El sindiós de la información del ERE
(Unicaja sigue en su camino de ser la nueva Liberbank, la manzana podrida del sistema bancario)
Continúa el desconcierto acerca de la información que la empresa facilita para quienes quieran adherirse a las medidas contenidas en el ERE firmado con nocturnidad y alevosía por la dirección y la tradicional mayoría sindical que, una vez más y ya van demasiadas en el caso de Cajastur/Liberbank, traiciona a los trabajadores después de habernos convocado a movilizaciones y huelgas que, salvo que nos hayamos perdido algún tweet, se convocaron precisamente para protestar contra barbaridades como la posibilidad de que nos puedan despedir en base a los informes hechos a medida por la propia empresa, cosa que, a pesar de que quienes se erigen en gestores sindicales del acuerdo ni siquiera nombran en sus comunicados (seguramente que por olvido involuntario no achacable a su voluntad), figura con todas sus letras en el acuerdo.
Como sabemos por nuestra amarga experiencia, el actual consejero delegado de Unicaja, puesto al que asombrosamente (o quizás no tanto, que Poderoso Caballero es Don Dinero) ha llegado después de haber liquidado Cajastur y Liberbank, es especialista en utilizar todas las herramientas a su alcance, legales o no, para despedir, recortar salarios y cometer toda clase de tropelías contra los trabajadores a los que, por motivos que suponemos tienen más que ver con la ideología que con la economía, nos odia sin disimulo alguno.
Una de las características del modelo de gestión (por llamarlo de alguna manera) del actual consejero delegado de Unicaja consiste en interpretar los acuerdos de la forma más lesiva posible para los trabajadores y retarnos a acudir a los tribunales si no estamos conformes.
Con estos antecedentes, resulta como mínimo un tanto arriesgado dar por hecho que la dirección está obrando de buena fe en la información que aporta a cada trabajador para que este decida si solicita la adscripción a las medidas contempladas en este ERE.
Y ya más que arriesgado, resulta temerario confiar en que, a pesar de que no nos cuadren las cifras que la empresa nos proporciona ahora, ya nos cuadrarán cuando tengamos que firmar el abandono de la entidad.
Respetando, como siempre hemos hecho, la decisión que cada uno considere adecuada en torno a este tema, hay algunas reflexiones que queremos compartir con todos los compañeros.
¿Cómo es posible que, teniendo los datos de nuestra situación personal y familiar, haya tantos errores en asuntos como la cuantificación de la cantidad que nos correspondería cobrar, en su caso, como prestación por desempleo en función de la edad de los hijos?
¿Por qué la empresa, en vez de remitirnos unas cifras, mal calculadas en muchos casos y que no coinciden con los porcentajes que señala el acuerdo, no nos remite, además, una simulación personalizada de lo que supondría el cobro de la indemnización en forma de renta hasta la fecha de prejubilación o, en su caso, hasta los años pactados en el acuerdo?
¿Es normal que se pretenda una adhesión irrevocable a unas medidas tan trascendentales como éstas al albur de lo que al final quiera que firmemos la empresa?
¿Qué sucede si, a la hora de firmar la desvinculación de la entidad, las cifras que se reflejan en el documento a firmar difieren de las que se deducen de lo informado por la empresa?
¿No debería haberse contemplado en el acuerdo la exigencia de la información que los trabajadores tendrían que tener antes de tomar la decisión de solicitar la adhesión a las medidas del ERE?
Resumiendo y para ser prácticos: En vista de los errores, las inexactitudes y la falta de concreción detectados en los datos trasladados a cada trabajador ¿va a facilitar la empresa información completa, fiable y contrastable previa a la toma de una decisión de tanta trascendencia como la desvinculación laboral o nos exige, en esto también, un cheque en blanco?
Por otro lado, comprobamos que los sindicatos que pretenden “gestionar” el acuerdo (a ver qué margen de gestión les deja la empresa) que firmaron con nocturnidad y alevosía y contradiciendo todo lo que decían hasta horas antes, siguen practicando un clientelismo sindical francamente intolerable.
Se ofrecen a realizar ciertos cálculos y ciertas gestiones pero, solo y exclusivamente, a sus afiliados.
Respecto a esto, también creemos pertinentes algunas preguntas:
¿Estos sindicatos clientelares, firmaron el acuerdo para que se nos aplique a todos o para que se aplique única y exclusivamente a sus afiliados?
Si la empresa pretendiera despedir a un trabajador en base a sus informes precocinados, ¿podría dicho trabajador rechazar ese despido alegando que no es afiliado a ninguno de los sindicatos firmantes?
Cuando piden el voto en las elecciones sindicales, que es lo que les otorga representatividad en la mesa de negociación ¿estos sindicatos piden el voto a todo el mundo, o única y exclusivamente a sus afiliados?
Cuando convocan movilizaciones y huelgas, ¿estos sindicatos nos convocan a todos o única y exclusivamente a sus afiliados?
El descuento por los días de huelga que, al final se convocó, al parecer, para dar un cheque en blanco a quienes deprisa y corriendo firmaron lo que quería y como lo quería la empresa ¿nos lo hacen a todos los que fuimos a la huelga, aun sabiendo lo que podía pasar, como era nuestro caso o única y exclusivamente a los afiliados de los sindicatos firmantes?
Y, ya para nota, ¿todos los delegados de los sindicatos firmantes fueron a la huelga con el descuento salarial correspondiente, sin hacer uso de las horas sindicales o de su condición de liberados? En el 2013, en Liberbank, no fue así y por eso nos consume (relativamente) la curiosidad.
Preguntas que pueden ser tachadas de retóricas porque se responden a sí mismas.
Pero así somos de empecinados y cabezones.
Por eso seguimos en la pelea por los derechos de todos los compañeros: los que quieren y pueden irse y, muy importante, por los derechos de los compañeros que van a seguir trabajando en la entidad (que recordamos, somos la mayoría de la plantilla) para los que este acuerdo no recoge nada positivo, más bien al contrario.
23 de diciembre de 2021