19 febrero 2013

APUNTALANDO EL CHIRINGUITO



APUNTALANDO EL CHIRINGUITO

“Algo tendrá que cambiar para que nada cambie”
El Gatopardo. Giuseppe Lampedusa

En los últimos días, estamos asistiendo a un acelerado proceso de remodelación de los órganos de dirección de Liberbank, motivados por la necesidad de adaptar la extremadamente peculiar estructura directiva de la entidad y de las cajas que forman parte de ella a los requerimientos del Código de Buenas Prácticas de obligado cumplimiento para las entidades que pretenden cotizar en bolsa.

Como resulta obvio (más aún al conocer el baile de prejubilaciones, ceses con indemnizaciones de cuantía desconocida con recolocación inmediata en Consejos de Administración y otros movimientos acelerados llevados a cabo últimamente) la intención de todos estos cambios es mantener incólume el aparato de poder tejido durante años para garantizar el control absoluto de las cajas y de Liberbank por parte del entramado político, sindical y económico cuya cabeza visible es Manuel Menéndez.

Colocar hombres (y mujeres) de paja en todos aquellos sitios donde hay que evitar que se cuele alguien que pregunte cosas inconvenientes o que, nunca se sabe, intente aclarar las muchas cosas que hay que aclarar del pasado, del presente y del futuro, es el único fin de todos estos cambios meramente cosméticos.
Es evidente que quien ha hecho y deshecho en nuestra Caja como si fuera de su propiedad, con el resultado que todos conocemos, pretende seguir manteniendo su status y su omnímodo poder, diga lo que diga el Código de Buenas Conductas, el Libro Gordo de Petete o cualquier otra legislación aplicable. 
Para ello, entre otras cosas, pretende que clientes y trabajadores le financiemos su sillón en Liberbank a base de recortes, despidos baratos, conversión de híbridos en acciones, etc., etc. A propósito de todo esto nos preguntamos: ¿qué oscuros designios nos depara a clientes y trabajadores el Plan de Viabilidad que impiden su conocimiento?

A nuestro entender, la acumulación de cargos directivos (y salarios autoconcedidos) por parte del Presidente de Liberbank (y hasta ahora, Presidente de Muchas Otras Cosas) no solamente atenta contra el Código de Buenas Prácticas sino también contra una mínima ética profesional y personal y contra el sentido común. Dado que esta intolerable situación que ahora pretende maquillarse lleva dándose durante años, se nos plantean las siguientes cuestiones:

Si esta acumulación de cargos directivos no puede mantenerse porque atenta contra las Buenas Prácticas,
¿Cabe pensar que la conducta mantenida por Manuel Menéndez durante estos años era, por lógica, una Mala Práctica?

¿Debería por tanto asumir su responsabilidad por el mantenimiento de esta Mala Práctica?

¿Debería conocerse el montante de las retribuciones, dietas y demás gabelas derivadas del ejercicio de esta Mala Práctica?

¿Debería devolver este dinero o, por el contrario, debería autoaumentarse los salarios que le quedan ahora que la obligación de cumplir el Código de Buenas Prácticas impide continuar con la Mala Práctica habitual?

¿Querrán, para justificar la puñalada trapera que pretenden asestarnos, presentar como recorte voluntario de su salario lo que no es ni más ni menos que una imposición legal que desvela claramente la dudosa moralidad de los múltiples cargos y retribuciones que acaparaba hasta ahora el Presidente?

¿Qué opinas Tú?
Imagínate nosotros, que vamos a comprar el haloperidol
en garrafas para que nos hagan rebaja

Seguiremos informando

19 de febrero de 2013