10 noviembre 2011





Circular que la dirección se niega a distribuir ¿Por qué será?
¿Tanto Vendes, Tanto Vales?
¿Quién lo dice?
Porque con el mismo juicio que juzguéis habéis de ser juzgados, y con la misma vara que medís seréis medidos (Mateo 7-2, sobre los directivos de la época)
Contra todo pronóstico razonable, continúa la intolerable presión a la que estamos siendo sometidos los trabajadores de las oficinas respecto al grado de cumplimiento de las últimas campañas comerciales y al nuevo rol de vendedores agresivos que nos quieren atribuir quienes, lejos de tomar nota del patético resultado final de muchas de sus innovadoras iniciativas, no dejan de pretender darnos lecciones acerca de cómo y de qué manera hemos de realizar nuestro trabajo.
Para quienes trabajamos en zonas de tradición minera la actual situación se define fácilmente diciendo que desde el Pozu Moqueta se nos quiere explicar a quienes llevamos años picando el carbón la manera correcta de atacar el tayu cuando ellos no saben ni por donde se coge el picu. Mayor desfachatez no cabe.
Los argumentos (por llamarlos de alguna forma) utilizados por ciertos jefes de zona que incluyen apocalípticas visiones de traslados a ignotas regiones del territorio nacional y/o escalofriantes premoniciones de visitas guiadas a la oficina del INEM para aquellos de nosotros que no estemos a la altura de sus requerimientos, serían patéticos y risibles si se produjesen en otro contexto económico, pero dada la situación por la que estamos pasando consideramos que traspasan con creces el límite de lo moralmente admisible. Desconocemos qué parte de esa argumentación responde a consignas emanadas de las alturas y qué parte es fruto de la particular idiosincrasia personal de aquellos que la utilizan, pero creemos que, en todo caso, se imponen las siguientes reflexiones:
Si los trabajadores sólo valemos en función de las ventas que realicemos, ¿Cuánto valen los Jefes de Zona? ¿Cuánto venden ellos? ¿Cuánto vale el resto de la estructura directiva? (sobre esto último tenemos formada una opinión que suponemos no hará falta explicitar demasiado).
Si todo el trabajo que hemos realizado hasta ahora (y que seguimos realizando) no vale para nada y al parecer, dada nuestra escasa capacidad comercial y de la otra, podríamos ser sustituidos por un chimpancé amaestrado (previa implantación de un código de barras en la frente de los clientes), ¿Para qué vale el trabajo de los Jefes de Zona y del resto de la estructura directiva? ¿De dónde han salido los resultados de la Caja hasta ahora:de nuestro trabajo o del de ellos? ¿Qué primate más o menos evolucionado podría sustituir a quienes desprecian de manera tan intolerable el trabajo ajeno que paga sus salarios?
Para poder ofrecer servicios y productos competitivos a nuestros clientes es necesario contar con herramientas informáticas adecuadas a los tiempos en que vivimos. En nuestro caso, nada más lejos de la realidad. Llevamos años sufriendo la absoluta inoperatividad del SCS, sistema de cotización y contratación de seguros de automóvil de contrastada ineficacia reforzada por el rupestre método alternativo de la triple llamada con tirabuzón y repetición de datos, sin que por parte de la dirección se tomen las medidas adecuadas para dotarnos de un sistema que funcione adecuadamente en un entorno cada vez más competitivo donde cualquier tarificador de internet es más ágil y operativo que el nuestro. Esto nos lleva a preguntarnos una vez más si las responsabilidades sólo son exigibles a quienes trabajamos en oficinas mientras que, cuanto más se asciende en la estructura de mando, menos obligaciones se adquieren respecto al resultado del trabajo realizado. Pregunta retórica pero no por ello menos oportuna cuya respuesta todos conocemos.
Una vez efectuadas estas reflexiones, desde la CSI consideramos muy poco profesional y absolutamente intolerable la creciente presión a la que estamos sometidos los trabajadores de oficinas, presión esta que, lejos de estimular la labor comercial, sólo consigue generar un nefasto clima laboral que repercute negativamente en todos y cada uno de nosotros, en tanto en cuanto supone una agresión directa a nuestra dignidad profesional y personal.
¿Qué Opinas Tú?
Nosotros, lo mismo
09 de Noviembre de 2011