CONTRA LA PRIVATIZACIÓN DE LAS CAJAS
LA BATALLA DE LA CECA
(El Pelotazo que Viene con Algunos Llamativos
Silencios Sindicales como Banda Sonora)
Silencios Sindicales como Banda Sonora)
La dirección se niega a distribuir esta circular alegando que "la información que se vierte en la misma no es veraz en tanto que no se ajusta a la realidad" (sic).
Una vez más, la dirección coarta el derecho de CSI a repartir información y, mucho más grave aún, coarta el derecho de los trabajadores a recibir información y a juzgar por si mismos lo que consideran veraz o no veraz.
En los últimos tiempos venimos asistiendo a una acelerada redefinición del modelo de Cajas de Ahorro mediante la que, utilizando la disculpa de la crisis, se hurta el debido debate público acerca de los cambios a los que se está sometiendo el sector y se procede por la vía de los hechos a la privatización de las Cajas, para obscena alegría de nuestra directa competencia y sin que los directivos que llevaron al sector a una situación de riesgo sin precedentes hayan pagado por las decisiones que nos han colocado en la antesala de la privatización.
Al amparo de esta crisis a la que ellos mismos llevaron al sector, quienes accedieron a sus puestos de presidentes de las Cajas aupados por los aparatos políticos que gobiernan y desgobiernan las distintas administraciones, sin experiencia laboral alguna en el sector y, en muchos casos, sin más experiencia laboral que la relacionada con la poltrona universitaria a perpetuidad, vuelven al ataque contra el modelo de Cajas, esgrimiendo las patéticas (más aún proviniendo de quienes provienen) consignas de “profesionalización” y “despolitización” de las Cajas.
La batalla por la presidencia de la Ceca se enmarca en esta lucha por aprovechar el impulso de la crisis para acometer la privatización de las Cajas. Hay en juego miles de millones de euros a repartir entre los beneficiarios directos de dicha privatización (los bancos) y los colaboradores necesarios en este proceso (los directivos de Cajas con ínfulas de banqueros globales). El debate sobre la utilización de las cuotas participativas como fuente de financiación de las Cajas no hace más que enmascarar malamente la ambición y la codicia de quienes ven el proceso de privatización de las Cajas como el Pelotazo del Siglo.
Las cuotas participativas sin derecho a voto van a ser modificadas en breve, si no nos equivocamos, en el sentido de darles derechos de decisión política, equiparándolas a las acciones de cualquier banco privado. Los grupos económicos poseedores de dichas acciones serán los que dirijan las Cajas mientras que, para que no hagan demasiado ruido y para que puedan seguir percibiendo las suculentas dietas tan necesarias en estos momentos de crisis en que tan difícil se pone llevar un tren de vida acorde a su categoría social y cultural, a los políticos se les dejará, de momento, dirigir la obra social y cultural.
En cuanto a estos directivos “profesionales” y “apolíticos”, a los que tanto y tan (poco) bueno debemos los trabajadores y los clientes del común, siguiendo el modelo de Telefónica (establecimiento de las Stock Option como modelo de retribución añadido para directivos, salida a bolsa, pelotazo garantizado) pasarán de ser lo que eran (póngase aquí lo que cada uno considere conveniente) a convertirse en magnates bancarios del mundo mundial.
Tal vez algunos compañeros puedan pensar que esto que venimos diciendo acerca de la privatización de las Cajas es una exageración argumental derivada de la malsana obsesión que la CSI mantiene contra todos los brillantes directivos de nuestro sector y contra Menéndez en particular, según atinada prescripción facultativa del Gabinete Psiquiátrico-Sindical Adscrito a Presidencia (sector freudiano). Más aún cuando nuestras palabras contrastan con el silencio administrativo de los grandes aparatos sindicales del sector que, ni en el caso de CCM, ni en todo el proceso de privatización al que estamos asistiendo han convocado una sola movilización o una campaña de información a los trabajadores y a la sociedad en general para denunciar de un proceso que nos empobrece a todos y sólo beneficia a los mismos de siempre.
Nada más lejos de nuestra intención que achacar un silencio cómplice y/o una inactividad pactada a quienes desde muy lejos del trajín laboral diario dirigen y orientan la actuación de las grandes estructuras sindicales. Nos consta que, por ejemplo, en Caja Madrid, los dirigentes de CCOO, UGT y CSICA han desarrollado una loable labor mediante la cual no solamente han pactado puestos y puestecitos con el actual Presidente, sino que, sin darle demasiada publicidad por aquello de la modestia y la humildad que les caracteriza, firmaron a finales del año pasado un acuerdo con el Presidente saliente en el que, en estos tiempos de crisis generalizada, se garantiza la promoción profesional y salarial……de los dirigentes sindicales, adjudicando, por ejemplo categorías de Jefe de V a quienes lleguen a ostentar el puesto de secretario de la sección sindical. Tal y como lo lees, aunque parezca increíble.
A nuestro particular entender, las Cajas de Ahorros están viviendo momentos complicados y las decisiones que se están tomando para abordar la situación de crisis no son, ni mucho menos, las más adecuadas para el futuro de las Cajas ni las que requiere la sociedad en las que desarrollamos nuestra labor. La privatización a la que se nos aboca no supone más que una transferencia de riqueza social a los bolsillos de unos pocos privilegiados que desde nuestra directa competencia, desde el oscuro mundo de los aparatos políticos y desde las cúpulas directivas de las propias Cajas llevan años alentando este proceso privatizador. Por otro lado, resulta incomprensible (o demasiado comprensible, tal vez) la falta de reacción de los sindicatos que, en teoría, están en contra de la privatización, pero en la práctica no hacen nada para oponerse a ella.
