Tocata y fuga de la secretaria
general de STC
A su manera, hipócrita y farisaica,
tenían razón: con el tiempo vamos comprendiendo las bondades del ERE
fraudulento actualmente en vigor
Hace escasas fechas abandonó la
entidad la secretaria general de STC, al acogerse a la modalidad de baja
incentivada (prejubilación) contemplada en el ERE fraudulento actualmente en
vigor.
Dicho ERE, firmado el 21 de junio de
2017 por CCOO, UGT, CSIF, STC y la Candidatura Independiente de Servicios
Centrales de Asturias y Oviedo OP, combina condiciones de salida para trabajadores
nacidos hasta 1959 con recortes salariales y movilidad geográfica ilimitada
para quienes seguimos trabajando en la entidad.
Ya en su momento, desde la CSI
denunciamos la actitud absolutamente intolerable de quienes, en la mesa de
negociación del ERE, estaban siendo cómplices de la dirección en su estrategia
de firmar deprisa y corriendo estos nuevos recortes, ahorrándole a la dirección
no solamente 27 días del periodo legal de negociación, (algún dirigente
sindical manifestó que había que firmar ya porque se iba de vacaciones) sino
también la necesidad de justificar dichos recortes en base a documentación
contable susceptible de ser analizada y el desarrollo de una negociación real
en la que los trabajadores tengamos algo que opinar y algo que decidir.
En las reuniones celebradas en Madrid
previamente a la firma de este ERE, STC demostró sin dejar lugar a ninguna duda
que, por motivos que en ese momento sospechábamos y ahora se confirman
plenamente y que, obviamente, no tienen nada que ver con la defensa de los
derechos de los trabajadores, iba a cumplir su papel de cómplice de la
dirección en esta nueva estafa a nuestros salarios y a nuestros derechos.
Contradiciendo sus anteriores
actuaciones (“estos son mis principios, a buen precio los cambio por otros”),
STC boicoteó la iniciativa que planteamos varios sindicatos de Liberbank para
constituir una mesa de negociación separada de CCM dado que en ese tiempo
éramos entidades distintas con distintas situaciones y distintas realidades.
Igualmente, frente a la propuesta de
la CSI de espaciar las reuniones para permitir la celebración de asambleas de
trabajadores a los que trasladar las propuestas de la dirección, plantear
alternativas y, en todo caso, consultar la decisión acerca de la firma, la
secretaria general de STC, haciendo los méritos correspondientes, apoyó a la
dirección en su intención de liquidar el proceso a la mayor brevedad posible,
actitud sólo entendible si lo que había que firmar ya estaba atado y bien
atado.
Para nuestro (muy relativo) asombro
el argumento de la secretaria general de STC para acortar el periodo legal de
consultas mediante reuniones consecutivas y protocolarias que evitasen el
engorroso proceso de dar explicaciones antes de firmar, cuando todavía los
trabajadores pueden decidir, era que “ir y venir a Asturias es muy cansado”.
Tal cual, ese es el nivel.
Realmente, hay que reconocer que la realidad
era demasiado cruda y descarnada como para manifestarla en público: la empresa
había ampliado el rango de edad de quienes se podrían acoger a las prejubilaciones contempladas en
el nuevo ERE desde los nacidos en 1956, 1957 y 1958 (como figuraba en la
propuesta inicial) hasta los nacidos en 1959, justo el
año de nacimiento de la secretaria general de STC (por pura casualidad,
obviamente).
Ante una oferta tan generosa, sin
necesidad de consultar a los trabajadores afectados por los recortes contenidos
en el ERE que podríamos no valorar lo suficiente su impagable (tal vez este no
sea el término más adecuado, pero bueno) esfuerzo en defensa de nuestros
derechos, nuestros puestos de trabajo y nuestro futuro, la secretaria general
de STC procedió a firmar el ERE actualmente en vigor mediante el que la
secretaria general de STC se marcha de la entidad y nos deja de recuerdo a
quienes nos quedamos el recorte en nuestros salarios y la movilidad geográfica ilimitada.
