La dirección de Liberbank y
los sindicalistas del régimen
nos toman por idiotas
Se consuma la traición:
CCOO y UGT
nos vuelven a vender
He aquí el tinglado de la antigua farsa,
la que alivió en posadas aldeanas el cansancio de los trajinantes,
la que embobó en las plazas de humildes lugares a los simples villanos,
la que juntó en ciudades populosas a los más variados concursos...
Los intereses Creados (y nunca mejor dicho)
Con (relativo) asombro, recibimos la noticia de que, con
nocturnidad, alevosía y premeditación, las cúpulas sindicales de CCOO y UGT (y
sus palmeros provinciales) han perpetrado la traición que muchos trabajadores temíamos,
dados sus antecedentes en estas cuestiones y teniendo en cuenta su nivel de
complicidad en todo el proceso de privatización/liquidación de las cajas de
ahorros, por motivos bastante obvios que tienen que ver con favores debidos,
responsabilidades por la presencia en los consejos de administración que no
conviene remover demasiado y otras pestilentes razones.
Al margen del análisis detallado del acuerdo, que publicaremos en
breve, se imponen una serie de reflexiones acerca de las particulares circunstancias
de su firma que queremos compartir con todos los compañeros:
¿Por qué, si no ha habido
ningún cambio sustancial en la situación de Liberbank, CCOO y UGT firman este
infumable acuerdo ahora en vez de haberlo firmado al final del proceso de negociación?
En todos los procesos de este tipo (véase Bankia, NovaGalicia,
Caja3), la patronal y sus sindicatos de cabecera tienen que conseguir que los
trabajadores acepten el acuerdo, previamente urdido por unos y otros, como el
mal menor, teniendo en cuenta lo que podría haber llegado a pasar (siempre con
la socorrida disculpa de las exigencias de Europa) si no fuera por la capacidad
movilizadora de los sindicatos firmantes que, con un par de huelgas y una
manifestación, hacen doblar la rodilla al poderoso enemigo empresarial.
Para que este tipo de acuerdo pueda venderse de la manera adecuada
es necesario que los trabajadores hayamos interiorizado suficientemente el
grado de resignación requerido a tal efecto. En nuestro caso, al final del
periodo de negociación, tanto la dirección como CCOO y UGT, eran conscientes de
que, para el cumplimiento de sus propósitos, todavía no estábamos lo
suficientemente asustados.
Es fácil imaginar qué hubiéramos dicho y hecho si un acuerdo como
éste se firma sin antes hacernos pasar por las horcas caudinas de las
reducciones y las suspensiones que hemos sufrido hace una semana.
No tenemos ninguna duda de que los personajes que dirigieron esta
negociación tanto en la mesa (el Presidente del Club Sindical de Fans de Miguel
Blesa) como fuera de ella (el Gestor Austero, Profesional y tal y tal
que, según él sólo cobra algo más de 1000 euros al día) no han tenido
reparo alguno en hacer pasar a miles de trabajadores y sus familias los peores
momentos de su vida para presentar las medidas que ya habían acordado previamente
como un mérito de la capacidad negociadora y de la buena voluntad de ambas
partes.
Por otro lado,
¿Cómo es posible que la
dirección no se molestase en cumplir con los requisitos exigidos en el proceso
de negociación, exponiéndose a que el ERTE fuera declarado nulo en los
tribunales?
¿Por qué no presentó la
documentación que se le exigió por parte de otros sindicatos (entre ellos CSI)
para avalar su teoría acerca de la situación de la entidad y las necesidades de
recorte de empleos y salarios?
Obviamente, porque sabía que CCOO y UGT iban a firmar este acuerdo
que, al margen de los recursos legales que estamos estudiando ante la nueva situación,
da por buenas las pretensiones de la dirección sin necesidad de demostrar su
validez y sin necesidad de explicar lo que pasa en toda esa maraña de
sociedades que parasitan la actividad de nuestra cajas y de donde cobran (no
donde trabajan, que eso es otra cosa) los paniaguados de la política que son cómplices
activos de todos los atropellos de Menéndez.
Resumiendo: una traición inmoral que no resuelve ninguno de los
problemas a los que nos ha llevado la nefasta gestión de Manuel Menéndez y que,
lejos de aportar ninguna certeza ni despejar ninguna incertidumbre, convalida la teoría de dicho individuo de que la viabilidad de Liberbank pasa
por el recorte brutal de nuestros salarios y que, como dijimos en su momento,
es el preludio de nuevos ERES y despidos baratos en el medio plazo.
Si a alguien le parece demasiado maquiavélico nuestro análisis de
urgencia, puede optar por la versión oficial: CCOO y UGT, con su tradicional
combinación de firmeza movilizadora y capacidad de negociación, consiguen que
Menéndez reflexione acerca de la situación de los trabajadores y, apiadado de
ellos y de sus familias, sustituya la horca por la silla eléctrica, sistema
mucho más fino y moderno de reconversión laboral.
Sea como sea, desde la CSI, una vez analizada la nueva situación
generada por esta infame actuación de los sindicatos del régimen, adoptaremos
las medidas pertinentes para seguir defendiendo nuestros derechos y nuestros
puestos de trabajo. En todo caso, que no les salga gratis ni a unos y a otros
este intolerable atropello.
En ello seguimos.
P.D.: A la espera de la aplicación concreta de las medidas
anunciadas, damos por sentado que los representantes de CCOO y UGT de Cajastur
que firman el acuerdo (José Luís González Valdés y Eduardo Pérez Payo, respectivamente)
tendrán a bien informar a todos los trabajadores de nuestra caja de los motivos
por los cuales han considerado pertinente dicha firma.
Que así sea.