19 agosto 2013

Basado en un hecho real



Basado en un hecho real

Fecha: sábado, 17 de agosto
Hora: 10 de la noche
Lugar: tradicional restaurante zona de El Fontán (Oviedo)

En dicho restaurante, coinciden en distintas mesas un altísimo ejecutivo de Cajastur/Liberbank (sí, ese que estás pensando) y un trabajador de la Caja afectado por el recorte del 60% del salario a raíz de la componenda entre la dirección y los sindicalistas traidores de CCOO y UGT. 

En un momento dado, el trabajador se acerca a la mesa del ejecutivo y le hace entrega de una botella de sidra prácticamente vacía indicándole que, con el recorte de salario que le había practicado el susodicho directivo, no podía invitarle a nada más. Le entrega también un breve escrito en el que le comentaba la imposibilidad económica de invitarle a nada más y los motivos de esa imposibilidad, además de recordarle el lema reivindicativo: “Liberbank: Eres, recortes y despidos para los directivos”. Previamente, el trabajador había preguntado si le conocía, a lo que el personaje en cuestión había respondido que no.


Una vez entregado el obsequio, el trabajador se dispone a marcharse y, cuando está a la altura de la puerta, el directivo le desafía a que se acerque para “comentarle una cosa”. La cosa que quería comentar era que “tal mal no estarás, cuando todavía puedes estar aquí”. Obviamente, partiendo de este nivel, la discusión se va caldeando, tomando parte en ella los acompañantes del directivo y mostrándose particularmente agresiva la acompañante de éste que por motivos económicos no muy edificantes ha sido noticia de prensa hace unas semanas. Después de un vivo debate acerca de los recortes para unos y la pasta gansa que se llevan otros, seguido con atención por los clientes que llenaban el local y tras la intervención de los camareros y el dueño del restaurante, se  puso fin a la discusión, no sin que, antes de ausentarse, el referido ejecutivo se dirigiese por dos veces al trabajador nombrándole por su nombre y sus dos apellidos (al parecer, ahora sí lo conocía, mira tú que cosas), y tachándole de imbécil. 

Resumen: Después del atraco al que nos someten a trabajadores, clientes y ciudadanos en general, todavía van por la vida con esa intolerable prepotencia y se creen que los afectados nos vamos a morder la lengua a la hora de decirles lo que opinamos de ellos. Craso error. Al igual que hizo el compañero, sin dejarse provocar ni perder el control de la situación, es bueno que, vayan donde vayan, les recriminemos su actitud y les obliguemos a sentir vergüenza (en el hipotético caso de que la tuvieran, cosa improbable por lo que vemos). 

Seguiremos informando.