¿El cretino siempre tiene la razón?
De unos años a esta parte, paralelamente a la pérdida de derechos colectivos e individuales por parte de los trabajadores, ha venido en aumento el empoderamiento de ese personaje artificial conocido como el cliente que, según las sagradas escrituras del consumo “siempre tiene la razón”.
En nuestro caso, cabe decir que esa propiedad absoluta de la razón y del derecho al atropello lo comparte con el Consejero Delegado de Liberbank y, por delegación (válgase la redundancia y la repugnancia), con algunos directivillos de medio pelo que combaten sus justificadas frustraciones personales mediante el conocido procedimiento de machacar hacia abajo mientras obedecen sumisamente a los de arriba.
Quienes trabajamos cara al público conocemos de sobra a este sector de la sociedad (muy minoritario afortunadamente) que va por la vida atropellando a los demás, creyéndose el centro del universo y dando lecciones no solicitadas de cómo deberíamos hacer nuestro trabajo.
Una de las grandes mentiras acerca de esta pandemia, junto con el mantra del Resistiré y sus patéticos videos (muy supuestamente) motivacionales ha sido la idea de que “íbamos a salir mejores”.
Nada más falso en el caso de estos patéticos personajes.
Quien era un idiota antes de la pandemia, mantiene (o incrementa) su grado de idiotez en la actualidad.
Algunos argumentos que utilizan, tan patéticos y trillados como siempre:
“donde pago, cago”
Muy propia esa afición por las heces, pero sería conveniente que viniese defecado, duchado y, ya para nota, con el desodorante puesto, ya que no nos pagan la toxicidad como concepto salarial.
“vosotros cobráis gracias a mí”
Falso de toda falsedad. Cobramos por el trabajo que realizamos, sin que cada cliente sea nuestro empleador, ni nuestro capataz.
En muchos casos (funcionarios, jubilados, perceptores de ayudas ya sea como trabajadores, como autónomos o como empresarios) ese falaz argumento es de fácil aplicación a quienes lo utilizan tan alegremente.
“voy a presentar una denuncia”
Están en su absoluto derecho, pero puestos a pedir, ¿dónde hay una Oficina de los Trabajadores de Atención al Público donde se pueda denunciar a estos especímenes que, pese a ser pocos, son tan molestos?
O, ya para nota, ¿podría el servicio de cita previa incluir un apartado para limitar la concentración en un mismo día de varios especímenes de éstos (si es usted un cretino de esos que piensa que, como cliente siempre tiene la razón, pulse 1 y espere a que comprobemos si hay alguno más que tenga cita este mismo día)?
En todo caso, sin darle más importancia, pero sin quitarle la que tiene, sirva ese video de Pantomima Full como reflejo irónico de una realidad que todos los que trabajamos cara al público vivimos en el día a día.
29 de mayo de 2021
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