Las oficinas, al borde del colapso
Los trabajadores, a punto de reventar
No es la pandemia, es la nefasta gestión de la dirección
Cuando todavía no habíamos recuperado un mínimo de sosiego después de haber aguantado al pie del cañón durante la durísima primera ola de la pandemia, superando a base de esfuerzo y sacrificio las chapuzas, las improvisaciones y la falta de rigor de una dirección para la cual, más que trabajadores esenciales somos elementos fácilmente prescindibles, sufrimos ahora un recrudecimiento de la tensión que tenemos que soportar en el día a día debido a las últimas actuaciones de esa misma dirección que, como siempre, está a lo suyo: a defender sus sillones y sus salarios inmerecidos pase lo que pase y caiga quien caiga(siempre que los que caigan sean trabajadores, obviamente).
Sin aumentar la dotación de trabajadores en activo, se reabren oficinas, se nombra especialistas en fondos de inversión y seguros para asignarlos a oficinas donde ni por asomo existe necesidad de dichas especialidades y prohibiendo que trabajen en nada que no sea la venta de esos productos, no se cubren las bajas por enfermedad, se presiona a los compañeros en esa situación para que pidan el alta voluntaria y, por parte de los jefes de zona (bien resguardaditos del virus salvo para llevar cartas de reprimenda a los compañeros) se continúa apretando a las oficinas para que, en medio de esta caótica situación, hagamos más esfuerzos aún para inflar las estadísticas que el Consejero Delegado necesita para intentar conservar ese puesto en la futurible entidad resultante de la hipotética fusión con Unicaja.
En cuanto al nombramiento como especialistas en seguros y en fondos de inversión, resaltar que a dichos compañeros no se les ha dicho nada acerca de un lógico incremento salarial ni a corto ni a medio plazo, con lo que, en algunos casos, al ser trasladados a una oficina más distante de su lugar de residencia que aquella en la que trabajaban hasta su nombramiento, pierden dinero por ser especialistas.
Esto, algo totalmente ilógico en cualquier empresa medianamente normal, es lo habitual en Liberbank: nombramiento que supone pérdida económica por el traslado que conlleva e imposibilidad de renunciar a él bajo amenaza de ser incluido en esa lista negra de “trabajadores poco comprometidos con la entidad” que los jefes de zona invocan continuamente como fuente de su autoridad (la única, además, ante la obvia imposibilidad de ejercer ninguna autoridad moral por motivos que no necesitamos explicar al ser de sobra conocidos).
En referencia a esas estadísticas que en Liberbank son pura ciencia ficción desde hace años, vaya como ejemplo el caso de los correos que recibimos al inicio y al final de nuestras vacaciones indicando que durante dichas vacaciones pasamos a teletrabajo (sic).
Toda una muestra de que, una vez pasado cierto nivel de bochorno y desvergüenza, cualquier desatino es válido si se amolda a los deseos de la alta dirección.
Y todo un ejemplo de que la dirección de Liberbank miente a todas horas y en todos los lugares (tribunales, organismos de control de la administración, mesas de negociación, medios de comunicación …)
Ante esta situación en las oficinas, recordamos a los compañeros que salvaguardar la salud física y psíquica es fundamental para todos nosotros y para toda nuestra gente.
Recordamos también que, a la dirección, nuestra salud y la de nuestra gente le importa entre muy poco y nada, cosa fácilmente demostrable por el trato que nos dispensan.
Aquí no cabe la pregunta ¿No se dan cuenta que vamos a reventar?
La pregunta correcta sería ¿Les importa algo que reventemos?
O más atinadamente aún ¿Están interesados en que reventemos?
Preguntas que, en base a nuestra amarga experiencia, se responden solas.
En todo caso, una demostración más de que esta dirección no se merece ninguna lealtad ni ningún respeto por parte de los trabajadores.
Por nuestra parte, a seguir en la pelea.
19 de octubre de 2020
P.D.: como era de esperar, la dirección anunció, dentro del plazo legal, la presentación de un recurso ante el Tribunal Supremo contra la sentencia de la Audiencia Nacional que anuló los recortes fraudulentos a los que estamos sometidos desde enero de este año, prolongación de los recortes fraudulentos que llevamos sufriendo desde 2013.
Sería lógico que suspendieran la aplicación de dichos recortes mientras se dirime dicho recurso (que más allá de prolongar la devolución de lo descontado ilegalmente no tiene mayor recorrido) para no acumular como deuda a los trabajadores lo que se nos sustraiga desde el momento de la sentencia de la Audiencia Nacional hasta el del rechazo del TS.
Pero poca lógica y mucha menos justicia se puede esperar de quienes tienen la desfachatez de amenazarnos con despidos si los tribunales nos dan la razón en nuestras reclamaciones, como hizo el Consejero Delegado en varias de esas videoconferencias cuyo fin último no acabamos de entender, salvo el que sea reafirmarnos en nuestra convicción de que el cargo (y el salario) le vienen demasiado grandes.
En todo caso, hagan lo que hagan, recomendamos lo mismo de siempre: calma, serenidad y cartuchos al cañón.