Las condiciones de prejubilación de
este ERE que financiamos con nuestros recortes consisten en el cobro de una
cantidad calculada en base a un porcentaje del salario a percibir hasta el
cumplimiento de los 63 años, lo que en el caso de los directivos actuales y de
quienes consolidaron elevados salarios en la época en que, como la secretaria
general de STC, eran jefazos en Cajastur y formaban parte importante de esa UGT
que firmaba traiciones como el acuerdo de 25 de enero de 1999 para rebajar
drásticamente los sueldos de los nuevos compañeros (la mayoría de la plantilla
en Asturias hoy en día) supone una magnífica manera de darse a la fuga con el
riñón bien cubierto después de haber sido cómplices activos de todos los
atropellos que venimos sufriendo los trabajadores.
Para mayor escarnio, una vez firmado
el ERE, STC publicó un par de circulares autojustificativas que baten records
de desfachatez y de falta de respeto a la inteligencia de los trabajadores.
Dichas circulares formaban parte de
la cansina campaña de autobombo sobre su titánica labor en las mesas de
negociación, su acreditada capacidad de análisis contable y financiero, su
saber hacer y su saber decir, su manifiesta superioridad intelectual y todas
esas numerosas cualidades que, por si los demás no somos capaces de apreciar,
ellos mismos se encargan de repetir una y otra vez.
Ante el entusiasmo perfectamente
descriptible detectado en sus accidentadas visitas a oficinas con la intención
de ser moralmente recompensados por la firma del ERE, desde STC interrumpieron
abruptamente esa anunciada serie de circulares explicativas del acuerdo que
habían firmado que, a pesar de todo, nos dejaron dos perlas discursivas que no
nos resignamos a dejar de consignar:
Para nadie es una buena noticia la firma de un ERE. Así, como si el ERE fuese un
fenómeno meteorológico sin responsabilidad humana alguna y, además, se hubiese
firmado solo y en STC se hubieran enterado por la prensa. Una mentira rotunda
además, ya que para la dirección, para los directivos prejubilables y para
negociadores de su propia prejubilación como la secretaria general de STC, la
firma de este ERE fue una buenísima noticia. Nos consta.
Con el tiempo, los trabajadores comprenderemos las bondades del ERE (y, cómo no, el indudable acierto de
la secretaria general de STC al firmarlo). Aquí hemos de reconocer que es
cierto lo que dicen, aunque no exactamente como lo dicen. Lo correcto sería…. con el tiempo, los trabajadores
comprenderemos las bondades del ERE para algunos de los firmantes, entre ellos,
la secretaria general de STC. En todo caso, para que no podamos decir que
mienten siempre, ahí queda esta involuntaria verdad como excepción a la regla.
Más allá de esta escandalosa
actuación , que transciende la anécdota personal para definir ese modelo de
sindicalismo traidor en beneficio propio y en perjuicio de los trabajadores que
tantos desmanes ha cometido en los últimos tiempos, lo sucedido posteriormente
en torno a los recortes adicionales al ERE y lo manifestado tanto por parte de
STC como por parte de la candidatura independiente de servicios centrales de
Asturias y Oviedo OP (del Rojo al Amarillo) acerca de esos atropellos, pone de
relieve una vez más la absoluta falta de escrúpulos a la hora de intentar
disfrazar su evidente complicidad con la dirección.
Conociendo los antecedentes de la
dirección, si con la firma del nuevo ERE se hubiese pretendido limitar los
recortes salariales a los contenidos en dicho ERE ¿no tendría que haberse hecho
constar así en el acuerdo que firmaron?
¿Por qué, ya que iban a firmar el ERE
con los recortes que quería la dirección ni STC ni la candidatura
(supuestamente) independiente exigieron que figurase un párrafo limitando esos
recortes a los que figuran en el ERE?
¿Lo daban por supuesto?
¿Estaba implícito en el acuerdo?
¿No se acordaron y tenían prisa por
firmar?
¿Les daba pereza?
¿Los engañó (una vez más) la
dirección?
¿Pretenden engañarnos (otra vez más)
con el patético y gastado cuento de que la dirección les engañó de nuevo?
¿Nos toman por idiotas?
¿Nos toman por cretinos?
¿No se les cae la cara de vergüenza?
A ti, ¿qué te parece?
Imagínate a nosotros
En todo caso, a seguir en la pelea.
Por la cuenta que nos trae a todos
23 de julio de 2018