Cartas
(no de amor precisamente) de la dirección: sigue la estrategia del palo y la
zanahoria envenenada
Hablemos
claramente: que nos devuelvan lo que nos quitan con los recortes fraudulentos,
que dejen de amenazarnos y que se metan por el orto la miseria de los PPC,s
Desde el principio de la
pandemia y del estado de alarma generado por ésta, ha quedado de relieve la
peculiar valoración que le merecemos los trabajadores a la dirección de
Liberbank en función de nuestro puesto de trabajo, inversamente proporcional a
los riesgos que asumimos en esta difícil situación: a mayor exposición a dichos
riesgos y a las múltiples tensiones que soportamos, menos consideración se nos
tiene.
Curioso ejército este,
donde los mariscales no conocen ni el olor del barro de las trincheras, y en el
que, por encima de cabo primera, todos los suboficiales y oficiales dirigen el
combate desde muy lejos del frente y, además, transmiten desde esa distancia
las órdenes que llegan desde el estado mayor dirigidas a la soldadesca (los
trabajadores de oficinas, mayormente) en un tono imperativo y amenazante
intolerable, más aún en las condiciones actuales.
Válgase como ejemplo de
la valoración que le merece a la dirección nuestra salud física y psíquica el
hecho de que, mientras nosotros estamos exponiéndonos a diario en las oficinas,
los jefes de Zona (y de ahí para arriba) que realizan su trabajo en despachos
sin atención al público han sido destinados desde el principio de la pandemia a
trabajar en la seguridad de su domicilio.
Al parecer, consideran
que los trabajadores de oficinas somos desechables y fácilmente reemplazables,
no así los mandos intermedios y, no digamos ya la alta dirección (estos, según
su propia opinión son no solamente necesarios, sino más bien imprescindibles)
Obviamente, ni en esta
situación ni antes de ella, la dirección ha dado ejemplo de nada bueno, por lo
que no nos sorprende ni nos decepciona esta nueva aplicación de su habitual
lema: haz lo que yo digo, pero no hagas lo que yo hago.
Hoy, después de tantos
días confinados, los jefes de Zona han acudido a las oficinas.
¿Para darnos ánimos?
¿Para anunciar la
retirada de los recortes actualmente en vigor?
¿Para hacer saber que van
a cumplir la sentencia del TSJ de Asturias que, en base a la demanda de la CSI,
anula la congelación de las bandas salariales a los compañeros ingresados en
Cajastur después del 25 de enero de 1.999?
No, no. Esto es
Liberbank, donde a cualquier iniciativa de la dirección hay que, por
experiencia y precaución, concederle la presunción de indecencia.
Los jefes de Zona se
dedicaron a repartir, en sus visitas a oficinas, cartas de apercibimiento a
diferentes compañeros firmadas por el Director de Relaciones Laborales,
escritas en un lenguaje muy amenazador que pretende una vez más, no advertir de
situaciones que deben ser corregidas, sino sembrar un temor generalizado entre
todos nosotros, más aún cuando algunas de esas actuaciones han sido alentadas y
consentidas por la propia dirección dentro de esta loca y, a veces, suicida carrera
en que nos hacen participar con la excusa de los Puntos de Productividad
Comercial (PPC).
Esta remesa de cartas
amenazadoras, repartidas justo en este momento, desvela la profunda hipocresía
de los mensajes laudatorios y un tanto grimosos acerca de lo mucho que aprecia
la alta dirección de Liberbank nuestro esfuerzo en los tiempos de la pandemia,
por si alguien tenía alguna duda (no es nuestro caso, obviamente).
Lo que resulta evidente
es que, con el sistema de auditoría a distancia, la dirección es conocedora en
tiempo real de cualquier práctica que considere incorrecta, más aún cuando les
consta que, como en el caso de las actuaciones tendentes a conseguir el
cumplimiento de los PPC, se mantienen en el tiempo y, como dijimos
anteriormente, tienen el aval tácito o explícito de quienes están por encima de
los trabajadores afectados.
