El 23 de mayo pasado empezamos a trabajar con un sistema informático desarrollado para oficinas con una dotación de personal mucho mayor que la que teníamos en Liberbank, lento, con muchas incidencias y una serie de fallos que nos pusieron al borde del colapso desde un primer momento.
El cambio del sistema de pago de las pensiones ese mismo mes de mayo (que, posteriormente, sin informarnos previamente a los trabajadores, fue vuelto a cambiar sin que a estas alturas sepamos si este cambio es definitivo) fue otra vuelta de tuerca en el agobio que estamos sufriendo y que, en verano, con las vacaciones sin sustitución de los compañeros y el cierre temporal de oficinas, sigue agravándose.
El patético racionamiento de las cartillas, con el incremento tanto del trabajo que tenemos que realizar como del cabreo de los clientes, es una muestra más de la falta absoluta falta de respeto a nuestros derechos (el derecho a la salud, el primero) por parte de una dirección que está a lo que le interesa (su cuota de poder y sus inmerecidos salarios) y que sigue aplicando la política de personal sociopática habitual en Liberbank: al obrero y al gorrión, perdigón.
Del cierre temporal de oficinas sin determinar cómo iban a mantenerse operativos sus cajeros automáticos, con el incremento de trabajo que supone para las oficinas que permanecen abiertas, ni hablamos.
En la reunión en Málaga de la comisión de relaciones laborales de Unicaja del 19 de julio pasado, desde la CSI denunciamos la intolerable situación que estábamos viviendo en los territorios procedentes de Liberbank, y más concretamente en Asturias, a raíz de la integración informática.
Curiosamente (o no tanto) la CSI fue el único sindicato que hizo alusión a dicha situación (para más abundamiento en este tema, véase la postdata)
La dirección respondió con una larga cambiada, diciendo que esa situación era la típica de todas las fusiones y que se resolvería por sí misma en unos meses.
Al parecer, quieren aplicarnos la estrategia del jumento al que su dueño estaba acostumbrando a no comer y que, cuando ya parecía que se estaba acostumbrando, se murió de hambre, con gran disgusto de su propietario que, además, se quejaba de su mala suerte y maldecía la actitud poco adaptativa y caprichosa del animal.
Quieren acostumbranos a trabajar permanentemente al borde del colapso y, cuando reventamos (por infarto, por ansiedad, por stress) ellos no asumen niguna responsabilidad.
Ahora, desde la dirección comercial se anuncia que, en septiembre, se contratará a personal temporal para atención de caja y ayuda a los clientes en cajeros.
Por un lado, resulta curioso que hace poco más de un mes, la empresa no haga alusión a estas contrataciones en respuesta a nuestra intervención en la mesa de relaciones laborales y, ahora, sean los directivos de banca comercial (esos mismos directivos que tanto en la pandemia como ahora nos dejaron a los pies de los caballos y cuyo único mérito laboral conocido es el permanente maltrato a los trabajadores y la presión comercial a base de amenazas) los que, de manera oral, anuncien esta iniciativa, sin que a día de hoy la dirección de recursos humanos lo haya comunicado a la plantilla.
También resulta evidente que estas supuestas contrataciones deberían haberse efectuado de manera previa a la unificación informática, ya que la dirección sabía de sobra los problemas que iba a generar esta chapucera integración.
Una gestión muy poco seria, muy poco profesional y muy ilustrativa de que no son errores, es mala fe.
Quieren reventarnos.
Más motivos para seguir en la pelea.
29 de agosto de 2022
P.D.: En la reunión de la comisión de relaciones laborales celebrada en Málaga el 19 de julio, procedentes de Asturias sólo estábamos presentes in situ la CSI.
En dicha reunión, intervino también de forma telemática un representante de STC que teóricamente trabaja en una oficina de Asturias (muy teóricamente, en realidad) y que, para nuestro (relativo) asombro, no hizo alusión alguna a la situación que estamos padeciendo, en consonancia con el atronador silencio del resto de los sindicatos, entre ellos esa franquicia sindical a la que los de STC unas veces dicen pertenecer y otras lo niegan para eludir su responsabilidad en la firma del último ERE después de unas movilizaciones y unas huelgas que resultaron ser el teatrillo habitual a costa de los salarios de quienes secundamos los paros.
A ti, ¿qué te parece?
Imagínate a nosotros.