La Nueva España, Edición de Oriente, 02-07-2017
La Talá como ejemplo
Con los recortes de nuestros salarios
estamos pagando la nefasta gestión de Manuel Menéndez y los pelotazos fallidos
de la corrupción política y financiera
La Talá constituye
un ejemplo claro de cómo funcionaba el esquema de la corrupción política y
financiera en la época de la burbuja inmobiliaria: el especulador compraba
terreno rústico a precio de terreno rústico, los políticos corruptos
recalificaban el terreno de la noche a la mañana para construir urbanizaciones
de más o menos postín, el amigo banquero de los políticos corruptos financiaba
la compra del terreno y el comienzo de la construcción y los pisos (o chalets)
se vendían como pan caliente generando plusvalías ingentes sin arriesgar ni un
solo euro propio (para eso estaban los amigos banqueros que ponían el dinero
ajeno) que se repartían entre todos los participantes en este tipo de pelotazos
tan habituales no hace mucho.
Si la operación
especulativa salía bien, a forrarse. Si salía mal, a cargarle el marrón a
otros. El viejo esquema de la rapiña: Privatizar las ganancias y socializar las
pérdidas.
Cuando la monstruosa
burbuja especulativa de la construcción estalló, los directivos de Cajastur
compraron La Talá a los promotores del fallido pelotazo por 47,56 millones de
euros, a pesar de la existencia de dos sentencias firmes del TJSA que impedían
la construcción en este suelo. En 2013, vendieron estos terrenos al Banco Malo
por 17,52 millones de euros, con una pérdida de 30 millones de euros, sin que
los responsables de todo este maloliente entramado hayan dado cuentas de los
motivos de esta operación que, no siendo en absoluto una excepción (¿cuántos
pelotazos fallidos se enterraron con la venta a la SAREB de los activos dudosos
por valor de miles de millones de euros?), es, por el contrario, un ejemplo de
la nefasta gestión de los directivos de Cajastur devenidos en banqueros de
medio pelo por obra y gracia de la privatización/liquidación de nuestra Caja.
En este
capitalismo de trileros, la riqueza no se crea ni se destruye, solamente cambia
de bolsillos, y alguien tiene que pagar la juerga de los pelotazos (los
fallidos y los que llegaron a buen puerto, que esa es otra). En el caso de
Cajastur/Liberbank los pagamos los trabajadores con los permanentes recortes a
los que estamos sometidos desde hace mucho, demasiado tiempo.
Un motivo más para no firmar recortes
salariales injustificados e injustificables a mayor gloria de quienes nos han
llevado a esta situación y para recordar que los mismos sindicalistas del régimen
que ahora los firman y todavía pretenden que les demos las gracias callaban
como ahogados o, peor aún, votaban a favor de todas y cada una de las decisiones
de Manuel Menéndez en los órganos de dirección de Cajastur, entre ellas la
compra de ese pufo de inenarrables dimensiones que era (y sigue siendo) CCM,
mientras nos miraban por encima del hombro a los sindicalistas asilvestrados de
la CSI que teníamos la osadía de denunciar el monumental saqueo al que
estábamos asistiendo en vivo y en directo.
Que no se nos olvide.
Por nuestra
parte, a seguir en la pelea.
Por la cuenta
que nos trae a todos
Seguiremos
informando.
3 de agosto de
2017