06 julio 2020

Coronavirus: No es ignorancia ni desconocimiento, es la endémica mala fe de la dirección


El deficiente sistema de cita previa está generando situaciones intolerables en las oficinas

Coronavirus: No es ignorancia ni desconocimiento, es la endémica mala fe de la dirección

Como ya habíamos denunciado desde un primer momento, las evidentes insuficiencias de la estrategia de atención al público fijada por la dirección, que nos obliga a asumir las tareas de teleoperadores y de guardias de seguridad, están generando unas situaciones de tensión, crispación, amenazas verbales y conatos de agresiones físicas en las oficinas que, acumuladas día tras día y sin que se vislumbren cambios que pongan fin a este anómalo estado de cosas, ponen en grave riesgo nuestra salud tanto física como mental.

Desde la CSI, tanto en nuestras circulares como mediante la actuación de nuestros delegados de prevención y nuestras intervenciones en el Comité de Seguridad y Salud hemos reclamado a la dirección una solución urgente a este grave problema, al igual que hemos denunciado y exigido soluciones a las múltiples deficiencias de las medidas tomadas ante la pandemia.

Lejos de tomar medidas que pongan fin a esta explosiva situación que estamos padeciendo, la dirección notificó hace tiempo que los 10 minutos de atención por cliente en ventanilla que teníamos asignados en un primer momento debían reducirse justo a la mitad, y los 30 minutos de atención en mesa debían reducirse a 20 por cada cliente. Por lo visto, desde los despachos blindados a donde no llegan las tensiones de la vida diaria, consideran que los trabajadores de oficinas tenemos una innata tendencia a la vaguería y a la perdida de tiempo que ellos, en base a su infinita sabiduría y su inconmensurable capacidad de trabajo, deben corregir para evitar que nos mal acostumbremos.

¡Qué personajes tan patéticos!

Al parecer, la alta dirección de Liberbank (individuos e individuas que no saben lo que es atender a un cliente ni en ventanilla, ni en mesa ni en ningún sitio), consideran que los trabajadores de oficinas estamos para eso: para aguantar los desplantes y las faltas de respeto de los unos (ese pequeño pero muy molesto grupo de impresentables que creen que quienes atendemos al público no tenemos ningún derecho y que el mundo gira alrededor de su miserable ombligo) y de los otros (esos directivos que, respecto a nosotros y nuestro trabajo, creen lo mismo que los clientes groseros y faltosos).

El tiempo transcurrido desde que se denunció por nuestra parte lo que ocurre en las oficinas (y lo que puede acabar ocurriendo si se sigue incrementando el nivel de tensión) indica claramente que la falta de cambios en el muy deficiente sistema de cita previa no es fruto del desconocimiento de la dirección acerca de lo que sucede, sino de su endémica mala fe.

Sin apuntarnos a ninguna teoría de la conspiración, pero sin olvidar la trayectoria de quienes nos dirigen, parece claro que a la dirección no le importa que haya cada día más presión, más faltas de respeto, más insultos y más amenazas contra los trabajadores de las oficinas.

Más bien al contrario, ya que, desde siempre, una de las estrategias de la dirección de Liberbank ha sido enfrentarnos con los clientes, para que las tensiones generadas por su nefasta gestión repercutieran en nosotros, haciéndonos pagar así la osadía de pelear por nuestros derechos y de oponernos a sus atropellos.

No es difícil relacionar esta situación que estamos padeciendo con las amenazas vertidas por el consejero delegado con relación a la demanda contra los recortes salariales fraudulentos actualmente en vigor que próximamente (14 de julio) se juzgarán en la Audiencia Nacional.

Según sus palabras, una sentencia que anulase dichos recortes “tendría consecuencias”.

Al parecer, ya las está teniendo por anticipado.

Por todo esto, desde la CSI hacemos directamente responsables al consejero delegado y al consejo de administración de Liberbank de lo que está pasando y de lo que pueda pasar en las oficinas a causa de la situación generada por el actual sistema de cita previa cuyas deficiencias conocen sobradamente tanto uno como otros.

