Mitin
del presidente de la CEOE en Gijón financiado por Liberbank
Ayer, en el Real Club de
Regatas de Gijón (el nombre ya lo dice todo), ante un público selecto,
entregado y encantado de haberse conocido, el actual presidente de la patronal,
Antonio Garamendi, pronunció una vez más el consabido y cansino discurso acerca
de las bondades del libre mercado, la excelencia de la reforma laboral y la
necesidad de abordar la reforma del sistema público de pensiones (se supone que
para acercar lo más posible la edad de jubilación a la fecha de fallecimiento).
Nada nuevo y nada que
merezca la pena ser recordado.
El mismo tipo de cháchara
neoliberal con la que daban lecciones morales sus antecesores en el cargo, alguno
de los cuales seguramente los seguirá repitiendo a sus compañeros de patio en
la prisión.
Esta conferencia, y el
ágape posterior en tan aristocrático establecimiento, fue financiado por
Liberbank, lo cual explica la presencia del consejero delegado de nuestra
entidad (1.200 euros de salario al día, incluidos domingos y fiestas de
guardar).
Es una pena que la prensa
no recoja ningún tipo de declaración por parte dicho consejero delegado.
Sería interesante que nos
hubiera ilustrado a los simples e ignorantes mortales acerca de la moralidad (o
más bien de la falta de ella) de una gestión de personal que se basa en el
garrotazo y tentetieso a los trabajadores y que combina sin ningún escrúpulo el
despilfarro que supone financiar actividades de autobombo como éstas con permanentes
y fraudulentos recortes salariales.
Los trabajadores de
Liberbank llevamos años de pérdidas de derechos y recortes salariales (en
Cajastur, desde 1.999) promovidos por el actual consejero delegado.
Como último ejemplo de
villanía en este sentido, hay que destacar el nuevo recorte de salarios a las
compañeras que limpian las oficinas.
Los 25.000 euros al año
que supondría este recorte a las limpiadoras sobre unos sueldos ya paupérrimos
de por sí, al igual que los sucesivos ERES fraudulentos que venimos padeciendo desde
hace años, son “imprescindibles para la viabilidad de la entidad” según la alta
dirección de Liberbank.
Desconocemos, por motivo
obvios, el coste de esta prescindible actividad de propaganda del saqueo
neoliberal (“al obrero y al gorrión, perdigón”) pero resulta como mínimo
inmoral que quienes nos aplican sus personales teorías acerca de las bondades
de la moderación salarial ajena mientras se autoadjudican sueldos escandalosos
se dediquen a financiar con nuestros recortes este tipo de saraos improductivos
e, incluso, insultantes.
En todo caso, no podemos
dejar de resaltar una parte del discurso del presidente de la CEOE que resulta
particularmente llamativa: “Los sindicatos
son fundamentales. Hay que agradecerles la paz social. España es un ejemplo y
tenemos que aprovechar esa fortaleza”
Traducido al román
paladino, lo que quiso decir el conferenciante fue: “Gracias a la colaboración de la burocracia sindical los ERES, los
despidos, los cierres de empresas y los recortes de derechos fueron y están
siendo mucho más fáciles y mucho más baratos”
En este asunto concreto,
es una pena que el consejero delegado de Liberbank no expusiese su experiencia
personal: desde la relación con Fernández Villa (ese personaje al que los que
antaño hacían cola para besarle ambas nalgas hoy se refieren como “ese sindicalista
corrupto del que usted me habla”) hasta la complicidad de CCOO y UGT en la
liquidación/privatización de Cajastur, pasando por el apoyo de la mayoría
sindical a los sucesivos ERES fraudulentos que nos han aplicado en el pasado y
por las descaradas maniobras de la dirección para favorecer al sindicato
amarillo STC en Asturias.
En todo caso, y como es
lógico, los sindicalistas de la CSI no nos damos por aludidos en esos
envenenados elogios de la patronal a los sindicatos.
Afortunadamente, no todos
los sindicatos somos iguales.
Por la cuenta que nos
trae a todos los trabajadores.
7 de marzo de 2020
P.D.: Protocolo ante el
acoso moral, Responsabilidad Social Corporativa, Agenda 2030….
Resulta bastante vomitiva
toda esta serie de supuestas buenas intenciones y de falsos discursos cara a la
galería por parte de una dirección que practica un modelo de gestión extremadamente
tóxico basado en la presión desaforada, la amenaza y la falta de respeto a nuestra
dignidad profesional y personal.
En este sentido, Liberbank
constituye una anomalía negativa en un sector que no se distingue precisamente
por la rectitud moral y la empatía de sus altos directivos.
Cuando el consejero
delegado se atreve a amenazar públicamente a los trabajadores por defender sus
derechos en los tribunales, como ocurrió en la última videoconferencia, es
fácil deducir que se ha perdido cualquier conexión con la vida real y cualquier
atisbo de legitimidad para dirigir esta empresa, por mucho que se cuente con el
apoyo nada desinteresado de los fondos buitres y de los especuladores.
Más motivos para seguir
en la pelea por los derechos de todos.