Desbordante
solidaridad de la sociedad asturiana con los ejecutivos de Liberbank en riesgo
de exclusión social
La
cuestación efectuada hoy por la mañana a iniciativa de los trabajadores de
Cajastur y en beneficio de Manuel Menéndez y otros ejecutivos privatizadores ha
demostrado, una vez más, que debajo de esa aparente indiferencia social acerca
de los sufrimientos ajenos, late un corazón colectivo que se conmueve profundamente
ante situaciones tan injustas como las que padecen estos santos varones y sus
familias.
Si
la noticia de que, según él, Manuel Menéndez sólo va a cobrar (en Liberbank,
que en lo demás está por ver) algo más de 500 euros al día ha generado una honda preocupación entre la
ciudadanía, la confirmación de que el ex director general de Cajastur, después
de trabajar (¿?) nueve años en la Caja se ha tenido que marchar con sólo
600.000 euros libres de impuestos de indemnización para volver como miembro del
Consejo de Administración cobrando unos míseros 2.500 euros por reunión, está
causando una imparable ola de indignación ante la injusticia cometida con este
santo varón de reconocido prestigio en su desconocida profesión.
Reflejo
de esta sensibilidad social ante la situación de estos personajes y sus
familias (sí, verdaderamente de sus familias la gente se acordaba bastante) ha
sido la participación de personas de todo tipo y condición social y económica
en la colecta, aprovechando además la presentación en sociedad del nuevo
billete emitido por la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre que suena insistentemente
para sustituir al euro: el Manolo (equivale a 500 euros o, en su defecto, al
salario efectivamente percibido cada día, festivos y vísperas incluidos, por aquelquetecuento,
por lo que su valor real puede ser muy superior al facial).
Decenas
de Manolos fueron depositados por trabajadores de Cajastur y anónimos
ciudadanos para contribuir a esta noble causa tanto en Escandalera como frente
a la sede del gobierno regional, adonde nos desplazamos para recoger el óbolo
del alegre y laborioso presidente del principado, Javier Fernández (PSOE), cuya
sensibilidad ante la situación de estos privatizadores carenciados es bien conocida.
Como
en la sede del Gobierno no parecía encontrarse el susodicho (o bien se
encontraba durmiendo la siesta matinal) nos desplazamos hasta La Guinda,
chiringuito del PSOE (otro más) en las fiestas de San Mateo, donde, según una
leyenda urbana muy extendida, el presidente del principado se aparece en carne
mortal en escogidas ocasiones para hacer como que trabaja en la barra, arremangándose
y todo.
Tampoco
tuvimos suerte en esta segunda ocasión, ya que aquello parecía cerrado por
traspaso, igual que el gobierno regional, pero no damos esa batalla (como
ninguna de las otras) por perdida.
Seguimos
en ello.