Carta de un excliente de Cajastur
publicada en la edición digital de La Nueva España
La
relación emocional de los bancos
Esta semana, después de
33 años cancelé todas mis cuentas con la Caja de Ahorros de Asturias. Ayudó su
lento servicio y escaso entusiasmo por mantener mi negocio con ellos, y también
el hecho de que sea el único de los tres bancos españoles y dos americanos que
uso (al trabajar actualmente en Estados Unidos) que tiene unas comisiones de 15
euros trimestrales simplemente por mantener una cuenta activa.
Estaría
dispuesto a pagar eso y más por un banco comprometido con mi tierra, que al fin
y al cabo por eso me llevaron mi padre y abuelo a ingresar mis primeros ahorros
en esa entidad. Pero a lo que no estoy dispuesto es a colaborar más con un
proyecto que ha dejado de ser uno colectivo de los asturianos para convertirse
en una empresa desnortada y sin razón de ser: sin la razón de ser de interés
público que tan bien cumplió durante tanto tiempo a través de su Obra Social y
Cultural, hoy difunta. Y sin interés comercial, al no ser competitiva con otras
entidades nacionales.
Frente a una misión
cimentadora de la asturianía a través de una atención especial a industrias y
proyectos autóctonos, complementada por investigación, museos, publicaciones,
becas y atención a mayores de la Obra Social, la Caja ha dejado de tener ningún
interés por nada de lo asturiano, desmantelando desde la colección de arte
hasta los centros de mayores. Hasta en su nombre parece ahora avergonzarse de
su asturianía, camuflándola con el estéril y anglificado Liberbank frente al Cajastur
(que nunca se atrevió a ser Caxastur) y domiciliándose en Madrid, junto al
Congreso de los Diputados.
Pero lo más grave es que
nada de esto es justificable por motivos comerciales. Este banco no es capaz de
mantener a clientes con relación emocional y geográfica que los clientes
estaban dispuestos a priorizar frente a ofertas de otros bancos. Ello conlleva
un natural incremento de la vinculación a través de relación con muchos
productos, que aumenta beneficio por cliente y minimiza volatilidad y riesgos.
Es obvio que ningún cambio de nombre ni una estrategia estrafalaria de renuncia
a sus raíces lo convertirá ni en un banco minorista de éxito en España ni en un
tiburón de Wall Street. En cambio, vemos el resultado que otro tipo de banca
pegada a las raíces está teniendo en comunidades inmediatamente vecinas. ABanca
sigue incrementando su apuesta por Galicia, y con ello su cuota en el mercado
en crédito, que es hoy de un 40%, mientras que la de Liberbank en Asturias ha
decrecido, estando hoy en un 22%. Algo similar se puede decir incluso del banco
de más éxito de España que, siendo privado, lleva el nombre y tiene su sede
jurídica en Santander y que, frente al expolio de la colección de arte de
nuestra Caja, acaba de inaugurar el Centro Botín de Renzo Piano en la bahía de
esa misma ciudad. Y, claro, ese compromiso es claro en los seis mil bancos de
Estados Unidos, muchos de ellos "community banks" destinados a servir
bien a un área pequeña y un tercio de los cuales tienen una sola oficina. Baste
decir que, con una similar ratio por población, a Asturias le corresponderían
veinte bancos independientes. El único banco asturiano que queda abandona a sus
clientes asturianos y los sustituye por una estrategia nacional/global
imposible.
Es trágico ver cómo una vez
más una entidad de y para los asturianos es desmantelada, a veces literalmente
como se puede ver en sus oficinas desangeladas y vacías. Pero lo más grave es
la falta de control sobre ello de las instituciones del Principado. Y es que
Liberbank tiene aún hoy por máximo accionista a la Fundación Cajastur, creada
de la conversion forzosa de la antigua Caja de Ahorros, y controlada por
instituciones históricas asturianas, principalmente la Xunta Xeneral y el
Ayuntamiento de Gijón. ¿Qué hacen para asegurarse de que Liberbank trabaja por
Asturias? Es imperdonable que no pongan coto a la gestión por parte de
administradores (asturianos de pura cepa) que después de más de veinte años en
la Caja pretenden convertirse en banqueros internacionales sin haberlo sido nunca
mientras juegan con el patrimonio de tantos asturianos: han reducido el valor
de su capitalización en mercado desde su salida a bolsa en un 35%. Y que, no
contentos con destruir su valor como entidad comercial, no dudan en cerrar todo
lo que era la esencia de la Caja, como la Obra Social y Cultural, mientras se
suben su sueldo hasta veinte veces más que la inflación en Asturias durante el último
año.
Desde luego, para nada
valdrá a los asturianos ser dueños de un tercio de Liberbank si no tiene un
proyecto credible, centrado en Asturias, que pase por tener propuestas de valor
razonables para sus clientes asturianos, apoye a la empresa asturiana y
contribuya a construir la identidad y cultura asturianas.
FIN
(Nota del autor: Tengo
las fuentes de los datos citados si les interesa)
28 de Agosto del 2017 - Carlos
Xabel Lastra Anadón (Cambridge, MA (Estados Unidos)
Por
parte de la CSI, manifestar, al igual que lo hacemos siempre que en diferentes
ámbitos se plantea el debate sobre qué hacer ante la intolerable gestión de lo
que fue Cajastur por parte de la alta dirección de Liberbank, de su Consejo de
Administración y de su Consejero Delegado, que la solución, a nuestro entender,
no pasa por la cancelación de cuentas (ya que no somos ni los trabajadores ni
los clientes los que sobramos) sino por la exigencia de que sean cesados estos
nefastos directivos, se investigue todo el oscuro proceso de privatización liquidación
de Cajastur y se deriven las responsabilidades a que haya lugar por el saqueo a
que fue sometida y se vuelva al modelo de banca honesta y comprometida que practicaba nuestra caja
antes de que los caballos de Troya de la privatización se hicieran con su
control merced a sus conexiones políticas y sindicales con lo peor de Asturias.
En
todo caso, a seguir en la pelea.
Por
la cuenta que nos trae a todos.
30
de agosto de 2017