Ayer
tenía que haberse celebrado una reunión de la Comisión de Igualdad, de la que
formamos parte la empresa y todos los sindicatos que, por haber sido votados
por los compañeros, tenemos presencia en los comités de la entidad.
Dicha
reunión no pudo llevarse a cabo porque, al igual que lo hicieron en la última
reunión de la Comisión de Relaciones Laborales, los directivos de SUMA-T y UGT
manifestaron su intención de que una serie de sindicatos (entre los que, obviamente,
se encuentra la CSI) no pudieran participar en dicha comisión.
Con
la que esta cayendo (y, sobre todo, con la que nos está cayendo a los
trabajadores de las oficinas de Asturias) resulta llamativo que estos chiringuitos
sindicales que han sido cómplices de multitud de atropellos de la empresa
(desde el 99 hacia adelante, pasando por el ERE actualmente en vigor) se
dediquen a torpedear las reuniones con la excusa de que “la presencia de todos
los sindicatos podría generar inseguridad jurídica ante cualquier decisión
adoptada en dichas reuniones” (sic).
Eso
dicen, sin ponerse colorados ni nada.
La
costumbre de mentir se les ha hecho hábito.
Lo
tienen fácil: que presenten una demanda (de verdad, no de esas que presentan en
periodo electoral para retirarla una vez que ya han tenido lugar las
votaciones) para que los trabajadores podamos apreciar, sentencia mediante, si
la presencia de todos los sindicatos en las mesas de negociación crea “inseguridad
jurídica” o, por el contrario, sería la discriminación sindical la que
generaría la posibilidad de anular cualquier acuerdo adoptado en esas
condiciones.
Recordamos
que el ERE del 2013 se tumbó porque la CSI presentó una demanda por haber sido
excluida (junto con otros sindicatos) en la negociación real (la que llevaban a
cabo entre bambalinas los sindicatos mayoritarios y la empresa).
Parece
mentira que UGT, que fue condenada junto con la dirección de Liberbank por este
atropello al derecho a la libertad sindical no recuerde este monumental bofetón
que recibió por discriminarnos y quiera, una vez más, volver a las andadas.
Y
parece mentira que el sindicato amarillo y parasitario STC, luego CIC y ahora
SUMA-T no recuerde que, a pesar de que no tuvo nada que ver con la demanda que
tumbó ese ERE, todavía en estas últimas elecciones sindicales en las oficinas
de Asturias, seguía presumiendo de que ellos habían sido los que habían
conseguido la anulación de dicho atropello.
Lo
dicho: una patética pareja de aparatos sindicales a los que lo que menos les
importa es lo que nos está pasando a los trabajadores y que, con su actitud,
está haciendo el mejor servicio posible a la dirección.
Ellos,
a lo suyo: quieren intimidad en sus tratos con la empresa, sin testigos
molestos que puedan denunciar sus componendas y sus tradicionales bajadas de pantalones
a costa de los derechos de los trabajadores.
Nosotros,
a lo nuestro: a seguir en la pelea por los derechos de todos.
22
de marzo de 2023
En
la fallida reunión de la comisión de igualdad, se destacó en su exigencia de
que abandonáramos dicha comisión el número dos de la lista para oficinas las elecciones de oficinas
de Asturias del sindicato amarillo y parasitario SUMA-T que, al parecer, es el representante de esta franquicia aquí.
Es
entendible: en toda fusión de aparatos sindicales, como en la de cualquier estructura
empresarial, los mandos intermedios hacen méritos ante sus jefes para mantener
su estatus.
Habían
dado por hecho que iban a ganar las elecciones en las oficinas de Asturias y
que iban a borrar del mapa a la CSI y, en base a eso, efectuaron una sucia y rastrera
campaña electoral que les deparó un resultado adverso.
Ahora,
el número dos de la lista del sindicato amarillo y parasitario SUMA-T en oficinas de
Asturias, ante una posible reestructuración del aparato burocrático en el que
se han integrado, ve peligrar la situación de liberado de la que goza desde
hace años, apartado del trabajo en la oficina en la que figura asignado
y donde ni está ni se le espera.
Es
normal que sobreactúe en su papel de sindicalista feroz para intentar
revalidar esa cómoda situación personal en la que no hay agobios de ningún tipo
y que procure hacer lo que sea para evitar la bíblica maldición del trabajo que
nos afecta a los demás.
Es
normal, pero muy patético.
Ese
es el nivel de estos personajes.