Los amargos frutos de un Convenio Colectivo infame
Ante la inflación desbocada, la falta de una cláusula de revisión salarial ligada al IPC es un atraco a los trabajadores
El Convenio Colectivo de las entidades bancarias con origen en las antiguas Cajas de Ahorros actualmente en vigor tiene una duración de 5 años (2019 a 2023), un periodo de tiempo excepcionalmente largo que, teniendo en cuenta que no contempla ninguna cláusula de revisión salarial ligada al IPC, constituye una verdadera bomba de relojería en momentos como los que estamos pasando, en los que la inflación está escalando a índices que no recordábamos desde hace muchos años.
Desde siempre, la pelea para evitar la pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores ante situaciones análogas a ésta consiste en pelear para conseguir aumentos salariales por encima de esa inflación, más aún teniendo en cuenta el aumento de los beneficios empresariales.
En nuestro sector, a los inmorales beneficios bancarios habituales durante tiempos tan duros como la pandemia y las sucesivas crisis económicas, la subida de los tipos de interés va a suponer que, sin mejorar en nada su eficiencia y sin crear más empleo (al contario), los bancos van a repartir dividendos record y sus altos ejecutivos van a ver aumentados sus intolerables sueldos con bonus, cumplimiento de objetivo y diversas patrañas más.En el caso de Unicaja, hay que reconocer que el Consejero Delegado, con su característica capacidad anticipatoria ya vio venir hace años la guerra de Ucrania, la crisis energética, el calentamiento global y todas las catástrofes habidas y por haber y, curándose en salud, se autoaplicó una cláusula de revisión salarial preventiva contra la posible inflación y aumentó su ya escandaloso salario (1.200 euros al día en aquel entonces) en un 25% (1.500 euros diarios todos los días del año, incluidos domingos y fiestas de guardar).
Porque él lo vale, según él mismo, como en el anuncio de L´Oreal Paris.
Mientras algunos, como vemos, se lo llevan calentito, los trabajadores estamos sometidos a este infame Convenio Colectivo firmado por la mayoría sindical que le hace, una vez más, una serie de incomprensibles (o no tanto) regalos a la patronal que, como siempre, nos toca pagar a los trabajadores.
En estos cinco años de vigencia del Convenio, las subidas salariales pactadas, tienen dos etapas diferenciadas:
Hasta 2021 (incluido), congelación salarial absoluta. Cero por ciento de subida. Cero euros de aumento de sueldo.
Año 2022. La escala salarial anual vigente a 31 de diciembre de 2018 se incrementa en el 0,75%.
Año 2023. Subida salarial del 1%
Estas son todas las subidas salariales durante la vigencia del presente convenio.
Aparte, en caso de darse una serie de resultados referidos a la ROE y al pago de dividendos y a la cifra de resultados podríamos (y acentuamos el carácter de hipótesis y no de certeza) percibir unas exiguas pagas, por una sola vez y sin que incrementen nuestro salario que, en el mejor de los casos, sumarían un 0,50% en 2022, 2023 y 2024.
Ante estas cifras, es obvio que los sindicatos mayoritarios que firmaron este Convenio, al igual que todas y cada una de las trapacerías de la Patronal (los Eres de Liberbank y Unicaja, entre ellas) nos deben, además de bastante dinero, una explicación a los trabajadores.
¿Firmaron este Convenio, como todos los demás recortes, por ignorancia o por mala fe?
¿Van a hacer una autocrítica acerca de su papel en la actual situación de brutal pérdida de poder adquisitivo que estamos sufriendo?
En todo caso, dada la cerrazón de la patronal a revisar los salarios de los trabajadores ante la inflación galopante, ¿volveremos a asistir a la clásica comedieta en la que los aparatos sindicales van a llevarnos a los trabajadores a movilizaciones sin ningún compromiso por su parte para luego traicionarnos firmando lo que previamente han acordado a nuestras espaldas?
O, por una vez y que sirva de precedente, se establecerá una tabla reivindicativa común a todo el sector y un calendario de movilizaciones sostenidas en el tiempo que incluyan asambleas de trabajadores para explicar y decidir y con el compromiso de los sindicatos mayoritarios de no traicionarnos una vez más (y van demasiadas).
Para la pelea real, con nuestra modesta capacidad, pero con nuestra contrastada experiencia (no tenemos abuela y alguien tiene que decirlo), que cuenten con la CSI.
Para otra mascarada, no.
Seguimos adelante.
10 de octubre de 2022
P.D.: como no todo en la vida sindical ha de ser pesadumbre y mal humor, os hacemos participes de una simpática anécdota acerca de lo relativo que es el concepto de mayoritario y minoritario según interese.
Durante el proceso de negociación del ERE actualmente en vigor en Unicaja, en las reuniones en Málaga, un día sí y otro también, los sindicatos mayoritarios nos recordaban (aunque no fuera necesario, ya que trabajamos en lo que trabajamos y contar sabemos) lo grandes que eran ellos y lo pequeños que éramos nosotros (no sabemos lo que diría Freud sobre esa obsesión acerca del tamaño, pero nos hacemos una idea).
Cuando tuvo lugar una manifestación convocada por toda la representación sindical en Málaga se encargó una pancarta para la cabecera que quedamos en pagar entre todos los sindicatos.
Nos dijeron que costó 800 euros (nosotros las seguimos haciendo a mano y no conocemos el negocio del merchandising sindical).
Infelices de nosotros, creímos que, en base a la proporcionalidad, con un billete de 10 euros nos tendrían que dar algo de vuelta.
Nada más lejos de la realidad.
Nos dijeron: somos ocho sindicatos, tocamos a 100 euros cada uno.
Vaya, vaya.
Por una vez, y sin que sirviese de precedente, nos trataron como iguales.
Que no se diga que nos discriminan siempre.
Así es la vida….