28 agosto 2019

Documento de seguridad: más presión gratuita e innecesaria


La dirección, en su consabida estrategia de presionar y tensionar a los trabajadores, nos obliga a dejar constancia de aceptación explicita de un documento de seguridad que, como es lógico por su propia naturaleza, no requiere de dicha aceptación para ser plenamente operativo.

Documento de seguridad:
 más presión gratuita e innecesaria

“Si podemos seguir generando tensión entre los trabajadores,
 para que vamos a hacer las cosas razonablemente?”
Versión propia de la dirección de Liberbank del célebre dicho popular
“Para qué vamos a hablar si podemos arreglarlo a hostias?”

Recientemente, la dirección aprobó la actualización del documento de seguridad acerca del uso aceptable de activos propio de la entidad por parte de los trabajadores del Grupo Liberbank.

Bueno, en realidad, ellos se refieren a los “colaboradores” del Grupo Liberbank.

En la cultiparla neoliberal, no hay trabajadores, hay recursos humanos (como los robots y las máquinas, pero más prescindibles por obsolescencia) o colaboradores (gente que venimos de vez en cuando a echar una mano y a los que la alta dirección, en su inconmensurable generosidad, nos retribuye monetariamente lo menos que puede legalmente).

En realidad, lo que hay en Liberbank, no son miles de colaboradores, sino, como en la Europa de los años 40, algunos colaboracionistas (los sindicalistas de CCOO, UGT, CSIF y el Sindicato Amarillo STC) que son cómplices permanentes de las agresiones a los trabajadores por parte de la dirección.

Después de esta pequeña digresión, necesaria y oportuna a nuestro parecer, volvemos al asunto que nos toca: la actualización del documento de seguridad y cómo la dirección nos la hace llegar a los trabajadores y qué pretende que hagamos con la comunicación que nos envía.

Con publicar dicha actualización en la Intranet sería más que suficiente para que todos los trabajadores estuviéramos obligados a conocerla y aplicarla por la pura lógica de nuestras obligaciones contractuales.

Exagerando la nota, que se nos la envíe a nuestro correo personal entra dentro de lo más o menos razonable.

No contentos con esto, nos indican que hemos de manifestar explícitamente nuestra aceptación.

Y es ahí donde surge el problema y las dudas que los compañeros nos plantean: en una empresa normal, esta exigencia de aceptación tal vez sería anecdótica y daría para dos chistes en la máquina del café (donde la tuvieran que aquí ya nos quitan hasta las papeleras), pero Liberbank es todo menos una empresa normal.

Liberbank es una empresa con una alta dirección tóxica, que ha envenenado las relaciones laborales de tal manera que, ante una exigencia de este tipo, muchos trabajadores se preguntan qué estarán tramando y qué trampa me ponen en esto de la aceptación.

No debemos olvidar que, para devolver en (muchas) veces lo que nos quitaron ilegalmente con el primer ERE fraudulento, obligados por sentencias conseguidas gracias a la pelea de la CSI, exigieron que se firmase un documento en el que el trabajador además de admitir el pago a plazos de lo que se le debía, se comprometía a aumentar la productividad y el rendimiento, como si hasta ese momento viniéramos a nuestros puestos de trabajo a escuchar la radio y a hacer crucigramas.

Por esas anómalas circunstancias en las que vivimos los trabajadores de Liberbank, no es difícil de entender que, con esa innecesaria exigencia de aceptación personalizada, lo que pretende la dirección es añadir otro elemento más de tensión y de preocupación a nuestras vidas, ya demasiado sobrecargadas de la toxicidad que nos trasmiten día a día de forma deliberada y consciente (sólo de esa manera puede interpretarse correctamente el lamentable spolier acerca del próximo ERE fraudulento que nos regaló el Consejero Delegado en su último videoshow).

Por nuestra parte, ante las consultas recibidas por parte de los compañeros y respetando como siempre la opción que quiera tomar cada uno, consideramos que los trabajadores no debemos caer en esta nueva provocación y no debemos desgastarnos en peleas inútiles cuando nos quedan tantas por dar (y por seguir dando, que llevamos mucho tiempo peleando por nuestra dignidad de trabajadores y de seres humanos) y, consecuentemente, no vamos a promover ninguna campaña aconsejando no cumplir las instrucciones de la dirección sobre el correo que nos envían.

En todo caso, si a raíz de este caso o de cualquier otro, algún compañero recibe amenazas o presiones, aquí nos tiene para denunciarlas. Como siempre, aconsejamos guardar correos y grabaciones para poder utilizarlos en su momento.

A seguir en esta pelea, larga y complicada sin caer en las continuas provocaciones de la dirección.

28 de agosto de 2019

A cuatro meses de que finalice el ERE fraudulento en vigor y sin que, de momento, hayamos entendido la bondad de dicho ERE, defraudando así la fe del Sindicato Amarillo STC en la capacidad de entendimiento de los trabajadores (mucho más retardada que la suya, pero existente, al fin y al cabo) cuando nos aseguró que, con el tiempo, sabríamos apreciar positivamente esta estafa que firmaron deprisa y corriendo, a espaldas de los trabajadores.

Esperemos que en estos meses que faltan, mientras hacen ejercicios de calentamiento de muñeca para la firma del próximo ERE, los sindicalistas amarillos del Sindicato Amarillo STC se esfuercen mejor en explicarnos las bondades ésas que no somos capaces de entender.

Es una pena que no publicitasen en su momento una bondad bastante apreciable de este ERE fraudulento que estamos sufriendo (para la interesada por lo menos) como es la posibilidad de que la secretaria General del Sindicato Amarillo STC se acogiese a la prejubilación gracias al ERE con recortes salariales para quienes nos quedamos trabajando, que ella misma se encargó de firmar.

Tuvo que ser la CSI quien informase de esta prejubilación, porque al parecer en el Sindicato Amarillo STC no abrigaban grandes expectativas sobre la posibilidad de que los trabajadores la entendiésemos bien.

Esto tampoco.

A ver si de aquí al 31 de diciembre consiguen espabilarnos.