A ladrillazos contra los derechos
sindicales
El Muro de
Menéndez
A
raíz de las últimas elecciones sindicales se constituyó el comité de oficinas
como órgano de representación colectivo los trabajadores, con la participación
de la totalidad de los delegados electos en dicho proceso electoral.
Desde
un primer momento, la dirección pretende ignorar la existencia de este comité,
legalmente constituido y registrado en las instancias administrativas
pertinentes, por lo que no se ha dignado responder a las solicitudes, tanto de
la información que está obligada a entregar como de los medios materiales que
debe poner a disposición de dicho comité para el cumplimiento de sus labores.
Como
ejemplo, valga reseñar que ni siquiera ha accedido a habilitar una dirección de
correo interno para facilitar la comunicación con los trabajadores, ni tampoco
permite la difusión de comunicaciones del comité a través de Intranet.
Hasta
ahora el comité, formado por 21 personas, venía realizando sus reuniones en una
sala existente en el local que las secciones sindicales utilizan en Teatinos.
Dicha sala es el único lugar a
disposición de los sindicatos en el que físicamente pueden reunirse este número
de personas si pretenden, además de reunirse, respirar de vez en cuando.
A
principios de esta semana, la puerta que daba acceso a esta sala desde el local
de los sindicatos ha aparecido tapiada, sin que, hasta el momento, la dirección
haya comunicado los motivos de este súbito impulso enladrillador (¿será la
nostalgia de la época del pelotazo inmobiliario al que algunos y los amigos de
algunos y los políticos socios de algunos tanto deben o estarán dando uso a los
ladrillos que sobraron en La Talá y en Castiello?) ni haya comunicado la
existencia, en su caso, de un local alternativo para las reuniones del comité.
Dentro
de la desfachatez del asunto, tenemos que resconocer que, no sabemos si
intencionadamente o por falta de la información necesaria, no tapiaron esta puerta
con nosotros dentro, cosa que, con los tiempos que vivimos y hablando de
quienes hablamos, no descartamos, ya que el emparedamiento era una condena
habitual en la Edad Media que, seguramente, estos nuevos señores feudales de
traje, corbata y discurso seudofinanciero estarían de acuerdo en que fuera
aplicada a los plebeyos que osan discutir el poder absoluto del que, por la
gracia de dios y la desgracia de la casta política, gozan impunemente (de
momento).
Dentro
de la gravedad de la situación en la que vivimos, en pleno proceso de
privatización/liquidación de la caja, vendiendo a como dé lugar todo lo que
pueda ser vendido para mantener en sus sillones blindados a la alta dirección y
esperando los hachazos que, para financiar los privilegios de quienes todos
sabemos, se disponen a darnos a clientes y trabajadores (si los dejamos,
obviamente, ya que si resistimos, puede que no les resulte tan sencillo) este
suceso que señalamos no deja de ser una torpe provocación en la que no debemos
caer y una demostración del nivel de los personajes a los que nos enfrentamos.
Aparte de las denuncias pertinentes que
deban efectuarse, esto no debe distraernos de lo que, consideramos, debe ser
nuestra principal tarea como representantes de los trabajadores: denunciar el
expolio de nuestra caja, intentar que no queden impunes quienes lo están
cometiendo y sus cómplices y enfrentar los recortes y los despidos que están
preparando y, que de momento, no han podido llevar a cabo por varios factores
(uno de ellos fundamental: la movilización decidida de los trabajadores).
Por nuestra
parte, en ello estamos.
Seguiremos
informado.
08 de marzo de
2013