El deficiente sistema de cita previa
está generando situaciones intolerables en las oficinas
Coronavirus: No es ignorancia ni
desconocimiento, es la endémica mala fe de la dirección
Como
ya habíamos denunciado desde un primer momento, las evidentes insuficiencias de
la estrategia de atención al público fijada por la dirección, que nos obliga a
asumir las tareas de teleoperadores y de guardias de seguridad, están generando
unas situaciones de tensión, crispación, amenazas verbales y conatos de
agresiones físicas en las oficinas que, acumuladas día tras día y sin que se
vislumbren cambios que pongan fin a este anómalo estado de cosas, ponen en
grave riesgo nuestra salud tanto física como mental.
Desde
la CSI, tanto en nuestras circulares como mediante la actuación de nuestros
delegados de prevención y nuestras intervenciones en el Comité de Seguridad y
Salud hemos reclamado a la dirección una solución urgente a este grave
problema, al igual que hemos denunciado y exigido soluciones a las múltiples
deficiencias de las medidas tomadas ante la pandemia.
Lejos
de tomar medidas que pongan fin a esta explosiva situación que estamos
padeciendo, la dirección notificó hace tiempo que los 10 minutos de atención
por cliente en ventanilla que teníamos asignados en un primer momento debían
reducirse justo a la mitad, y los 30 minutos de atención en mesa debían
reducirse a 20 por cada cliente. Por lo visto, desde los despachos blindados a
donde no llegan las tensiones de la vida diaria, consideran que los
trabajadores de oficinas tenemos una innata tendencia a la vaguería y a la perdida
de tiempo que ellos, en base a su infinita sabiduría y su inconmensurable
capacidad de trabajo, deben corregir para evitar que nos mal acostumbremos.
¡Qué
personajes tan patéticos!
Al
parecer, la alta dirección de Liberbank (individuos e individuas que no saben
lo que es atender a un cliente ni en ventanilla, ni en mesa ni en ningún
sitio), consideran que los trabajadores de oficinas estamos para eso: para
aguantar los desplantes y las faltas de respeto de los unos (ese pequeño pero
muy molesto grupo de impresentables que creen que quienes atendemos al público
no tenemos ningún derecho y que el mundo gira alrededor de su miserable ombligo)
y de los otros (esos directivos que, respecto a nosotros y nuestro trabajo,
creen lo mismo que los clientes groseros y faltosos).
El
tiempo transcurrido desde que se denunció por nuestra parte lo que ocurre en
las oficinas (y lo que puede acabar ocurriendo si se sigue incrementando el
nivel de tensión) indica claramente que la falta de cambios en el muy
deficiente sistema de cita previa no es fruto del desconocimiento de la
dirección acerca de lo que sucede, sino de su endémica mala fe.
Sin apuntarnos a ninguna teoría de la
conspiración, pero sin olvidar la trayectoria de quienes nos dirigen, parece
claro que a la dirección no le importa que haya cada día más presión, más
faltas de respeto, más insultos y más amenazas contra los trabajadores de las
oficinas.
Más bien al contrario, ya que, desde
siempre, una de las estrategias de la dirección de Liberbank ha sido
enfrentarnos con los clientes, para que las tensiones generadas por su nefasta
gestión repercutieran en nosotros, haciéndonos pagar así la osadía de pelear
por nuestros derechos y de oponernos a sus atropellos.
No
es difícil relacionar esta situación que estamos padeciendo con las amenazas
vertidas por el consejero delegado con relación a la demanda contra los
recortes salariales fraudulentos actualmente en vigor que próximamente (14 de
julio) se juzgarán en la Audiencia Nacional.
Según
sus palabras, una sentencia que anulase dichos recortes “tendría
consecuencias”.
Al
parecer, ya las está teniendo por anticipado.
Por todo esto, desde la CSI hacemos
directamente responsables al consejero delegado y al consejo de administración
de Liberbank de lo que está pasando y de lo que pueda pasar en las oficinas a
causa de la situación generada por el actual sistema de cita previa cuyas
deficiencias conocen sobradamente tanto uno como otros.
