de las fuentes de la indignación, que al final todos se van a ir
de rositas. Después del banquete les pasan la factura a quienes nunca
estuvieron invitados a participar en él. Y cuando quieren señalar a los
culpables resulta que estos se han desvanecido detrás de las más sofisticadas
estrategias de encubrimiento. A ellos sí que les pegaría llevar esa máscara que
tan célebre ha hecho el grupo Anonimous. ¡Sobre todo por la sonrisa!.
(Banqueros imprudentes, jóvenes desesperados) Fernando Vallespin. El País 10-05-12
Los últimos acontecimientos acaecidos en el turbulento
mundo de las finanzas y las presiones del gobierno para que a uña de caballo,
varias entidades (entre ellas la nuestra) se fusionen deprisa y corriendo,
cuando es público y notorio que ni las actuales fusiones están funcionando ni el
crecimiento a cualquier precio resuelve los graves problemas por los que pasa
el sector, dibujan un futuro complicado a corto y medio plazo.
Lo que si parece haber quedado meridianamente claro es
que el único interés de las actuales cúpulas directivas reside en conservar sus
poltronas y sus sustanciosos salarios y camuflar bajo la socorrida crisis (una
crisis que, según está peculiar teoría, no tendría responsables, sino que sería
algo así como el Anticiclón de las Azores, un fenómeno cuyo origen no tiene ninguna
relación con decisiones humanas) unas gestiones manifiestamente mejorables y
unas decisiones directivas que han contribuido a llevar a las cajas a la
situación actual.
Refiriéndose a lo que nos atañe más directamente,
constatamos que al abandono manifiesto al que estamos sometidos por parte de la
dirección en lo tocante a algo parecido a una estrategia comercial para
afrontar la actual situación se suman una serie de medidas que definen el
modelo de gestión que ha elegido nuestro presidente e identifican claramente a
quienes vamos a pagar esta crisis a la que nos han llevado años de decisiones
erróneas cuyos responsables siguen dirigiendo nuestra entidad. Entre esas
medidas, cabe destacar las siguientes:
Recortes
salariales (pagas de beneficios de febrero y marzo, objetivos, paga 20
-actualmente paga 18 y media-, sustituciones).
Planes de
pensiones cuya necesaria y urgente transformación no se lleva a cabo por falta
de voluntad de la dirección.
Plazas de
director y subdirector que no se cubren desde las prejubilaciones de agosto de
año pasado y marzo de este año, con lo que, aparte de recargar de trabajo y
responsabilidades a los compañeros que asumen esas funciones por
responsabilidad y compromiso con la caja y nuestros clientes, no se pagan las
diferencias salariales que, en su caso, debieran abonarse.
Y todo esto,
con el habitual estilo (garrotazo y
tentetieso) a que nos tienen habituados nuestros directivos desde muchos
años: sin previo aviso, sin negociación y sin justificación alguna.
¿Qué opinas
tú: es una Crisis o es un Atraco?
Nosotros,
date cuenta
En cuanto a la situación general del sector, al futuro
de nuestras entidades y a la lógica preocupación que todos los trabajadores
sentimos, desde la CSI opinamos lo
siguiente:
Lo que
actualmente está haciendo el gobierno, lejos de ser una nacionalización,
consiste, ni más ni menos en utilizar ingentes cantidades de dinero público para
preparar la venta (o el regalo más bien) de las cajas, previa liquidación de
pufos varios y reducción de plantillas, a la gran banca.
Las fusiones
han resultado un absoluto fracaso que no ha solucionado ninguno de los
problemas del sector (al contrario, han acumulado dichos problemas hasta
dotarlos de unas dimensiones astronómicas) y pretender obligar a entidades como
la nuestra que aún no han digerido sus fusiones/absorciones anteriores (véase
como ejemplo de lo que no se debe hacer la compra de CCM) a una fusión a toda
velocidad va a ser causa de nuevos problemas, más aún si se permite que las
actuales cúpulas directivas, cuyo principal interés consiste en salir
beneficiadas en el reparto de poder, continúen con sus particulares planes.
La única
salida a esta situación, a nuestro modesto entender, consiste en la creación de
una banca pública fuerte que funcione en beneficio de la sociedad y no de los
especuladores y las élites financieras que sólo buscan su particular beneficio,
nacionalizando las entidades en las que se inyecte dinero público y apartando
de sus cargos a quienes las dirigen. Es necesario, también a nuestro humilde
entender, que se revisen las actuaciones que nos han llevado a esta situación y
que se exijan responsabilidades legales a quienes las decidieron y a quienes,
desde los consejos de administración y demás órganos de gobierno, aprobaron año
tras año la gestión de las cúpulas directivas de las cajas.
De esa banca
pública que, más tarde o más temprano, deberá crearse, formaremos parte las
cajas de ahorro que ahora estamos inmersas en este oscuro proceso de
privatización. No albergamos ninguna duda de que nosotros volveremos a
conocer la banca honesta en la que estábamos orgullosos de trabajar.
Mientras tanto, nos queda un periodo en que la ofensiva contra nuestros
derechos, contra nuestras condiciones laborales y salariales y contra nuestros empleos por parte de quienes,
después de habernos llevado a esta situación pretenden hacernos pagar por sus
errores mientras ellos se van de rositas, deberá ser enfrentada por todos
nosotros en la convicción de que aquí no sobra ningún trabajador, sólo están de
más los directivos.
Desde la
CSI, en ello estamos
14 de mayo de 2012