En el vuelo de Asturias a Málaga, hemos coincidido con un nutrido grupo de representantes de la Fundición Bancaria Cajastur, convenientemente pastoreados por exmiembros del equipo directivo (entre ellos, un exsindicalista que, como pago a la firma del acuerdo del 25 de enero de 1999, escaló a puestos muy por encima de su escasa capacidad profesional).
Durante el viaje, aunque nos separaban muchos asientos, nos pareció oír cómo les recordaban la forma en que debían votar, las exclamaciones espontáneas que debían proferir durante la intervención del Consejero Delegado (excelso!!, inconmensurable!!, No te vayas nunca!!!...) y la cadencia de los aplausos y los cánticos de alabanza al informe de gestión.
De otras cosas, como de la localización del patrimonio artístico propiedad de Cajastur no les oímos comentar nada.
Así son.
Mañana, más.