06 febrero 2012

Mensaje de Recursos Humanos:
“En base al contenido del correo relativo a la publicación de comunicados sindicales enviado en fecha 25 de marzo de 2009, pongo en su conocimiento que no procederemos a la publicación de la circular denominada "Continúa el Expolio de las Cajas" remitida por Vd. anexa a esta contestación puesto que la información que se vierte en la misma no es veraz en tanto que no se ajusta a la realidad.
Atentamente,
¿Qué te parece? ¿Lamentable? ¿Patético? ¿Chiripitiflaútico tal vez?

Continúa el Expolio de las Cajas
Las medidas para la reforma del sistema financiero aprobadas por el gobierno en el último Consejo de Ministros suponen una nueva vuelta de tuerca en la misma dirección que las tomadas por el anterior gobierno, impulsando una política de fusiones que, como la experiencia reciente demuestra, no resuelve ninguno de los problemas del sector, teniendo como único fin la privatización de las cajas, previo saneamiento con dinero público.
Mientras miles de familias pierden sus viviendas y continúan endeudados de por vida y mientras millones de ciudadanos han perdido sus puestos de trabajo, los políticos siguen actuando al dictado de esos entes llamados mercados (una manera políticamente correcta de llamar a los especuladores de toda la vida) que exigen más sacrificios ajenos para engordar el beneficio propio.
Privatizar las Cajas, abaratar el despido, atacar el sistema de pensiones, liquidar la sanidad y la enseñanza pública son las prioridades de estos gobiernos que, lejos de buscar soluciones para los problemas de la mayoría, pretenden que seamos nuevamente los mismos los que paguemos la crisis a la que nos han llevado ellos mismos. Una vez más, socializar las pérdidas y privatizar los beneficios.
Experiencias anteriores y el propio sentido común indican que regalar las Cajas de Ahorros a la banca privada después de sanearlas con dinero público no va a contribuir a poner fin a la crisis ni va a aliviar la situación de quienes la estamos padeciendo. La única salida es la creación de una Banca Pública fuerte, que apoye a la economía productiva, que restablezca el acceso a la vivienda como un derecho y un bien social y no como un objeto de especulación y corrupción política y que impida la concentración del poder económico en manos de una reducida oligarquía financiera.
En nuestro caso concreto, es público y notorio que la fusión en la que estamos actualmente inmersos no despeja ninguna de las incertidumbres generadas por un modelo de gestión absolutamente desacertado, ligado a la burbuja inmobiliaria y a los delirios de grandeza de unos directivos que manejaron las Cajas como si fueran de su exclusiva propiedad (con las complicidades políticas y sindicales de todos conocidas) y que, cuando estalló la tormenta, corrieron a blindarse en puestos de alta dirección y a fijarse salarios de vértigo y planes de jubilación de escándalo.
Estas nuevas fusiones aceleradas, cuando todavía no se han cerrado las actualmente en vigor, lejos de resolver los problemas de las Cajas, van a suponer una nueva acumulación de lastre inmobiliario y la consumación de otra serie de maniobras con vistas a perpetuarse en el poder por parte de los que todos sabemos, donde lo que menos cuenta es el futuro de nuestros puestos de trabajo, el futuro de las Cajas y el papel que, desde hace más de cien años, han tenido respecto a los clientes y al desarrollo económico y social de las regiones en las que desarrollan su actividad.
A nadie se le oculta que estas nuevas medidas privatizadoras junto con la reforma laboral que se avecina dibujan un panorama complicado para el empleo en nuestro sector y que debemos prepararnos, sin derrotismo ni pesimismo alguno, pero sin caer tampoco en la ingenuidad de mirar hacia otro lado y fiarse de la supuesta buena voluntad de la patronal y sus sindicatos adjuntos, para dar la pelea por nuestros puestos de trabajo y nuestras condiciones laborales, teniendo claro que los únicos que sobran aquí son los directivos que nos llevaron a esta situación.
En la modesta medida de nuestras capacidades, en ello estamos
6 de Febrero de 2012