APUNTALANDO EL CHIRINGUITO
“Algo tendrá que cambiar para que nada
cambie”
El
Gatopardo.
Giuseppe Lampedusa
En los últimos
días, estamos asistiendo a un acelerado proceso de remodelación de los órganos
de dirección de Liberbank, motivados por la necesidad de adaptar la
extremadamente peculiar estructura directiva de la entidad y de las cajas que
forman parte de ella a los requerimientos del Código de Buenas Prácticas de
obligado cumplimiento para las entidades que pretenden cotizar en bolsa.
Como resulta
obvio (más aún al conocer el baile de prejubilaciones, ceses con indemnizaciones
de cuantía desconocida con recolocación inmediata en Consejos de Administración
y otros movimientos acelerados llevados a cabo últimamente) la intención de
todos estos cambios es mantener incólume el aparato de poder tejido durante
años para garantizar el control absoluto de las cajas y de Liberbank por parte
del entramado político, sindical y económico cuya cabeza visible es Manuel
Menéndez.
Colocar hombres
(y mujeres) de paja en todos aquellos sitios donde hay que evitar que se cuele
alguien que pregunte cosas inconvenientes o que, nunca se sabe, intente aclarar
las muchas cosas que hay que aclarar del pasado, del presente y del futuro, es
el único fin de todos estos cambios meramente cosméticos.
Es evidente que
quien ha hecho y deshecho en nuestra Caja como si fuera de su propiedad, con el
resultado que todos conocemos, pretende seguir manteniendo su status y su
omnímodo poder, diga lo que diga el Código de Buenas Conductas, el Libro Gordo
de Petete o cualquier otra legislación aplicable.
Para ello, entre
otras cosas, pretende que clientes y trabajadores le financiemos su sillón en
Liberbank a base de recortes, despidos baratos, conversión de híbridos en
acciones, etc., etc. A propósito de todo esto nos preguntamos: ¿qué oscuros
designios nos depara a clientes y trabajadores el Plan de Viabilidad que
impiden su conocimiento?
A nuestro
entender, la acumulación de cargos directivos (y salarios autoconcedidos) por
parte del Presidente de Liberbank (y hasta ahora, Presidente de Muchas Otras
Cosas) no solamente atenta contra el Código de Buenas Prácticas sino también
contra una mínima ética profesional y personal y contra el sentido común. Dado
que esta intolerable situación que ahora pretende maquillarse lleva dándose
durante años, se nos plantean las siguientes cuestiones:
Si esta
acumulación de cargos directivos no puede mantenerse porque atenta contra las
Buenas Prácticas,
¿Cabe pensar que
la conducta mantenida por Manuel Menéndez durante estos años era, por lógica,
una Mala Práctica?
¿Debería por tanto
asumir su responsabilidad por el mantenimiento de esta Mala Práctica?
¿Debería
conocerse el montante de las retribuciones, dietas y demás gabelas derivadas
del ejercicio de esta Mala Práctica?
¿Debería
devolver este dinero o, por el contrario, debería autoaumentarse los salarios
que le quedan ahora que la obligación de cumplir el Código de Buenas Prácticas
impide continuar con la Mala Práctica habitual?
¿Querrán, para
justificar la puñalada trapera que pretenden asestarnos, presentar como recorte
voluntario de su salario lo que no es ni más ni menos que una imposición legal
que desvela claramente la dudosa moralidad de los múltiples cargos y
retribuciones que acaparaba hasta ahora el Presidente?
¿Qué opinas Tú?
Imagínate nosotros, que vamos a comprar el
haloperidol
en garrafas para que nos hagan rebaja
Seguiremos informando
19 de febrero de 2013