Seguiremos
informando
6
de julio de 2020
P.D.:
El lamentable episodio de las cartas entregadas por los jefes de zona a un
grupo de compañeros ha servido para poner de manifiesto, una vez más, la falta
de escrúpulos del Sindicato Amarillo STC y su tradicional estrategia de
parasitar el trabajo ajeno y de tomar por idiotas a los trabajadores.
Dichas
cartas son entregadas el 11 de junio a los compañeros afectados.
El
mismo día 11, desde la CSI publicamos una circular denunciando los hechos (“Cartas, no precisamente de amor, de la
dirección”) y nos pusimos en contacto con varios de los compañeros
afectados para conocer el contenido concreto de la carta recibida por cada uno
de ellos, con vistas a analizar las acciones legales pertinentes.
El
14 de junio, en otra circular (“Los
trabajadores de oficinas somos desechables”) hacíamos alusión a las cartas
citadas y al irregular papel de Auditoria Interna en ese maloliente asunto.
El
17 de junio publicábamos otra circular (“Cartas
de apercibimiento: negligencia y mala fe por parte de la dirección”) en la
que, entre otras cosas, reproducíamos el correo enviado por nuestra parte a
Relaciones Laborables exigiendo la información necesaria acerca de dichas
cartas para emprender las acciones legales pertinentes en defensa de los
compañeros que las recibieron.
El
18 de junio, una vez analizados los datos de las cartas entregadas por los
jefes de zona y comprobada la coincidencia en los textos y la ausencia en ellas
de los elementos, tanto de forma como de fondo, que pudieran constituir la
notificación de una falta, publicamos una circular (“Las cartas entregadas el día 11 no son sanciones ni pueden figurar en
el expediente de los compañeros afectados”) que, volviendo a insistir en la
injusticia de ese nuevo atropello por parte de la dirección, aclaraba el
alcance de las referidas cartas e intentaba tranquilizar a los compañeros
afectados, muy preocupados por la posibilidad de que la dirección pudiese
utilizarlas como antecedente acumulable para sanciones posteriores, como había
afirmado, muy suelto de cuerpo y muy falto de escrúpulos, alguno de los
jefecillos que salieron de su confinamiento hogareño para cumplir esta
lamentable misión. Igualmente, reproducíamos en esta circular el correo que
remitimos a Relaciones Laborales informándoles de la imposibilidad de
considerar sanciones las cartas referidas.
Mientras
la CSI hacía esto, ¿Qué hacía el Sindicato Amarillo STC?
El
día 16 de junio los sindicalistas amarillos del Sindicato Amarillo STC salían
(momentáneamente) de su confinamiento para publicar una circular titulada ¿Héroes? ¿Villanos? en la que, sin
nombrar para nada la entrega de las cartas por parte de los jefes de zona,
recordaba, al igual que lo hacía la dirección en dichas cartas “que se debe
cumplir la normativa y el código ético vigente” (como si los trabajadores
necesitásemos que tanto unos como otros nos lo recordaran).
Ante
el monumental cabreo de algunos de los afectados, afiliados a dicho Sindicato
Amarillo, por su pasividad y su silencio cómplice, y utilizando el típico
cinismo de siempre, el día 19 de junio (al día siguiente de que la CSI
informase de la imposibilidad de considerar sanción las cartas remitidas a los
trabajadores por la dirección) los sindicalistas amarillos del Sindicato
Amarillo STC distribuían un mensaje de whatsapp con el siguiente texto:
“Buenos
días, en relación con las cartas de apercibimiento recibidas por algunos
compañeros, os informamos que desde el sindicato hemos enviado un escrito a
Relaciones Laborales solicitando que no constituyan una falta leve para ninguno
de ellos”
Hemos
esperado a que desde el Sindicato Amarillo STC publicasen una circular
explicando su muy particular versión de los hechos y se autoconcedieran las
habituales medallas por su “rigurosa” actuación, pero al parecer, la maniobra
parasitaria es tan evidente que no hay manera de venderla y lo que pretenden es
correr un estúpido velo acerca de este lamentable episodio.
En
vista de esta curiosa (o no tanto) ausencia de explicaciones, nos toca, una vez
más, poner de manifiesto la patética actuación de la UTI (Unión Temporal de
Intereses) que se escuda tras las siglas del Sindicato Amarillo STC.
En
breve: Las últimas mentiras del Sindicato
Amarillo STC. ¡Qué cansino es el cuñadismo sindical!