Evaluando a los evaluadores
Por
mucho que, con ese rancio lenguaje de manual de autoayuda pretendan disfrazarla de moderna herramienta
de crecimiento y desarrollo profesional, la Evaluación del Desempeño no deja de
ser parte de una política de personal arbitraria e injusta, basada en el
garrotazo y tentetieso, que es la única que, al parecer, está dispuesta a
desarrollar la dirección de Liberbank.
Cuando
no se tiene la mínima capacidad moral de liderazgo, cuando se ha llegado a las
cúpulas directivas en base a criterios que no tienen nada que ver con la
capacidad profesional, sino más bien con las conexiones con lo peor de la
política local, regional y nacional, cuando se ha pretendido cobrar el
desempleo siendo miembros de un consejo de administración, cuando se encabeza
el ranking de demandas por parte de los trabajadores y de los clientes, cuando
se aplican a la plantilla sucesivos ERES fraudulentos sin ningún tipo de
justificación con recortes salariales inéditos en el sector y con una duración
insólita, cuando los miembros del consejo de administración se autoadjudican escandalosas
dietas ( 2.500 euros por reunión para residentes en España y 5.000 para
residentes en el extranjero), hay que estar muy fuera de la realidad para
permitirse el lujo de seguir extorsionando a los trabajadores con este tipo de
estrategias y pretender, encima, que nos creamos las supuestas virtudes de este
sistema.
Muchos de nosotros llevamos trabajando
en esta entidad desde mucho antes de que quienes actualmente la dirigen
llegasen a ella. Conocimos una banca honesta que generaba confianza en los
clientes y hacía de este oficio algo de lo que sentirse, con sobrados motivos,
muy orgullosos. Con ese modelo de banca aprendimos a trabajar y fuimos
estableciendo una ética profesional y personal que entiende el compromiso con
el cliente y con la entidad como algo inseparable. Justo lo contrario de la
política seguida por la actual dirección, que parece dictada por la
competencia.
El
proceso de liquidación/privatización de nuestras cajas ha demostrado
sobradamente la falta de profesionalidad del equipo directivo, cuyos únicos
intereses consisten en blindarse en sus puestos para, además de seguir percibiendo
dietas y salarios difícilmente justificables por sus trayectorias, evitar el
necesario análisis de las decisiones que nos han llevado a la situación actual
y sus lógicas consecuencias.
Resulta
por tanto, muy necesario, ante esta nueva artimaña de presión sobre los
trabajadores, preguntarse el valor que puede tener un proceso de evaluación
dictado por quienes, según sus propias cifras, llevaron a la entidad a declarar
unas pérdidas de 1.800 millones de euros en 2012 (sin que todavía no haya dimitido
nadie), nos han sometido a dos ERES fraudulentos pendientes de sentencia del
Tribunal Supremo, acumulan decenas de fallos condenatorios derivados de
denuncias de trabajadores y clientes y han demostrado sobradamente su
incapacidad para desarrollar un modelo de gestión que apueste por recuperar la
confianza de nuestros clientes y por
rectificar los errores y las decisiones absolutamente equivocadas que nos han
llevado a la actual situación.
A
nuestro entender, es la labor del equipo directivo de Liberbank la que no
superaría ninguna evaluación mínimamente rigurosa. Por lo tanto, el proceso de
evaluación con el que pretenden seguir presionando y extorsionando a los
trabajadores no tiene ningún valor objetivo y no aporta nada en el terreno
profesional o personal.
Seguiremos
informando
11
de febrero de 2015