El hecho de que no se
haya advertido en tiempo y forma, ni mediante la intranet ni mediante la
estructura de mando (más bien al contrario, el mensaje era que había que hacer
lo que fuera para cumplir con las exigencias de la dirección) de la
improcedencia de estos actos y se haya esperado para meses después utilizar
esta situación como disculpa para esta nueva campaña intimidatoria, utilizando
a una serie de compañeros como cabezas de turco para intentar amedrentarnos a
todos, habla bien a las claras de la rotunda mala fe de esta dirección que,
incluso a nosotros, no deja de sorprendernos (en negativo, obviamente) cada día
más.
En
todo caso y, respetando, como siempre hacemos, la decisión de cada compañero
desde la CSI recomendamos trabajar como si esta estafa de los PPC que pagan con
una ínfima parte de lo que nos llevan estafando desde hace años no existiera.
No
tenerlos en cuenta ni como amenaza ni como posibilidad de cobrar una lamentable
limosna por la que creen que nos pueden tener dando vueltas y vueltas como un
hámster en su rueda, enfrentados entre compañeros incluso y dejando de lado
nuestra ética profesional y personal.
No
ceder ante el palo, por muy grueso que sea el garrote, ni correr tras la
zanahoria envenenada.
Como ejemplo de que vale mucho
más la pelea colectiva que estos cebos que nos dividen, nos enfrentan y nos
llevan por caminos indeseables, señalar que, sea mediante la fórmula que sea (acuerdos
por la empresa o sentencias judiciales), todos y cada uno de los trabajadores
de Liberbank (incluso aquellos que nos intentan, en vano, desprestigiar ante
los compañeros) van a recuperar las cantidades ilegal e inmoralmente
descontadas mediante el ERE fraudulento de 2013, cantidades en muchos casos
superiores a todo lo que podrán haber cobrado cumpliendo los PPC.
A este respecto, recordamos
que por mucho que se empeñe en mentir descaradamente y en seguir con su
conocida estrategia parasitaria de colgarse medallas por méritos ajenos y
atribuirse capacidades que no posee en absoluto, el Sindicato Amarillo STC no
tuvo nada que ver en ni el enfoque, ni en la preparación, ni en la defensa de
la demanda de la CSI por violación del derecho de libertad sindical que tumbó
el ERE firmado por la dirección, CCOO y UGT y tampoco tuvo nada que ver ese
Sindicato Amarillo STC con la anulación posterior de las medidas unilaterales
dictadas por la empresa previamente a dicho ERE.
Recordamos también (ante
tanta mentira y ante tanta manía de tomarnos por idiotas a los trabajadores por
parte de estos sindicalistas amarillentos) en que, si dichas medidas
unilaterales no hubieran sido anuladas, no hubiésemos tenido posibilidad de
conseguir la devolución de lo descontado por el ERE fraudulento de 2013 y que,
como la propia sentencia de la Audiencia Nacional y el propio recurso de
Liberbank rechazado por el Tribunal Supremo señalan, fue la CSI el único
sindicato que reclamó en la mesa de negociación la documentación contable que
la empresa no facilitó, lo que justificó la anulación de dichas medidas en base
a la demanda presentada por nuestro sindicato.
En todo caso, a seguir en
la pelea por los derechos de todos.
Con más motivos que nunca
después del atropello de hoy y con el mismo empeño de siempre.
Por la cuenta que nos
trae a todos.
11 de junio de 2020
P.D. : la urgencia de denunciar lo
que nos está pasando retrasa, pero no anula, las necesarias aclaraciones a la
última circular amarillenta con más trampas que una película de Fu Manchú.
En breve: Las últimas mentiras del Sindicato Amarillo STC. ¡Qué cansino es el
cuñadismo sindical!