Consummatum est (de momento)
¿Seremos los trabajadores el pato de esta boda,como es habitual en Liberbank?
En los minutos de la basura (y nunca mejor dicho), las cúpulas de Unicaja y Liberbank han llegado a un acuerdo (a la fuerza ahorcan) para poner en marcha el proceso de fusión que se había frustrado en 2019 por las ambiciones de poder de unos y otros que, en el caso de Liberbank, alcanzan dimensiones patológicas por la peculiar trayectoria de su consejero delegado que, a una incapacidad manifiesta para dirigir cualquier entidad de más de un empleado (él sólo mismamente) suma su disposición a pactar con cualquier estructura de poder político, sindical, financiero y/o especulador que le mantenga en su cargo y le permita seguir aplicando su política prepotente y despótica con los de abajo y servil con los de arriba.
Ante el clamoroso silencio del resto de los sindicatos de Liberbank (confinados en el más amplio sentido de la palabra), desde la CSI hemos manifestado nuestra opinión acerca de lo que supondría dejar en manos del consejero delegado de Liberbank (ahora, dentro de dos años, o en lo que queda de siglo) la dirección ejecutiva de la entidad resultante de esta fusión (o de las venideras, ya que el proceso de concentración bancaria no se va a detener en esta fusión): un suicidio para la entidad y un calvario para los trabajadores.
Como ejemplo de la falta de escrúpulos de los directivos de ambas entidades (como es sabido, desde la CSI defendemos la presunción de indecencia de todos los altos directivos bancarios, en el firme convencimiento de que no se llega a esos despachos siendo una buena persona) señalar que, en el anterior proceso de fusión, filtraron a la prensa sin ningún tipo de rubor, como la cosa más normal del mundo, que, en caso de darse dicha fusión, sobraríamos 3.000 trabajadores. Posteriormente, afinando aún más, publicaron que, según un informe de Kepler Cheuvreux (sean estos personajes quienes sean en ese espeso mundo de quienes viven de las desgracias, los despidos y los recortes ajenos) la fusión supondría el despido de 2.452 empleados y el cierre de 42 sucursales.
En el actual proceso de fusión, de dicho informe nunca más se supo.
¿Mentían las cúpulas de Liberbank y Unicaja cuando filtraban que sobrábamos varios miles de trabajadores?
¿Mienten por omisión, ahora, cuando no hacen referencia a cifras concretas de trabajadores “desechables”?
O, como pensamos nosotros, ¿mienten siempre, antes y ahora, cuando hablan y cuando callan?
Sea como sea, del escaso interés acerca de nuestros puestos de trabajo, es muestra significativa el hecho de que, en la comunicación remitida por Liberbank a la CNMV, de un total de 49 páginas, dedica medio folio a las “Posibles consecuencias de la fusión en relación con el empleo”, donde se describen generalidades tales como que cumplirán lo establecido en la legislación, lo que traducido al lenguaje de la dirección de Liberbank quiere decir que utilizarán todos los recovecos legales que puedan encontrar sus carísimos (y más bien inútiles) bufetes carroñeros, a los que hemos derrotado en varias y sonadas ocasiones, para violar los derechos colectivos e individuales de los trabajadores.
Valga como ejemplo del “respeto a la legislación vigente” (sic) de la dirección de Liberbank el hecho de que hemos empezado este año 2020 con la implantación unilateral de los actuales recortes salariales, después del fracaso del representante del Sindicato Amarillo y Parasitario STC en la mesa de negociación que pretendía que el resto de los sindicatos “firmásemos algo” y que dejáramos de oponernos al reparto de dividendos para los fondos buitres mientras se nos recortaba el salario a los trabajadores y acabamos el año de la pandemia (que se añade a la peste que venimos sufriendo desde hace muchos años) con los mismos recortes, ya no sólo inmorales y fraudulentos, sino también ilegales, según sentencia de la Audiencia Nacional.
Este es el ínfimo nivel de la nefasta gestión del consejero delegado de Liberbank que sigue empeñado en atornillarse a su sillón y a su inmerecido salario (1.200 euros al día, incluidos domingos y fiestas de guardar) y que, a cambio, está dispuesto a cualquier cosa.
Por
nuestra parte, pase lo que pase, a seguir en la pelea en defensa de los derechos y de la dignidad profesional y personal de todos los compañeros .
Que para eso estamos los sindicatos, aunque algunos hayan hecho de esta herramienta fundamental su particular paraguas para permanecer bien atechaditos de la tormenta que nos está empapando a los trabajadores, en tanto en cuanto llega la prejubilación mediante los ERES con recortes que ellos mismos firman (como en el caso de la que era secretaria general del Sindicato Amarillo y Parasitario STC) o la jubilación anticipada (como en el caso del representante del Sindicato Amarillo y Parasitario STC en la mesa de negociación de los actuales recortes, que después de intentar en vano conseguir apoyos para la propuesta de la dirección, se acogió a dicha jubilación anticipada hace unos meses, por lo que queda claro que, seguro de forma involuntaria, no se acordó de informar que los recortes que proponía no eran para él, sino para el resto de los trabajadores).
En todo caso, una vez consumada (de momento) esta fusión, seguimos diciendo que no sobramos trabajadores, sobran malos gestores.
Y a las pruebas nos remitimos.
30 de diciembre de 2020