Seguiremos informando
 
6 de julio de 2020

P.D.: El lamentable episodio de las cartas entregadas por los jefes de zona a un grupo de compañeros ha servido para poner de manifiesto, una vez más, la falta de escrúpulos del Sindicato Amarillo STC y su tradicional estrategia de parasitar el trabajo ajeno y de tomar por idiotas a los trabajadores.

Dichas cartas son entregadas el 11 de junio a los compañeros afectados.

El mismo día 11, desde la CSI publicamos una circular denunciando los hechos (“Cartas, no precisamente de amor, de la dirección”) y nos pusimos en contacto con varios de los compañeros afectados para conocer el contenido concreto de la carta recibida por cada uno de ellos, con vistas a analizar las acciones legales pertinentes.

El 14 de junio, en otra circular (“Los trabajadores de oficinas somos desechables”) hacíamos alusión a las cartas citadas y al irregular papel de Auditoria Interna en ese maloliente asunto.

El 17 de junio publicábamos otra circular (“Cartas de apercibimiento: negligencia y mala fe por parte de la dirección”) en la que, entre otras cosas, reproducíamos el correo enviado por nuestra parte a Relaciones Laborables exigiendo la información necesaria acerca de dichas cartas para emprender las acciones legales pertinentes en defensa de los compañeros que las recibieron.

El 18 de junio, una vez analizados los datos de las cartas entregadas por los jefes de zona y comprobada la coincidencia en los textos y la ausencia en ellas de los elementos, tanto de forma como de fondo, que pudieran constituir la notificación de una falta, publicamos una circular (“Las cartas entregadas el día 11 no son sanciones ni pueden figurar en el expediente de los compañeros afectados”) que, volviendo a insistir en la injusticia de ese nuevo atropello por parte de la dirección, aclaraba el alcance de las referidas cartas e intentaba tranquilizar a los compañeros afectados, muy preocupados por la posibilidad de que la dirección pudiese utilizarlas como antecedente acumulable para sanciones posteriores, como había afirmado, muy suelto de cuerpo y muy falto de escrúpulos, alguno de los jefecillos que salieron de su confinamiento hogareño para cumplir esta lamentable misión. Igualmente, reproducíamos en esta circular el correo que remitimos a Relaciones Laborales informándoles de la imposibilidad de considerar sanciones las cartas referidas.

Mientras la CSI hacía esto, ¿Qué hacía el Sindicato Amarillo STC?

El día 16 de junio los sindicalistas amarillos del Sindicato Amarillo STC salían (momentáneamente) de su confinamiento para publicar una circular titulada ¿Héroes? ¿Villanos? en la que, sin nombrar para nada la entrega de las cartas por parte de los jefes de zona, recordaba, al igual que lo hacía la dirección en dichas cartas “que se debe cumplir la normativa y el código ético vigente” (como si los trabajadores necesitásemos que tanto unos como otros nos lo recordaran).

Ante el monumental cabreo de algunos de los afectados, afiliados a dicho Sindicato Amarillo, por su pasividad y su silencio cómplice, y utilizando el típico cinismo de siempre, el día 19 de junio (al día siguiente de que la CSI informase de la imposibilidad de considerar sanción las cartas remitidas a los trabajadores por la dirección) los sindicalistas amarillos del Sindicato Amarillo STC distribuían un mensaje de whatsapp con el siguiente texto:

“Buenos días, en relación con las cartas de apercibimiento recibidas por algunos compañeros, os informamos que desde el sindicato hemos enviado un escrito a Relaciones Laborales solicitando que no constituyan una falta leve para ninguno de ellos”

Hemos esperado a que desde el Sindicato Amarillo STC publicasen una circular explicando su muy particular versión de los hechos y se autoconcedieran las habituales medallas por su “rigurosa” actuación, pero al parecer, la maniobra parasitaria es tan evidente que no hay manera de venderla y lo que pretenden es correr un estúpido velo acerca de este lamentable episodio.

En vista de esta curiosa (o no tanto) ausencia de explicaciones, nos toca, una vez más, poner de manifiesto la patética actuación de la UTI (Unión Temporal de Intereses) que se escuda tras las siglas del Sindicato Amarillo STC.

En breve: Las últimas mentiras del Sindicato Amarillo STC. ¡Qué cansino es el cuñadismo sindical!