Consideramos que, al margen de siglas y banderas, debemos estar unidos contra la privatización de las Cajas. Es mucho lo que nos jugamos para que el sectarismo siga alentando la desunión sindical que tanto beneficia a quienes nos han llevado a la situación actual. Por nuestra parte, ofrecemos nuestro modesto esfuerzo en esta tarea que debe ser prioritaria y que no puede retrasarse por mucho tiempo.
Al amparo de esta crisis a la que ellos mismos llevaron al sector, quienes accedieron a sus puestos de presidentes de las Cajas aupados por los aparatos políticos que gobiernan y desgobiernan las distintas administraciones, sin experiencia laboral alguna en el sector y, en muchos casos, sin más experiencia laboral que la relacionada con la poltrona universitaria a perpetuidad, vuelven al ataque contra el modelo de Cajas, esgrimiendo las patéticas (más aún proviniendo de quienes provienen) consignas de “profesionalización” y “despolitización” de las Cajas.
La batalla por la presidencia de la Ceca se enmarca en esta lucha por aprovechar el impulso de la crisis para acometer la privatización de las Cajas. Hay en juego miles de millones de euros a repartir entre los beneficiarios directos de dicha privatización (los bancos) y los colaboradores necesarios en este proceso (los directivos de Cajas con ínfulas de banqueros globales). El debate sobre la utilización de las cuotas participativas como fuente de financiación de las Cajas no hace más que enmascarar malamente la ambición y la codicia de quienes ven el proceso de privatización de las Cajas como el Pelotazo del Siglo.
Las cuotas participativas sin derecho a voto van a ser modificadas en breve, si no nos equivocamos, en el sentido de darles derechos de decisión política, equiparándolas a las acciones de cualquier banco privado. Los grupos económicos poseedores de dichas acciones serán los que dirijan las Cajas mientras que, para que no hagan demasiado ruido y para que puedan seguir percibiendo las suculentas dietas tan necesarias en estos momentos de crisis en que tan difícil se pone llevar un tren de vida acorde a su categoría social y cultural, a los políticos se les dejará, de momento, dirigir la obra social y cultural.
En cuanto a estos directivos “profesionales” y “apolíticos”, a los que tanto y tan (poco) bueno debemos los trabajadores y los clientes del común, siguiendo el modelo de Telefónica (establecimiento de las Stock Option como modelo de retribución añadido para directivos, salida a bolsa, pelotazo garantizado) pasarán de ser lo que eran (póngase aquí lo que cada uno considere conveniente) a convertirse en magnates bancarios del mundo mundial.
Tal vez algunos compañeros puedan pensar que esto que venimos diciendo acerca de la privatización de las Cajas es una exageración argumental derivada de la malsana obsesión que la CSI mantiene contra todos los brillantes directivos de nuestro sector y contra Menéndez en particular, según atinada prescripción facultativa del Gabinete Psiquiátrico-Sindical Adscrito a Presidencia (sector freudiano). Más aún cuando nuestras palabras contrastan con el silencio administrativo de los grandes aparatos sindicales del sector que, ni en el caso de CCM, ni en todo el proceso de privatización al que estamos asistiendo han convocado una sola movilización o una campaña de información a los trabajadores y a la sociedad en general para denunciar de un proceso que nos empobrece a todos y sólo beneficia a los mismos de siempre.
Nada más lejos de nuestra intención que achacar un silencio cómplice y/o una inactividad pactada a quienes desde muy lejos del trajín laboral diario dirigen y orientan la actuación de las grandes estructuras sindicales. Nos consta que, por ejemplo, en Caja Madrid, los dirigentes de CCOO, UGT y CSICA han desarrollado una loable labor mediante la cual no solamente han pactado puestos y puestecitos con el actual Presidente, sino que, sin darle demasiada publicidad por aquello de la modestia y la humildad que les caracteriza, firmaron a finales del año pasado un acuerdo con el Presidente saliente en el que, en estos tiempos de crisis generalizada, se garantiza la promoción profesional y salarial……de los dirigentes sindicales, adjudicando, por ejemplo categorías de Jefe de V a quienes lleguen a ostentar el puesto de secretario de la sección sindical. Tal y como lo lees, aunque parezca increíble.
A nuestro particular entender, las Cajas de Ahorros están viviendo momentos complicados y las decisiones que se están tomando para abordar la situación de crisis no son, ni mucho menos, las más adecuadas para el futuro de las Cajas ni las que requiere la sociedad en las que desarrollamos nuestra labor. La privatización a la que se nos aboca no supone más que una transferencia de riqueza social a los bolsillos de unos pocos privilegiados que desde nuestra directa competencia, desde el oscuro mundo de los aparatos políticos y desde las cúpulas directivas de las propias Cajas llevan años alentando este proceso privatizador. Por otro lado, resulta incomprensible (o demasiado comprensible, tal vez) la falta de reacción de los sindicatos que, en teoría, están en contra de la privatización, pero en la práctica no hacen nada para oponerse a ella.
Consideramos que, al margen de siglas y banderas, debemos estar unidos contra la privatización de las Cajas. Es mucho lo que nos jugamos para que el sectarismo siga alentando la desunión sindical que tanto beneficia a quienes nos han llevado a la situación actual. Por nuestra parte, ofrecemos nuestro modesto esfuerzo en esta tarea que debe ser prioritaria y que no puede retrasarse por mucho tiempo.
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Nosotros, ya ves
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30 de marzo de 2010